El diputado colorado Alberto Scavarelli aborda lo referente al paro general del PIT-CNT como medida gremial que se realizó el pasado 20 de agosto de 2008.

”Pretendiendo que fuera una obra de arte abstracta a la que cada cual interpreta como quiere, se pretende desdibujar un mensaje de claro rechazo como lo fue el paro general de esta semana, resuelto desde una central afín políticamente al gobierno, que convocó a la paralización total. Claro y rotundo.

Una forma de protesta como un paro general contra la conducción económica de un gobierno es siempre eso, una protesta y un rechazo y si así se interpretó antes cuando el paro era contra otros gobiernos, no se ve entonces como puede ser considerado el paro general de hoy como otra cosa diferente a lo que realmente fue considerado siempre por los mismos que hoy pretenden reinterpretar los hechos también en este tema.

Podrán buscarse nuevos significados, construir enemigos y evaluar si el paro es contra el gobierno todo o contra una política gubernamental concreta. O podrá un gobierno de turno, interpretar ese paro con la tesis de la copa medio llena o medio vacía según el nivel de la parálisis de actividad, buscando el sofisma de establecer la medición decimal de la legitimación del paro dispuesto y ejecutado, ya sea desde el numero de personas que lo resolvieron implementar o por el numero de personas que lo acataron. Todo es
casi humanamente entendible pero políticamente invalido. Se trata inevitablemente de un razonamiento falso, porque es inadmisible sostener hoy desde el gobierno, todo lo contrario a lo que se sostuvo ante idénticas medidas y de la misma fuente como desmelenada oposición ayer nomás, cuando se era cerrada oposición.

Si los referentes sindicales que votaban un paro ayer desde la misma central sindical eran luchadores sociales buscando justicia social, hoy porque se es gobierno y el paro le es adverso, no debiera ponerse en duda esa condición hasta ayer públicamente sostenida con vocaciones cultivadas desde el hoy partido en el gobierno y mucho menos decodificar el sentido del paro de un modo distinto del realizado siempre cuando el gobierno era otro.

El ministro de economía deja su cargo en pocas semanas según lo anunció el propio Presidente de la Republica con el ministro saliente de un lado listo para ser casi el candidato oficial y del otro el nuevo ministro a designar para que no queden dudas del relevo.

Este paro general -el primero que se realizó en este período- es sin duda contra el gobierno o si se quiere precisar más, un paro contra su política económica y tributaria, dicho de otro modo: el país asistió a un exitoso paro general de despedida sindical a la política económica del gobierno diseñada y conducida por su actual ministro y buque insignia, que deja el cargo en pocos días, pero sostenida fervientemente desde el gobierno todo mas allá de los comentarios en voz baja.

Eso es lo que fue. No fue un saludo cordial de despedida, sino todo lo contrario incluso desde sus propias filas.
No hay pues abrazo, medalla ni beso, en todo caso se retira a pelear candidaturas internas con un paro general de rechazo, resuelto y ejecutado por su propia grey y naturalmente sin abrazo y sin aliento.

Será quizás porque el abrazo de oso estrangulante que le dio a esta sociedad esta política tributaria voraz contra el trabajo y contra la vocación de progreso de los uruguayos, en pleno tiempo de bonanza, ha dejado sin aliento incluso a quienes pudieron haberlo alentado a la hora de su despedida, debiendo resignarse a hacerlo bajo el palio de un pesado paro general contra su política.

Claro esta que el paro lo hacen los que trabajan, los que no trabajan aunque cobren por no hacerlo, aunque pararan no se nota. Pero también están mimetizados en el paro, los que sin gremios y sin plataforma explicita, protestan con todas sus fuerzas en sordina contra el despojo tributario aplicado sin piedad sobre el trabajo y sus frutos, desde la cruel ficción de considerar renta al salario, la aplicación de un costosísimo fondo nacional de salud, este fonasa que ha puesto en crisis al sistema según quienes a diario lo deben aplicar. Pero hay además otros castigos, patentes, contribuciones inmobiliarias, tasas y una fauna de facturas que gravan desde el agua que tomamos con el IVA y la tasa de saneamiento que lo duplica, hasta el úselo todo eléctrico con ahorro forzado y tarifas prohibitivas mientras se sigue pagando la cuota del aparato que no se puede usar.

Por todo eso también allí hubo fuera de toda plataforma reivindicativa, un paro general del ánimo, mientras se mira de reojo el calendario, pensando en las urnas del 2009, que es la chance y fuente de esperanza de toda democracia.