Por Marcelo Márquez (Periodista). mmarquez@misionweb.com

(Montevideo, 21 de enero de 2007. ¡Urgente!). La noticia corrió como reguero de pólvora. ¿De pólvora? Bueno, en el siglo XXI y por las latitudes del Río de la Plata, deberíamos decir, como reguero forestal.

Pero lo trascendente es la decisión del gobierno argentino encabezado por Néstor Kirchner, confirmada ayer al corresponsal de Sociedad Uruguaya en la vecina orilla, Troncoso Amarillo Robles: Argentina apelará ante la Vía Láctea por el diferendo (incomprensible) con Uruguay por la instalación de la planta de celulosa en Fray Bentos, en el rionegrense uruguayo.

Y las medidas de protesta fueron en escalada. Primero elevaron la voz, luego expresaron diplomáticamente sus divergencias en el seno de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).

No conformes con eso, un grupo de ecologistas, influenciados por algunos que vieron la oportunidad de tener unos minutos de gloria en los medios de comunicación, y otros privilegios comenzaron un movimiento de protesta civilizada, primero, y piquetero después, con el corte de rutas que desde los tiempos de la colonia, más allá de las diferencias históricas, han hermanado a estos dos pueblos.

También apareció en escena un oscuro personaje: el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, acérrimo defensor de las plantas de celulosa años atrás, y hoy férreo opositor, apetencias electorales y frustraciones económicas, de por medio…

Y en defensa de la ecología también apareció la siempre bien financiada Greenspace, más interesada a veces del rescate por la eventual extinción del “camaleón galápago de la Costa de Marfil” que de las legítimas aspiraciones de un pueblo y de un gobierno a instrumentar políticas de trabajo.

Y si faltaba algo más para este condimento, qué decir de la aparición en escena, como si fuera en un teatro porteño, aunque entrerriana ella, de la Reina del Carnaval, Evangelina Carrozo, que “en defensa de la naturaleza”, posó con sus dotes naturales ante la mirada de varios mandatarios latinoamericanos.

Luego subieron la apuesta y llevaron el tema a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Y hablaron de contaminación ambiental, visual, y sólo les falta hablar de contaminación vecinal o “ántrax”…

Pero ya adelantaron que si la Corte de La Haya el fallo le es esquivo (una vez más), recuerden que ya perdieron por varios cuerpos en otros pronunciamiento, recurrirán al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Pero hoy estamos en condiciones de adelantar, que si también resultan sin apoyo en dicha instancia, el nuevo reclamo será ante la Vía Láctea