Como ocurre a cada comienzo de año aunque en esta oportunidad con bastante menos incidencia que cuando se inició hace 9 años el milenio, los interpretes de las profecías anuncian un panorama bastante desolador para el mundo que nos tocará vivir.

Una publicación uruguaya que versa sobre este rubro se remite a las profecías clásicas de Nostradamus y la Virgen de Fátima. En ese material seudo científico, se asegura que el papa Benedicto XVI sólo ostentará ese cargo hasta este 2009 o en el mejor de los casos hasta el 2010. Se dice que durante su papado y por su iniciativa en Jerusalén se construirán tres templos en los que judíos, musulmanes y cristianos rendirán el culto de sus respectivas religiones en paz.

Una de las profecías arroja un peor escenario. Todo parece indicar que en el 2009 estallará una guerra entre países árabes, y para 2010 se habrá convertido en una guerra de Oriente contra Occidente… la temida Tercera Guerra Mundial. Es un poco preocupante leer esa profecía frente a los ataques de Israel sobre Gaza.
Las profecías también dicen que el Papa Benedicto XVI morirá antes de que empiece la guerra o en sus comienzos. Asumirá el papado un Pontífice al que San Malaquías llama «Pedro el Romano». Los intérpretes dicen que es el nombre simbólico de su papado, ya que se basará en la reafirmación de Iglesia y la preeminencia de la fe católica en un mundo oscurecido por la guerra. Las diferencias entre Occidente y Oriente serán, de esta manera, remarcadas.
Muchas profecías coinciden en hablar de la destrucción en Roma, algo que los intérpretes traducen como la caída del imperio de Occidente (Europa y Estados Unidos, o tan sólo Estados Unidos) hacia el año 2012 o 2013. Curiosamente, los mayas con algo más de dedicación, ubican en el 2012 un cambio trascendental para la civilización, o acaso el apocalipsis.
Si el electo presidente norteramericano, Barack Obama llegara a consultar a un oráculo, saldría corriendo con los pelos de punta: las profecías dicen que entre los años 2009 y 2010 Estados Unidos será victima de un holocausto que plagará a todo el país de muerte y desolación. Parece que, además de lidiar con la crisis económica a la que deberá hincarle el diente, el nuevo presidente tendrá problemas un poquito más grandes. Por reclamos de pronósticos erróneos, favor remitirse a Nostradamus.