En Uruguay, el consumo de yerba mate es muy alto, con un promedio de alrededor de 10 kilos por persona al año, lo que convierte al país en uno de los principales consumidores per cápita a nivel mundial, según el Ministerio de Turismo.
El mate no es solo una bebida: es un símbolo que condensa historia, identidad y cultura en Uruguay. Desde sus raíces prehispánicas hasta su lugar en las oficinas, plazas y playas del siglo XXI, esta infusión ha acompañado a generaciones y se ha convertido en un ritual social que traspasa fronteras.
Orígenes: herencia guaraní
La historia del mate comienza mucho antes de la llegada de los españoles. Los pueblos guaraníes, asentados en lo que hoy es Paraguay, el litoral argentino, el sur de Brasil y el norte de Uruguay, utilizaban las hojas de Ilex paraguariensis (yerba mate) para preparar una bebida energizante y medicinal.
Consumían la infusión en cuencos naturales y bombillas rudimentarias, otorgándole un sentido espiritual y comunitario. Compartir el mate era un acto de hospitalidad y de unión.
El aporte colonial
Con la colonización, los españoles adoptaron la costumbre y la expandieron. Introdujeron el uso de recipientes de calabaza (calabacines) y perfeccionaron las bombillas con metales como la plata y el acero. Desde el siglo XVII, el mate comenzó a circular como producto comercial en la región del Río de la Plata.
Su consumo se extendió a todos los estratos sociales, convirtiéndose en una bebida cotidiana para gauchos, soldados, comerciantes y familias.
El mate y la identidad gaucha
En el siglo XIX, el mate se consolidó como un elemento inseparable de la vida en la campaña. Los gauchos, hombres libres y nómadas del campo, lo llevaban siempre consigo. Alrededor del fogón, el mate se transformaba en compañía en las largas jornadas, en símbolo de camaradería y en elemento central del paisaje cultural rioplatense.
Este vínculo forjó la imagen del mate como símbolo de trabajo, resistencia y vida rural, que todavía hoy inspira parte del imaginario nacional.
Del campo a la ciudad
Con el crecimiento urbano del siglo XX, el mate dejó de ser exclusivo del ámbito rural y pasó a formar parte del día a día en ciudades como Montevideo. Las fábricas de yerba mate, el diseño de termos y materas más prácticos, y la aparición de bombillas de acero inoxidable ayudaron a que su consumo se adaptara a la vida urbana.
Hoy, se lo ve en plazas, oficinas, universidades y playas, demostrando que es un ritual versátil y transversal.
El ritual de cebar
Más allá de la bebida en sí, el mate es un ritual cargado de normas no escritas:
- El cebador (quien prepara el mate) es quien decide cuándo y a quién pasar la calabaza.
- No se “agradece” después de cada mate: hacerlo significa que uno no quiere más.
- Se toma entero antes de devolverlo, sin revolver la bombilla.
Estas reglas, transmitidas de generación en generación, refuerzan la idea de compartir y respetar.
El mate como ícono nacional y global
Uruguay es el país con mayor consumo de yerba mate per cápita del mundo: se estima que cada uruguayo bebe unos 8 kilos de yerba por año. La infusión ha trascendido fronteras y acompaña a la diáspora uruguaya en ciudades de Europa, Estados Unidos y Oceanía.
Además, el mate se ha integrado a corrientes de bienestar y vida saludable, destacando sus propiedades antioxidantes y energizantes.
Incluso ha ingresado en el mercado gourmet, con yerbas orgánicas, blends saborizados y accesorios de diseño.
¿Producción nacional?
En el año 2021, el entonces diputado César Vega del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) presentó un proyecto de ley por el cual se promueve la producción nacional de yerba mate
La iniciativa pasó a su estudio a la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Cámara de Representantes.
En el fundamento, Vega sostiene que “el mate es uno de los elementos más antiguos de la cultura uruguaya y su importancia en el país es sumamente relevante. Fuertemente arraigado en las costumbres de nuestro pueblo, constituye un rasgo de nuestra identidad y está presente en el corazón de los uruguayos. Desde los inicios fue adoptado por el gaucho y luego supo estar presente en los campamentos artiguitas. Símbolo de nuestra tradición y expresión de nuestras costumbres, el mate actúa como unificador social ya que lo consumen integrantes de todas las clases sociales”.
“Uruguay es el principal consumidor de yerba mate per cápita en el mundo. Según un informe de la consultora Id Retail en 2019, el volumen total de yerba mate que se consume en el país es de 2,9 millones de kilos al mes, lo que totaliza 34,8 millones de kilos anuales. Esto significa que los uruguayos consumimos alrededor de 10 kilos de yerba mate per cápita en el año”, expresó Vega.
Según el legislador del PERI “este consumo, salvo una pequeña parte de producción que se realiza de forma artesanal, proviene de importaciones principalmente de Brasil. De esta forma, Uruguay no solo es uno de los principales consumidores de yerba mate a nivel mundial, sino también uno de los principales importadores pese a que su producción en el territorio nacional es posible, ya que el árbol de la yerba mate, el ‘Illex Paraguayensis’, crece silvestre en distintas partes del territorio”.
El parlamentario del PERI “teniendo en cuenta que la estimación de la producción obtenida es de unos 10000 Kg. por hectárea, se podría cubrir la totalidad de la demanda interna si se cultiva yerba mate en una superficie aproximada de 4000 hectáreas”.
Y vos: ¿qué yerba preferís a la hora de tomar mate?
