Es un asunto que se habla generalmente en voz baja: las condiciones de trabajo de los funcionarios de las empresas fúnebres. A la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados concurrieron los representantes de la Comisión de Salud Laboral y Medio Ambiente de la Federación de Empleados de Comercio (FUECI), Ana González y Elba Marin Dutra, Renzo Bonetti, Washington Da Rosa y Ariel Sánchez.La necesidad que los funcionarios de las empresas fúnebres dispongan de los equipos de protección personal adecuados para mejorar la realización de la tarea y salvaguardar al personal de la contaminación, y de contar con una especie de asistencia psicológica o de contención, fueron las inquietudes planteadas en la sesión del 13 de agosto de 2008.“La problemática de un trabajador de una empresa fúnebre es muy conocida. Hay problemas irremediables, como el de que dos personas deban levantar un cuerpo. No hay forma de solucionar esto; inclusive, alguna vez en el Banco de Seguros nos han dicho que cambiemos de trabajo porque no podemos seguir haciendo esa tarea”, expresó Sanchéz. Por otra parte, “tenemos el tema de la contaminación. Nos exponemos a todo tipo de virus y contaminación. Esto no se prevé, porque la empresa quiere mantener una imagen. Por eso nos manda como estamos ahora; solo nos da guantes estériles y un tapaboca. En estas condiciones vamos a levantar los cuerpos, estén en las circunstancias que estén y tengan la contaminación que tengan. Nos enfrentamos a cualquier cosa; a veces encontramos grandes encastres”.Asimismo, “también hay que considerar la carga moral y psicológica que generamos a lo largo del tiempo que trabajamos en este rubro. Hemos enfrentado la situación de tener que arrancar un niño muerto de los brazos de su madre, lo que resulta muy conmovedor, pero siempre tenemos que estar cuidando la imagen de la empresa. A veces, la gente, que está atravesando momentos muy delicados se queja por el trato o por la forma en que uno le habla. Llegamos a ver cualquier cosa; hemos visto suicidios, gente que se tiró de un edificio, etcétera. Son circunstancias bastante jorobadas”. Por la morgue Al abordar otro tema escabroso, Sánchez aludió a “lo que significa ir a la Morgue Judicial a retirar un cuerpo periciado, que está desarmado; prácticamente tenemos que reconstruirlo para colocarlo dentro del ataúd. A veces tenemos que ir a un sótano o a un altillo y es necesario hacer malabarismos para retirar el cuerpo. Sin preparación Sánchez indicó que “no hay ninguna preparación previa. Cuando uno entra a trabajar a una empresa fúnebre lo único que le preguntan es si tiene libreta profesional para manejar remises y si puede hacer fuerza. Después de eso nos tiran a hacer todo el trabajo”.“Todo esto genera una carga moral y psicológica muy grande, y no hay un seguimiento de lo que ocurre con los funcionarios. Esta problemática puede tener muchas derivaciones; es un tema complicado que sería bueno estudiar y controlar, exigiendo el carné de salud y haciendo un seguimiento estricto, entre otras cosas”, evaluó.Como consecuencia, “es muy difícil realizar durante mucho tiempo esta función. De hecho, no se está haciendo porque todos los empleados que comienzan con esta tarea tratan de encontrar la forma de pasar a la parte administrativa. El 60% o el 70% de los empleados son administrativos; detrás de todo esto hay mucha administración. Si no pueden cambiar de tarea, se desvinculan del rubro. No hay gente que pase más de quince o veinte años haciendo la tarea”. Aparecen adicciones “Es una tarea penosa que nadie elegiría hacer, nadie tiene esa vocación. El compañero me comentaba que cuando llegan a sus casas no pueden hablar de su trabajo ni contar lo que hicieron a sus hijos”, expresó Marin, sobre lo complejo y difícil que resulta la tarea de los empleados de las empresas fúnebres. A su entender, “más que nada, se trata de que dispongan de los equipos de protección personal adecuados para mejorar la realización de la tarea y salvaguardar al personal de la contaminación”. Además, “deberían contar con una especie de asistencia psicológica o de contención, porque, evidentemente, es difícil manejar los efectos de estas tareas tan penosas. En general, aparecen adicciones, lo que se da cuando el trabajador trata de manejar la transición entre su tarea y su vida cotidiana”.Por tanto, precisó Marin, “como habrán advertido, no relacionamos esto con el tema de los salarios, porque no negociamos salud por dinero ni se trata de hacer concesiones. Por eso no hablaremos de salarios. Lo que buscamos es una solución para que se contenga a estos compañeros y se mejore su calidad de vida. Este es nuestro compromiso”. Fuente Imagen: www.elpalaciodelasflores.com