Bajo un sol de justicia, Benedicto XVI se reunió hoy en el estadio «Dos Coqueiros» de Luanda con decenas de miles de jóvenes, a los que dijo que «el futuro es Dios», animó a «no temer» al matrimonio o el sacerdocio y denunció la cultura hedonista e individualista que impera en la sociedad actual.

Antes del encuentro, en una misa para varios miles de personas, pidió a los católicos que combatan la brujería y el espiritismo en África, ofreciendo el Evangelio «a esas gentes desorientadas, que viven en el terror» y que llegan a sacrificar a niños de la calle al considerarlos brujos.

El encuentro con los jóvenes acaparó la segunda jornada del Papa en Luanda, donde ya desde ayer miles de muchachos -muchos llegados desde otros puntos del país y tras más diez horas de viaje en viejos autobuses- recorrieron el centro de la ciudad cantando, bailando y rezando, a la espera de la cita con el anciano Pontífice, de 81 años, que les dijo que reunirse con los jóvenes hace bien a todos.

Contento, sonriendo y aplaudiendo, aunque en algunos momentos mostró aspecto de cansancioo debido al fuerte calor reinante hoy en Luanda, el Papa les animó a no tener miedo y a adoptar decisiones «definitivas» como el matrimonio o el sacerdocio.

Acogido con cánticos ancestrales, palmas y «Papa, amigo Angola está contigo», al Obispo de Roma se le vio disfrutar con los sonidos tradicionales de tambores y otros instrumentos, mientras jóvenes con vestidos floreados bailaban cantos con un ritmo que invitaban a unirse a los bailes.

Al encuentro acudieron miles de jóvenes mutilados por la guerra civil que durante 27 años sufrió Angola y por los millones de minas antipersonas colocadas durante la contienda que devastó el país.

Al Papa se le vio conmovido cuando saludó a varios de ellos en silla de ruedas y dijo que pensaba en las innumerables lágrimas que muchos de ellos vertieron por la pérdida de familiares.

«No es difícil imaginar las nubes grises que cubren ahora todavía el cielo de vuestros mejores sueños y leo en vuestro corazón una duda que me ponéis, que es: ‘esto es lo que tenemos, lo que tú nos dices no se ve. La promesa tiene la garantía divina y nosotros os creemos, pero Dios ¿cuando cambiará la situación?», les dijo el Papa.

Benedicto XVI respondió a su misma pregunta exhortando a los jóvenes a tener fe en Dios y a renovarse desde dentro.