Al menos 52 personas han muerto a causa del fuerte terremoto de 8,8 grados registrado en Chile que ha causado «enormes daños», según ha informado la presidenta Michelle Bachelet el sábado 27 de febrero, quien ha advertido de que «un posible tsunami» podría haber comenzado a llegar a las costas chilenas y ha aventurado la posibilidad de que al menos tres regiones del país podrían ser consideradas «zona catastrófica».

De las víctimas, diez se localizan en la región de Biobío, cinco en la región del Maule -en cuyo límite ha tenido lugar el epicentro del seísmo- y uno en la Araucanía, sin que hasta el momento se haya confirmado el lugar donde han perecido el resto. Esas tres regiones serán declaradas «casi con toda probabilidad, zona catastrófica», según ha indicado Bachelet.

Se han producido numerosas evacuaciones en diversos puntos del país, especialmente en Santiago, y las imágenes divulgadas por la televisión pública chilena detallan cortes energéticos casi constantes, una enorme cantidad de escombros en las calles y numerosos atascos en los puntos de salida de las principales localidades afectadas. Además, todas las operaciones del Aeropuerto de Santiago han sido canceladas, según la televisión.