El Presidente de la República, José Mujica y la Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández, afirmaron en conferencia de prensa que ambos Estados acatarán la sentencia de la Corte Internacional de La Haya, establecieron luego del encuentro en Buenos Aires el miércoles 28 de abril. También se comprometieron a dotar de mejores herramientas a la CARU y a realizar el monitoreo de las aguas del Río Uruguay en forma conjunta. Además, anunciaron un próximo encuentro en Anchorena.

Según las palabras del Presidente Mujica, Uruguay respetará el fallo de la Corte Internacional «lleno de voluntad política». El acatamiento, aclaró, es hijo del interés binacional. «Debemos aprender de la historia», señaló, al tiempo que sostuvo: «mi pequeño país no se hace viable con un conflicto con Argentina». La Presidenta Cristina Fernández indicó por su parte, que este es el camino que inicia «un proceso para el reencausamiento de las relaciones bilaterales» entre Argentina y Uruguay.

Como conclusión del encuentro entre ambos mandatarios, se dotarán de instrumentos técnicos adecuados a la Comisión Administradora del Río Uruguay y además, el monitoreo de las aguas se realizará con técnicos argentinos y uruguayos, desde la misma CARU.

El acatamiento al fallo, según Mujica, se debe al interés profundo de ambas sociedades limítrofes, pues «nos es mucho más barato tener reglas de juego bien claritas, que podamos definir». Por este motivo, Uruguay contribuirá a la mejora técnica de la CARU, para que cumpla cabalmente con la vigilancia medioambiental del recurso hídrico compartido con los argentinos.

El problema ambiental es parte de uno de los temas más contemporáneos de la humanidad, a criterio de José Mujica. El manejo de los recursos hídricos compartidos entre Uruguay y Argentina, además de la experiencia que culminó en la Corte de La Haya, es parte de una acumulación que servirá para que nos garantice la posibilidad del Hombre para trabajar sin agredir al medio ambiente de forma sustantiva, dijo. Este trabajo se debe realizar de la mano con la ciencia, que es la única que servirá para convencernos.

«Iniciamos un proceso», expresó el Presidente uruguayo, pero apostó por un proceso hacia la reconquista de la confianza entre las sociedades. «No es la confianza entre presidentes, es para que la sociedad palpite la confianza en los datos que aportará la ciencia, con la mayor buena fe y que nos de garantías a todos». Para Mujica, «esto es una lección de la historia», pues «el homo-sapiens decidió seguir consumiendo y estos problemas obligan al cuidado del medio ambiente.»

Las palabras del Presidente Mujica refirieron tanto al fallo de la Corte Internacional como al interés del país por continuar el diálogo en otros temas de atención. Como puntos pendientes, nombró la navegación del Río Uruguay y el futuro de los puertos, además de los asuntos energéticos, como el gas. Mi pequeño país no se hace viable en conflicto con Argentina. Nuestra sensatez nos obliga a construir una amistad beneficiosa para los dos márgenes, concluyó. Para finalizar, saludó a los argentinos con un «gigantesco abrazo y compromiso».

Cristina Fernández: «nunca más volver a tener conflictos como el que vivimos»

La Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández, tomó la palabra en primera instancia. En el centro de prensa de la Residencia Oficial de Olivos, subrayó el interés argentino por el despliegue de los temas binacionales, dirigidos hacia un proceso de encauzamiento de las relaciones. Además, valoró las palabras que el Presidente Mujica transmitió en la reunión privada, al comentar frente a la prensa que «la vocación de respeto a los acuerdos firmados es la única manera de evitar los conflictos».

Palabras del Presidente de la República, José Mujica y de la Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández, luego de la reunión que mantuvieron ambos mandatarios en la Residencia Presidencial de Olivos, Provincia de Buenos Aires, Argentina

PRESIDENTA FERNÁNDEZ: Muy buenas tardes a todos y a todas. Nos hemos encontrado una vez más con el amigo y Presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica, aquí, en Olivos, Provincia de Buenos Aires. Creo que hoy estamos en el comienzo de un proceso que yo definiría de reencauzamiento definitivo de lo que nunca debió haber dejado de ser la relación entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay.

En principio para reafirmar, tal cual lo hicimos en la anterior reunión, la vocación política de acatamiento al Fallo de la Corte de La Haya, que era la jurisdicción establecida en el propio tratado del Río Uruguay en caso de controversias, y que además también en nuestro caso fue aprobada por ambas Cámaras en el Parlamento.

Vocación política también de respetar tratados, porque sabemos que este es el único camino posible para evitar conflictos y situaciones como las que vivimos. Pero yo quiero remarcar que esta voluntad política de ambos Presidentes, de ambos países, de acatamiento a un fallo judicial de las características del de La Haya no tiene solamente una visión o una concepción estrictamente legalista.

Soy abogada, pero por sobre todas las cosas, como ustedes lo saben, y lo he repetido en otras oportunidades y en otros escenarios, somos esencialmente militantes políticos, y por lo tanto nuestras evaluaciones no son solamente de carácter legal, sino fundamentalmente de carácter empírico, de la experiencia que hemos vivido ambos países.

Y creo que, como lo señalaba «Pepe» en la conversación que mantuvimos hace unos instantes, y como yo creo haberlo señalado, me acuerdo, en la intervención que tuve cuando estaba en Caracas el día que se conoció el Fallo, la experiencia que hemos vivido, el conflicto que hemos vivido durante estos años es lo que realmente debe llevarnos a manifestarnos con la vocación absoluta de respeto a los tratados y a los acuerdos que los países firman, porque es la única manera de evitar conflictos.

Esto es importante señalarlo, porque si no parecería solamente algo legalista, que esta bueno y esta muy bien ser así, porque tampoco podemos negarle valor a la legalidad, por supuesto. Pero también le asignamos un gran valor a la experiencia y a lo que nos pasó, y por eso la voluntad política manifestada una vez más.

En segundo término, ambos Presidentes vamos a mandatar, vamos a dar mandato a la CARU, que es la Comisión Administradora del Río Uruguay, creada por el Tratado de 1975, y que ha sido, precisamente un organismo muy valorizado en el propio Fallo de la Corte Internacional de La Haya, como el ámbito apropiado para todas las tareas que hacen a la administración de los intereses de las aguas del Río Uruguay, en la cual, para ello también, ambos gobiernos nos hemos comprometido para darle todos los recursos necesarios a esta Comisión de modo tal que pueda cumplir acabadamente su cometido.

En tercer lugar, mandatar a la CARU para que también cumpla otra parte importante del Fallo Internacional de La Haya, que es vigilar, precisamente, la tarea de Botnia, el impacto ambiental que pueda tener Botnia sobre las aguas del Río Uruguay, para lo cual también la Comisión se deberá dar su propio trabajo internamente. Hay estándares ya establecidos por la CARU en materia de contaminación, y por supuesto, recurrir a los mecanismos y estándares de carácter internacional en aquellas cuestiones que no estén efectivamente determinadas por lo que ya tienen en trabajo.

En realidad venía haciéndose un trabajo que luego, obviamente, a partir del conflicto quedó interrumpida la misión y fundamentalmente el trabajo de la CARU, y es lo que queremos volver a revitalizar ambos Presidentes.

También, decir que esto es un proceso, como lo dije al comienzo. Y yo creo que en este proceso de reencauzamiento de nuestras relaciones, que siempre fueron ejemplares, está el hecho de que la próxima vez que nos volvamos a reunir no sea solamente por la cuestión que motivó el conflicto, sino, precisamente, una reunión en la cual, como la Argentina mantiene con otros países amigos, como Venezuela, como Brasil, como Chile, en donde tenemos que hacer reuniones periódicas y reconstruir una agenda bilateral en la cual abordemos también todos los otros temas en los cuales tenemos la obligación de trabajar.

En este sentido, la próxima reunión será en Anchorena, en la República Oriental del Uruguay, porque ya vamos 2 a 0: Olivos va ganando 2 a 0 en las reuniones, así que es bueno hacerlo ahora en Anchorena. Pero queremos marcar definitivamente el reencauzamiento de nuestras relaciones y hacerlo en el marco del Tratado vigente del Río Uruguay, para este caso específico, pero también no ya solamente con la convicción legalista, sino con la convicción de que hay una profunda voluntad política de que situaciones como las que se vivieron, nunca más vuelvan a vivirse, de modo tal de nunca más volver a tener conflictos como el que hemos tenido.

Por eso queríamos hacer una manifestación, ambos Presidentes, en este sentido, de acatamiento al Fallo, pero esencialmente por una convicción política que es el de habernos apartado del Tratado, que definitivamente fue lo que motivó el conflicto. Y esto no fue bueno, y por lo tanto es lo que debemos, bajo todo punto de vista, evitar.

Y ese es el gran compromiso político que tenemos que hacer y luego, obviamente lo que ha marcado La Haya, en cuanto a revitalización de CARU, a la tarea de vigilancia por impacto ambiental de Botnia en el Río Uruguay, en el marco también de lo que marca la Corte Internacional de La Haya y lo que marcan los propios estándares de la CARU, y seguir adelante, que me parece que es también una cosa muy importante para ambos países.

PRESIDENTE MUJICA: Queridos amigos: ha sido muy costoso, muy doloroso este largo conflicto. Y los hombres aprendemos mucho más del dolor que de la bonanza.

Vamos a respetar el Fallo de La Haya, precisamente, con un respeto lleno de voluntad política que es hija de la experiencia, del dolor vivido, de lo que nos han costado estos siete años, con ríos que nos unen y que nos separan. Pero que ha tenido mucho dolor desde ambas márgenes del Río.

Entonces, este acatamiento, es un acatamiento hijo del interés más profundo de nuestras respectivas sociedades. Nos sale mucho más barato tener reglas de juego bien claritas, que las podamos definir. Y dentro de ello, resucitar un organismo, el de la CARU; dotarlo de nuevos elementos, desde el punto de vista técnico para que pueda cumplir a cabalidad una tarea de vigilancia, que en realidad es parte -nada más que parte-, de un problema contemporáneo creciente que van a tener las sociedades y todos los ríos de la tierra.

Tenemos que acumular allí una experiencia que nos garantice de que el hombre puede trabajar sin agredir sustantivamente al medio ambiente. Y lo tenemos que lograr con racionalidad científica, porque sólo los datos científicos pueden servir para convencerlo.

Pero iniciamos un proceso, no le pidan: los Presidentes no son magos. Ni la señora Presidenta, ni yo somos mandrake. Necesitamos apostar a un proceso de etapas sucesivas, dónde nos vayamos mutuamente ganando en confianza a nuestras sociedades. No es la confianza entre Presidentes, es que la sociedad palpite la confianza suficiente en los datos, que en última instancia nos tendrá que aportar la ciencia, hechos con la mayor buena fe y que nos den garantías a todos.

Y a su vez acumular experiencia: que no quede en saco roto. Esto no es una anécdota, esto es una lección de la historia para que los hombres no la olviden y podamos convivir, porque desafíos industriales van a ir «in crescendo» porque el Homo Sapiens ha decidido consumir y consumir, y seguir consumiendo. Por lo tanto, habrá más energía y entonces, estos problemas obligan al cuidado del medio ambiente, pero nos tenemos que dar reglas y garantías.

Ahora bien, esto va a llevar su tiempo pero no puede ser que un problema como éste nos obnubile de tener una agenda de problemas pendientes: la navegación del río, la cuestión del gas, el futuro de los puertos.

Nuestra historia está embebida de conflictos portuarios. ¡Vaya que tenemos que aprender! Por eso mi pequeño país no se hace muy viable en conflictos con la Argentina.

La marcha de la propia Argentina, cuando tiene un invitado de piedra en la boca del río, nuestra nacionalidad nos obliga –si tenemos un poco de sensatez- a construir una amistad beneficiosa para las dos márgenes.

Por eso, lo más hondo: voluntad política de interpretar el momento histórico que nos toca vivir. Vamos a respetar reglas porque en el fondo es lo que más le conviene a nuestras sociedades. Los caminos de los conflictos tenemos que tratar de despejarlos y ésta es una lección que han dejado estos seis, siete años de tirantez.

En nombre de mis compatriotas, un abrazo, un gigantesco abrazo y un compromiso.

Gracias.

Fuente: Presidencia de la República. www.presidencia.gub.uy