Homenaje a las milongas de Alfredo Zitarrosa. Recital de Alfredo Piro y Guitarra Negra. Con Alfredo Piro (voz), Moscato Luna, Carlos Filipo y Aníbal Corniglio (guitarras), Nacho Iruzubieta (guitarrón) y Jerónimo Peña (percusión). En la Casona del Teatro, Corrientes 1975. Función: el viernes 28 de noviembre de 2008, a las 21.

Nuestra opinión (diario La Nación de Argentina): muy bueno

Lo peor que podría ocurrir es que, por tratarse de un homenaje a Alfredo Zitarrosa, el protagonista se peinara para atrás, a la gomina, y vistiera un traje negro con camisa recién planchada y corbata bien ajustada al cuello. A esto habría que sumarle un cuarteto de guitarras que trate de reproducir a la perfección los sonidos y arreglos de los inconfundibles conjuntos de Alfredo Zitarrosa.

Lo mejor es que nada de eso ocurre y que, desde el vamos, el espectáculo no está planteado como un tributo a ese gran músico uruguayo, sino mediante un concepto más específico: un «homenaje a las milongas de Alfredo Zitarrosa».

¿Por qué? Porque según cuenta el anfitrión, Alfredo Piro -quien, según se ve, ha estudiado al personaje y ha hecho bien los deberes-, Zitarrosa entendía las canciones como «milongas». Y quien conozca su producción musical sabrá que la idea no es descabellada, a pesar de que don Alfredo también haya escrito (o cantado de otros compositores) polkas, valses, chamarritas y alguna que otra zamba.

Tal vez la versión de «Doña Soledad» que grabó en su último disco haya sido el puntapié para que Piro comenzara a indagar el universo zitarrosano. Un universo interesante, sobre todo si el que busca no se queda en lo superficial o más conocido.

En este espectáculo del grupo Guitarra Negra, con Piro al frente, hay bastante de lo más difundido («El violín de Becho», «Doña Soledad», «Zamba por vos»), pero también figuran varias perlitas del repertorio del músico oriental. Además, dentro de un show que no abandona la sencillez de estar apoyado sobre un cancionero interpretado por cantor, cuatro guitarristas y un percusionista, los temas se van relacionando con determinados momentos de la vida de Zitarrosa, con comentarios de Piro o, a veces, con alguna grabación en la que se escucha la voz de don Alfredo.

Hay versiones que salen redonditas: «El cambá», «Milonga madre», solo con una guitarra y el guitarrón, la excelente «No se puede» y «Pa´l que se va», que suena con toda la gracia. Hay otras que, en la comparación, no se destacan del mismo modo (las zambas, un gato o la «Milonga para una niña», que los guitarristas transitan medio cruzados). Pero entre todas van construyendo un perfil de Zitarrosa, aunque el anfitrión en la Casona del Teatro insista en la idea de que Guitarra Negra no hace un homenaje a Zitarrosa, sino a sus milongas. Después de todo, la ironía, la distancia y, a veces, el dolor, están plasmados en la obra de aquel gran músico.

Fuente: Diario La Nación de Argentina. http://www.lanacion.com.ar