En esta ocasión compartimos el artículo titulado “La injusticia de una patente única” de parte del legislador colorado Alberto Scavarelli.

La guerra de patentes es una guerra entre administraciones con mero afán de recaudación. Como siempre no se considera el derecho del contribuyente, que debiera ser su principal responsabilidad salvaguardar y respetar.

Nuevamente en este gélido mes de julio, se propone el cobro de una patente única a los automotores en todo el país.

Volvemos a reflexionar hoy con ustedes sobre que significa esto en realidad, visto desde la perspectiva de los hechos, la naturaleza, el fundamento y la razón de ser de este tributo.

En definitiva se está nuevamente procurando que una misma marca y modelo de automóvil o cualquier automotor comprendido, (automóviles, camionetas, camiones, motos, etc.) de aprobarse este injusto criterio unificador, habrá de pagar esta contribución especial al gobierno municipal donde este empadronado, por una suma idéntica a la que pagará otro vehículo igual en cualquier otra parte del país.

Dicho de otro modo, un mismo automóvil habrá de pagar lo mismo si empadrona en un pequeño pueblo del interior donde vive su propietario, que otro de idéntica tasación marca y modelo en los mucho más desarrollados “vialmente hablando departamentos como por ejemplo Maldonado o Montevideo, por nombrar solo algunos.

Esto en nuestra opinión, se trata de una absoluta INJUSTICIA.

Pero es bueno preguntarse también que es la patente de rodados, ya que la razón de ser del pago no esta pensada como un impuesto al patrimonio, es decir que el valor del vehículo refiere al monto a pagar por la capacidad contributiva que demuestra su titular por poseerlo, pero en lo que a la razón de ser del pago de esa patente refiere, esto tiene muy poco que ver.

No se trata entonces de un impuesto a la manifestación de la riqueza, sino de una forma de contribuir al pago del mantenimiento de la infraestructura vial del Departamento donde esta empadronado.

Por algo si usted entrega a la Intendencia donde esta empadronado su vehículo las llamadas “chapas de matrícula automáticamente deja de pagar la patente de rodados.
Si fuera un simple impuesto por la propiedad del vehículo, jamás podría excepcionarse del pago entregando “la chapa de matricula” que lo habilita a circular.

Pruebe a entregar la llave de su casa, y vea si le suspenden entonces el cobro de la contribución inmobiliaria.

No lo intente, los que esta gravado allí en la contribución inmobiliaria es la propiedad del inmueble, por eso use o no la vivienda, la contribución se debe pagar igual porque se sigue generando la obligación de pago. Con la patente de rodado, en cambio, si usted entrega las chapas, demuestra que aun cuando sigue teniendo la propiedad del vehículo, al haber entregado las chapas deja de estar habilitado a circular por las calles, y simplemente deja automáticamente de pagar la patente, y eso es justo.

Entonces tenemos el derecho y el deber de preguntarnos:
Es lógico que un automóvil que esta empadronado por ejemplo en Montevideo con su enorme red vial de altísimo costo de mantenimiento, pague lo mismo que otro que se encuentra en una localidad donde hay una muy pequeña red vial de bajo mantenimiento, y donde los semáforos por ejemplo, son elementos casi exóticos, como sucede lamentablemente en muchos pueblos del interior del país.

Si lo que se busca es evitar la patología, de quienes empadronan en otros departamentos donde la patente es mas barata, para luego vivir y circular en otro donde es mas cara, entonces apliquemos un criterio estricto de contralor y de sanción para quienes abusan de sus vecinos, haciendo que otros paguen la infraestructura vial del departamento en que circulan y viven, mientras ese supuestamente listo, se beneficia empadronando lejos donde no vive ni circula pero le resulta más barato.

Cuanto gasta por ejemplo en mantenimiento el propietario de automóvil normal y corriente en departamentos o localidades donde la red vial esta en mal estado, cubiertas, amortiguadores, suspensión, tren delantero, carrocería, corrosión, en fin demolición progresiva y acelerada de su vehículo por las condiciones del pavimento por donde debe circular.

Han pensado cuanto termina pagando en realidad al final de año quien tiene por ejemplo un vehículo y vive en la ciudad de la costa, por poner un emblemático ejemplo.

Cuanto gasta esa familia por mantenimiento y reparación y cuanto pierde de valor su vehículo, comparativamente hablando, por responsabilidad de la administración, si se comprara con quien vive y circula por ejemplo en el centro de Montevideo.

Si dos vecinos de esas localidades tan diferentes tienen la misma marca y modelo de automóvil, corresponde preguntarnos como puede considerarse justo que ambos paguen la misma patente de rodado.

Una cosa es el valor objetivo de tasación ficta por año, marca modelo, allí es lógico que un mismo vehículo tenga el mismo valor ficto esté donde esté, y esa unificación de valor del bien, debe ser la base imponible para calcular la patente de rodados, pero necesariamente con tasas diferenciales según los Departamentos.

No pensemos solamente en los vehículos de altísimo valor, pensemos en los normales, el que logra comprar una familia, en las motos de los trabajadores, en los camiones de los transportistas, en fin en los vehículos de uso más corriente. Porque razón va a pagar ese sufrido propietario una patente igual si vive en esas zonas demoledoras de vehículos, que si vive en ciudades con pavimentos “normales y funcionales”.

Naturalmente que corresponde preguntarse, como se hace para que esos lugares de menor desarrollo de infraestructura pueda superar esa deficitaria situación.

Podría sostenerse que con el pago de una patente de rodado alta de valor igual en todas partes, se podrían obtener de allí los recursos para afectarlos a ese imprescindible fin. Si así fuera, entonces si que en el mediano plazo, esos mismos contribuyentes de patente de rodados se verían favorecidos con una mejor red de caminos y calles. Seria estupendo.

Por esa razón, en los hechos, mientras no este obligatoriamente asignado y debidamente controlado por la comunidad, que lo recaudado por patente de rodados solo se afecte a la construcción y mantenimiento de la infraestructura vial del Departamento, no puede ser justo cobrar una patente única en todos los rincones del país.

Mientras a diferencia de lo que ahora sucede, ese dinero recaudado quede incluido en la indefinida masa de los recursos municipales que se aplican a cualquier destino, el cobro de una patente de valor unificado, será en nuestra opinión éticamente injustificable y jurídicamente insostenible.

Debe terminarse esta guerra de patentes entre las administraciones municipales t defender el derecho de las personas a las que la administración en realidad se debe. Ninguna administración es un fin en si mismo. La comunidad no esta a su servicio, sino que por el contrario toda administración en un estado de derecho democrático, debe ser siempre un instrumento de servicio a la comunidad.

Alberto Scavarelli.

www.scavarelli.com