Los rápidos avances en materia de tecnología han cambiado de forma drástica la vida cotidiana de las personas y han influido notablemente en la nueva configuración de muchos servicios y trabajos. Uno de los sectores donde las cosas han cambiado a mejor es en el de la geografía y la cartografía, donde la tecnología nos permite manipular y analizar mapas con rapidez, remarcando diferentes características y aplicando diferentes escalas.
Datos satelitales en la geografía y sus ventajas
Las imágenes satelitales pueden ser muy útiles para la geografía a todos los niveles, desde la enseñanza básica hasta exigentes proyectos de cartografía. Esto se debe a varios factores, entre los que destaca el uso de sensores multiespectrales e hiperespectrales. A diferencia de las imágenes estándar codificadas con colores RGB, estos sensores captan información que no es visible al ojo humano o que no está en condiciones de poder ser visto (por ejemplo, el fondo de un lago).
Otro aspecto positivo radica en el extenso archivo histórico disponible. Aunque las imágenes satelitales en tiempo real permiten conocer el estado actual de una región o de determinados objetos, algunos cambios sólo son perceptibles a largo plazo. La comparativa de imágenes de diferentes fechas permite identificar visualmente cambios geológicos o del uso de la tierra. Para los casos más sutiles, es posible aplicar agrupación de datos a una imagen satelital en vivo y a una imagen de archivo y comparar los valores obtenidos en los píxeles.
Los satélites también destacan en la geografía por su estabilidad, tanto en el tiempo de revisita como en las condiciones a la hora de tomar las imágenes. Cada satélite tiene un tiempo de revisita en función de su órbita (salvo los geoestacionarios) y muchos de ellos son capaces de tomar imágenes cada día, algo mucho más efectivo que desplazarse a determinadas zonas de acceso remoto a obtener datos sobre el terreno. A la hora de tomar imágenes, la luminosidad, el ángulo del Sol o la hora son estables, por lo que no es necesario filtrar o realizar ajustes en las imágenes para obtener homogeneidad en los datos.
Por último, los datos satelitales están contenidos en formato digital, por lo que el envío de datos a otra persona en cualquier parte del mundo no difiere de enviar un correo electrónico o un mensaje por Internet.
Aplicaciones de los datos satelitales en materia de geografía
Los usos de los datos satelitales en geografía son diversos, aunque la cartografía de precisión es el más habitual. Para crear mapas actuales y de alta resolución, los expertos combinan datos de geolocalización con las imágenes más nítidas para mejorar la navegación de empresas de transporte, civiles, etc. La planificación urbana también se apoya fuertemente en los datos satelitales y los SIG. Esto se debe a que permiten analizar el crecimiento demográfico, planificar un crecimiento sostenible o maximizar la eficiencia de las redes de transporte, entre otras opciones.
Otro uso muy habitual que se basa en datos satelitales es la clasificación de la cubierta terrestre. La teledetección es una herramienta crucial en esta clasificación pues permite distinguir diferentes tipos, como bosques, campos agrícolas, masas de agua o zonas urbanas. Cada tipo de cubierta terrestre tiene una firma espectral única que permite distinguirla del resto, de ahí que las imágenes satelitales sean la base sobre la que se aplican algoritmos avanzados o bibliotecas espectrales.
Conocer la distribución de diversos recursos mediante la clasificación de la cubierta terrestre es el primer paso para la gestión de los recursos naturales. A partir de este análisis, los expertos pueden desarrollar estrategias de conservación, optimizar la asignación de recursos y atenuar las consecuencias medioambientales. Por ejemplo, un modelo avanzado podría predecir el impacto del cambio climático en el ecosistema forestal, mientras que otro analizaría las consecuencias de distintas prácticas de riego de las tierras agrícolas de una región. En esta misma línea va la monitorización y conservación del medioambiente con datos satelitales, de modo que se pueda supervisar los hábitats de la fauna salvaje y evaluar la biodiversidad.
Por último, los datos satelitales también se usan en la mitigación y gestión de catástrofes naturales. Sirva como ejemplo el siguiente caso.
La vida tras la destrucción de la presa de Kajovka
El 6 de junio de 2023, las fuerzas de ocupación rusas volaron la central hidroeléctrica de Kajovka, en el sur de Ucrania. La presa, construida en los años 50 del siglo pasado durante la Unión Soviética, albergaba el mayor embalse de agua del país. El agua rápidamente comenzó a fluir río abajo, arrasando con lo que encontraba a su paso, y afectando a numerosas poblaciones, parques naturales y zonas de cultivo. Este es uno de los mayores desastres medioambientales más catastróficos de Ucrania y del continente europeo.
Un vistazo desde el espacio permite comparar la situación del embalse antes y después, en el que se estima que la reducción de la superficie anteriormente cubierta por agua es de más de 1.000 kilómetros cuadrados, con una grave degradación de los sistemas costeros y grandes cambios en el equilibrio hidrológico de la región. El análisis mediante los índices NDVI y NDMI indicó un deterioro sustancial de la cubierta vegetal y el abastecimiento de agua a las regiones río abajo.
Sin embargo, es posible encontrar algo positivo incluso en un desastre de este calibre. La Gran Pradera, refugio de los cosacos de Zaporiyia, que quedó inundada con la construcción de la presa, vuelve a estar en el punto de mira tras descubrirse la rápida aparición de nuevos ecosistemas y un aumento considerable de la biodiversidad. Actualmente las discusiones no hablan de cuándo reconstruir la presa, sino si realmente se debería hacer ahora que la naturaleza retoma lo que anteriormente era suyo.
Pese a que la zona no está sujeta a intensos combates, el riesgo al visitar la zona es muy elevado, por lo que apenas hay investigaciones o muestreos sobre el terreno. Esto pone de relieve el valor de los datos satelitales, que pueden aportar información relevante sin estar físicamente presentes en la zona.
