De los peludos de Sendic a una triste realidad social.
Una delegación de representantes de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, UTAA, denunció en el Parlamento situaciones irregulares en el relacionamiento laboral, y una peculiar situación: “vemos camionetas cargadas de compañeros trabajando por pasta base”.
El tema estuvo planteado el pasado jueves 8 de mayo en la
Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social del Senado en donde asistió una delegación de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), conformada por Juan SANTANA y Nicolás BARROS.
A los efectos de conocer en profundidad la denuncia de las condiciones laborales, compartimos buena parte del testimonio en el grupo parlamentario.
BARROS. Mi nombre es Nicolás Barros y soy secretario general de la UTAA.
Hace dos años, en una zafra anterior, tuvimos una reivindicación en nuestro sindicato. Teníamos un sindicato amarillo que no estaba siendo representativo de los trabajadores; nosotros les pedíamos hacer asambleas, pero no nos las daban. Así, se formó una pelota que siguió girando y entre elecciones y elecciones se pudo tomar nuestro sindicato. Fue a partir de ese momento que nos empezaos a encontrar con un montón de cosas.
¿Por qué hubo esa movida? Veíamos que, como trabajadores, estábamos pasándola mal. En aquel momento hubo una zafra récord, que duró más de siete meses, con cañas todas enredadas. Nosotros pensamos que debería existir algo que remunerara esa situación.
A partir de ese momento nos empezamos a involucrar más y a entender lo que era el proyecto. El proyecto contaba con 10.000 hectáreas de caña de azúcar y hoy tiene 7.000 hectáreas; habla de 40 hectáreas por familia y hay productores que tienen más de 400 hectáreas. En 10.000 hectáreas se sacaban 50.000 toneladas de azúcar; hoy no se llega a las 7.000 hectáreas y se sacan 58.000 toneladas. Entonces, estamos ante un promedio de productores de 8.500 kilos de azúcar por hectárea, cuando el proyecto pide 6.200. Resulta que cuando vienen a Montevideo a negociar el precio del azúcar siempre se acuerdan de los 1.200, 1.300 o 1.400 trabajadores, pero, cuando nosotros, como trabajadores, les fuimos a pedir $ 50 más por tonelada, nos mendigaron.
Sin embargo, en la zafra de 2023 hubo un productor que empezó a pagar $ 100 más por tonelada, es decir que llegó a los $ 600; en aquel entonces estaba a $ 500. Entonces, nuestra reivindicación en la zafra pasada fue llegar a los $ 600 por tonelada, porque no queríamos ganar menos de lo que ya nos estaban pagando. No sucedió; se juntó la patronal con el Gobierno y nos laudaron el convenio.
El lunes pasado firmamos un convenio bipartito con la asociación de plantadores. Prácticamente lo firmamos obligados, porque entendíamos que los trabajadores no pueden se rehenes de filosofías y otras cosas; el trabajador necesita trabajar.
El otro sindicato había firmado por $ 600 la tonelada, y nosotros estábamos en
$ 575, eran $ 25 más. También se pudieron regular algunas cosas como, por ejemplo, ajustar por el índice medio de salarios –no vamos más por el IPC–, pero que también quede el IPC, por si llega a superar. También se consiguió un 0,5 más por hora para el trabajador a partir de julio; se firmó por encima del laudo.
Lo que yo quiero que ustedes entiendan es que, desde 2019, ellos se quedaron con todo el porcentaje que tenían para mejorar el sueldo de los trabajadores. Los felicito, cuidan su negocio, pero ALUR debería realizar un control, porque estamos hablando de un proyecto subsidiado; no estamos hablando de una patronal que invierte su capital para sacar su producción. Cuando ellos van a dar vuelta un pedazo de tierra, ALUR les da el gasoil y demás; les banca todo. Sin embargo, nosotros, como siempre, somos los infelices; no hay otra palabra. El compañero que está aquí conmigo está radicado en un asentamiento; hay compañeros que tienen familias pasando dificultades y compañeros descaderados, porque estas nuevas variedades larguísimas dificultan el trabajo.
Desde 2023 se empezó a implementar la mecanización para la sacada de la caña de azúcar con un tractorcito; llevan las púas y la sacan. Eso significa un 35 % de nuestro salario. Nosotros no estamos en contra de la mecanización, sino que queremos –fue una de las cosas que pusimos en este nuevo convenio– una comisión tripartita integrada por la UTAA, la Asociación de Plantadores y ALUR para estudiar en qué momentos o en qué condiciones utilizarla. Por ejemplo, si hubiese una compañera o personas de edad, que se formen unos grupos y que se les facilite el trabajo a esos compañeros, pero no que se nos saque fuentes laborales y, encima, que ese 35 % se lo queden los patrones, que ya tienen su margen de ganancia. Eso es lo que nosotros no queremos.
Por otro lado, en estos últimos años, lo que se ve de explotación para aquellos lados es impresionante. Vemos camionetas cargadas de compañeros trabajando por pasta base. Las camionetas pasan de noche por las bocas, los levantan y los llevan a cortar caña.
Otra cosa que quiero denunciar es que los coordinadores de los grupos centralizados, puestos por ALUR, son cómplices de eso. Hace unos días me llegó una denuncia de un gurí de 17 años al que el abuelo –dueño de un grupo tercerizado de ALUR– lo explotaba desde los 12. En todo ese período le compró una bicicleta y una chumbera. El tipo es grapero. Imagínense que, si un gringo ya le enseña a explotar, ese gurí, cuando sea mayor, va a seguir explotando a los demás: es la cuna que tiene.
Todas esas cosas son las que queremos denunciar.
Condiciones pésimas
Nosotros queremos ser parte del proyecto sucro-alcoholero, pero no vemos que ese proyecto sea una solución para el trabajador. Las condiciones de trabajo son pésimas. Ahora, este nuevo ministerio hizo mucho más que los otros en cinco años. Por ejemplo, hoy jueves, a las 10:00 de la mañana, tuvimos una capacitación en la intendencia.
Además, a nosotros, por reglamento, nos tendrían que dar el agua. Siempre hubo un tacho de agua por si un compañero se corta o si tenemos sed, pero hasta el agua nos negaron estos últimos meses; nadie hacía nada por los trabajadores.
SEÑOR SANTANA. Yo, por lo menos, vi iniciar el proyecto sucro-alcoholero, cuando CALNU se traspasó para ALUR. En ese tiempo nosotros también planteamos el tema de la tierra para los trabajadores rurales. Hubo acceso a la tierra para los trabajadores rurales en Bella Unión, pero hoy quedan muy pocos compañeros trabajando en la tierra, porque les dieron las tierras, pero no las condiciones.
En un principio ALUR tomaba control en el asunto. Como decíamos, hoy hay una gran explotación en los grupos centralizados, pero tenía el control de los trabajadores. Creíamos que, si un compañero coordinaba en un grupo centralizado, esos trabajadores no iban a tener problemas en sus condiciones de trabajo. Esa era la idea del sindicato: tener coordinadores para que se garantizaran los derechos de los trabajadores. Hoy eso ya no es así, hay compañeros que son capataces y no coordinadores.
Como bien decía mi compañero, hace cinco años que las condiciones de trabajo son muy difíciles; no hay control de nada, están los agrotóxicos. A esto tenemos que agregarle que viene gente de otro país, concretamente brasileros, para cortar caña, y muchas veces están en peores condiciones, porque la patronal no tiene condiciones de trabajo.
Nosotros trabajamos en conjunto con la UNATRA sobre el decreto n.°321. Si bien saben que hay un decreto, no lo cumplen y las condiciones son difíciles. Como siempre dijimos, nosotros queremos tener un proyecto, pero que sea un proyecto social para toda la gente de Bella Unión, para toda su sociedad.
Creemos que es más que importante el hecho de que ustedes nos hayan recibido hoy acá para que puedan conocer de cerca la situación que estamos viviendo.
SENADOR ÓSCAR ANDRADE (FA). Tengo dos preguntas para hacer, pero les pido que sean lo más breves posibles, porque tenemos varias delegaciones para recibir. Además, en un rato va a venir al ministro y queremos aprovechar la oportunidad para intercambiar con él sobre estos planteos.
En primer lugar, quiero saber por cuánto tiempo está firmado el convenio colectivo al que arribaron ahora.
En segundo término, el sector tuvo –al igual que el sector citrícola desde el año 2015– un seguro de paro especial, aunque no sé si está vigente ahora. En este sentido, quiero saber cuáles han sido los programas en los tiempos en los que no hay seguro de paro. Como conversábamos con los trabajadores del citrus, un déficit que tiene esa política es que no hemos inundado de formación profesional el tiempo del seguro de paro. Si se tiene determinada contención de política pública, sería bueno aprovecharla para que los propios trabajadores que participan del seguro de paro salgan con mayor capacitación, es decir, se formen como sanitarios, electricistas, soldadores o maquinistas; el complemento es mayor.
En definitiva, quiero consultar si hoy está vigente ese seguro de paro especial y cuánto pudieron avanzar en materia de formación profesional.
Por otra parte, si no escuché mal, ustedes están planteando la posibilidad de un ámbito tripartito que revise los márgenes del proyecto sucro-alcoholero, es decir que, por fuera de la lógica de negociación colectiva, que se dé una discusión más integral de la política, los subsidios. Mi pregunta –pidiendo una respuesta breve– es si esto es así, a los efectos de pensar más a mediano plazo.
PRESIDENTE GUSTAVO GONZÁLEZ (FA). Cuando estuve allá con ustedes, varios veteranos cañeros me planteaban el problema de las jubilaciones miserables que tienen porque durante años fueron zafreros. Quisiera saber si eso sigue estando como un planteo, para en el futuro poder discutir la posibilidad de una compensación.
SANTANA. Nosotros firmamos solamente las pautas salariales. El Ministerio de Trabajo va a ir a Bella Unión a firmar el convenio y así hacerlo legal. Nosotros firmamos el convenio como UNATRA por dos años, pero hasta el momento ALUR no nos está recibiendo como sindicato.
En cuanto a los seguros por desempleo, hay un seguro especial que se da por cuatro meses, pero es según lo que corte el cortador. Por ejemplo, yo hago $ 300.000 en la zafra y es eso lo que se divide. Hay compañeros que cortan más, otros que cortan menos y otros bastante. Eso es muy relativo. Muchas veces esos seguros especiales no llegan a $ 11.000, a $ 9000. Además, en casos como el mío, que ya tengo más de cincuenta años, el seguro es por un año. Como se prorratea, entonces es menos lo que se cobra. Estaría bueno ver esa situación.
Con relación a lo que planteaba el compañero, que hace años venimos cortando caña, como sindicato y como UNATRA, tenemos un planteo. Nosotros planteamos que, cada tres zafas que realice un cortador, se les compute un año, para así poder jubilarse. Muchas veces estos compañeros que hoy se están jubilando no encuentran sus aportes en el BPS y tienen que buscar testigos, pero en varias ocasiones esos compañeros con los que trabajaban ya fallecieron. Es muy difícil que el compañero llegue a encontrar una jubilación que le permita sostenerse.
Y con la ley actual, que establece que los compañeros pueden seguir trabajando después de jubilarse, da lástima ver a los jubilados cortando cañas. Eso es lo que está pasando en Bella Unión.
BARROS. A mí me parece muy importante lo que se mencionó sobre la capacitación.
Allá hay otra cosa que se usa mucho. Después del período de corte de caña –durante la zafra– está el período de riego de caña de azúcar. Entonces, los patrones contratan a las mismas personas. Es como una familia; uno no rompe esa pelota. Entonces, el compañero cobra el seguro y también trabaja. El problema es que los gurises nuevos no tienen esa posibilidad de entrar a trabajar. Si se los manda a cortar caña pero no tienen el apoyo de un padre o de alguien que ya sepa cortar, van a rebotar, porque «cortar caña no es hazaña», como dice la canción. Tiene que tener a alguien que lo guíe. Pero ese compañero, ese gurí más joven sí puede entrar a regar, a abonar, que son trabajos más leves. De esta forma el gurí va aprendiendo el trabajo. ¿Qué pasa? Los viejos ocupan todo ese trabajo. Es injusto porque hay compañeros que no tienen seguro porque no llegan a los jornales. Otra cosa importante a señalar es que existe persecución sindical; hay muchos compañeros dentro del sind icato que van a cortar caña recién en el mes de agosto, cuando la cosa aprieta, y, entonces, no tienen la posibilidad de entrar en esa fuente laboral.
Quería hacer hincapié en que, por ejemplo, sería muy importante que existiera un curso de motosierrista, un curso de albañil, para poder progresar en aquella zona, porque lo que falta es capacitación.
Con relación al seguro especial, hace dos o tres años que viene saliendo, pero habría que modificarle un montón de cosas. El problema que tenemos es la jubilación. Hay compañeros que tienen 50 años y tienen un par de meses aportados. Nosotros creemos que es importante ver eso. Juan se equivocó; sería una zafra, un año. Por ejemplo, yo que soy más joven tengo la oportunidad ahora con el seguro especial de trabajar seis meses y de tener los aportes. Cuando no consigo la changa, yo tengo los aportes, pero los más viejos, como él, se van a encontrar que van llegar a los sesenta años y capaz que no van a tener los treinta años para la jubilación. Sería interesante hincarle el diente a eso para ver de qué manera se puede solucionar. No estoy pidiendo para mí sino para los compañeros que están teniendo esa dificultad, por lo que pedimos que por una zafra se les compute un año. Habría que poner un límite o que partir del seguro especial para abajo que sea sí. Con respecto a la comisión tripartita nos parece muy importante que ALUR sea partícipe y podamos revertir nuestro convenio. Nosotros pensamos que la tonelada no tendría que estar a $ 600 sino a $ 750.
PRESIDENTE GONZÁLEZ. Nosotros les agradecemos muchísimo su presencia; sabemos el sacrificio que hicieron para llegar desde Artigas. Vamos a hacerles llegar una devolución luego de que la comisión vea los pasos a seguir. Nos vemos.
