Compartimos la columna de Nicolás Muller, country manager de Capitaria en Uruguay, en referencia a la “Industria Fintech en Latinoamérica y el camino a seguir para Uruguay”.

Para muchas personas fue bastante llamativo que durante la pandemia por Covid- 19, los principales índices bursátiles del mundo no dejarán de subir. Muestra de ello es el alza que tuvo el S&P 500 (índice de EE. UU. que agrupa las principales 500 empresas que operan en la bolsa de valores de dicho país), el que entre el 22 de marzo de 2020 y el 4 de enero de 2022 subió cerca de un 109%, algo que para la industria fue bastante sorpresivo.

Detrás de esta alza, muchas de las compañías que la impulsaron pertenecen a la industria tecnológica, mismo sector que logró avances antes impensados a nivel mundial y que significaron un cambio radical en la forma de trabajar, dándonos la posibilidad de conectarnos desde cualquier parte del mundo a una reunión y sentirnos más cerca de nuestras familias, a pesar de las distancias impuestas por la pandemia.

En materia de entretenimiento, resaltó el auge de servicios de streaming como Netflix, Disney+, HBO Max, Apple TV. En comunicación, el uso de Zoom, Teams de Microsoft o Meet de Google; también los gimnasios en línea; los servicios de telemedicina, entre tantos otros sectores que empujaron la renta variable en plena pandemia, algo impensado en años previos.

Otro sector que se fortaleció fue la industria financiera, donde aparecieron nuevas plataformas online o digitales que nos permitieron estar en contacto con bancos, instituciones financieras, sistemas de pagos al extranjero o transferencias de forma más ágil e, incluso, a costos más bajos. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo BID), estas plataformas en Latinoamérica y el Caribe crecieron desde 2018 cerca de un 112%, donde la mayor concentración de esta alza se registró en Brasil (31%) y México (21%). El mismo estudio señala que en en esta región, el crecimiento de las plataformas entre los años 2020 y 2021 ha sido de un 35%.

Hoy no es raro ver el alto uso de plataformas digitales y cómo los usuarios no solo miran sus estados de cuenta bancarias de manera virtual, sino que analizan sus portafolios de inversión, hacen transferencias internacionales, piden créditos, mantienen billeteras digitales o efectúan pagos en línea. Otros incluso compran y venden activos financieros, abriéndose al mundo del trading (sector que representa el 6% de estas empresas junto a gestión patrimonial y el mercado de capitales, de acuerdo al mismo informe del BID).

Dentro de los sectores que tienen más representación están los que tienen relación con pagos y remesas, que representan el 25% de las compañías.

La industria financiera y la tecnología se fusionaron, dando mayor accesibilidad, mejorando la transparencia, disminuyendo los costos y entregando agilidad a los procesos, permitiéndole a las personas acceder y utilizar nuevos productos. Es probable que a futuro veamos más plataformas y una mayor competencia en el sector, que a su vez enfrenta grandes desafíos como escalabilidad, financiamiento, regulación y retención de talento, entre otros.

Vemos con buenos ojos algunos proyectos de ley y regulaciones en la región que están fijando las pautas para el desarrollo del ecosistema. El proyecto de ley Fintech que avanza en Chile es un muy buen ejemplo. Entre varios de sus aspectos incluye temáticas de inclusión financiera y, por sobre todas las cosas, la protección de los usuarios.

Es importante que los gobiernos consideren o tengan como ejemplo a la hora de definir las regulaciones, la experiencia de las empresas que tienen trayectoria, reconocimiento y que cuentan con políticas de compliance y onboarding estrictas. Muchas de ellas, además, entregan educación y servicio al cliente de manera personalizada e inmediata, generando una buena experiencia con el cliente final.

En Uruguay un buen ejemplo de una empresa Fintech de éxito es dLocal, compañía que se especializa en ofrecer pagos en línea y que se convirtió el año pasado en el primer unicornio uruguayo en cotizar en la bolsa de Estados Unidos. Así como dLocal se convirtió en todo un caso de éxito, hay otras startups que podrían seguir el mismo camino y otras en desarrollo que también se posicionan como alternativas válidas de negocio, pero que necesariamente necesitan mayor certidumbre en cuanto a temas regulatorios, ciberseguridad. Esto es clave para que puedan transmitir mayor confianza hacia los consumidores y se pueda generar un ecosistema más propicio para el desarrollo de la industria.

En conclusión, estas nuevas plataformas y todas las que actualmente están desarrollándose y/o creándose llegaron para quedarse. Por ello es importante que los países generen los espacios y cuenten con una regulación pertinente, para así dar tranquilidad a los usuarios y a las compañías de la industria.

La innovación y la tecnología tienen grandes virtudes para las personas, mejoran la accesibilidad y disminuyen la brecha de inclusión financiera, que aún es grande en Uruguay, así como en varios países de Latinoamérica. No dejemos que estos avances queden estancados por la falta de políticas cerrándole la puerta a nuevas innovaciones tecnológicas.