Hace unos días fue dable escuchar la exposición del diputado José Amy sobre la llamada «lluvia amarilla».

Esa «lluvia de barro» nos hizo desempolvar – y actualizar – nuestros lejanos estudios de meteorología. Y aprender que hay lluvias «amarilla», «negra», «rosa», etc…

Europa está muy acostumbrada a este fenómeno. Muchas veces debe soportar las arenas del Sahara.

La lluvia que cae en la península Ibérica lleva incorporado polvo procedente de las regiones áridas del norte de África.

Estas precipitaciones son conocidas como lluvias de barro (red rains).

El levantamiento y mantenimiento de polvo en suspensión en el aire se define, en términos meteorológicos, como un litometeoro (OMM, 1956). Se trata de un fenómeno relativamente frecuente en zonas áridas con poca vegetación pero que en la península Ibérica muestra una intensidad variable dependiendo de condiciones meteorológicas específicas (Martín Vide y Llasat, 1991).

En América del Sur son escasos. En el vocabulario meteorológico internacional (OMM Nº.182), se describen estos fenómenos como lluvia de barro: lluvia con partículas de polvo o arena que pueden tener su origen en lugares muy distantes.

El transporte a grandes distancia se efectúa por vientos de niveles superiores.

En Uruguay se recuerdan epìsodios como el registrado, y se cita entre elloo la ocurrencia de granizo severo (tamaño de pelota de golf) en Ecilda Paullier en el departamento de Colonia el 26 de julio del 2006, informaban sobre manchas en los pisos que no pudieron ser sacados una vez realizada la limpieza de los mismos.

Otro estuvo asociado a lluvia negra en el sur del Departamento de Tacuarembó aunque las causas fueron bien diferentes y se asocian a la quema de caña de azúcar..

O en marzo del 2000, cuando asociado al pronóstico meteorológico de lluvias y tormentas intensas, principalmente en el norte y centro del país, la Dinama dijo que «la atmósfera cargada de hollín producirá una precipitación de partículas en cantidades importantes».

Las mismas podrían percibirse como «agua turbia» y «no tendrá consecuencias para la salud», aunque se recomienda «tomar las previsiones necesarias y no utilizar el agua de lluvia en estos días para consumo humano», subrayó un técnico.

La Dinama también informó que «las variaciones en la calidad del aire, que determinó un incremento en la concentración de material particulado y de algunos gases en la atmósfera, han sido monitoreadas permanentemente y los parámetros no indicaron niveles de peligrosidad». La escasa visibilidad originada por la densa capa de humo que afecta las zonas suroeste y noroeste de Uruguay, ha restringido las operaciones de tráfico aéreo y marítimo, llevando al cierre provisorio de algunos aeropuertos, incluida la principal terminal aérea del país, que sirve a la capital.

El polvo es considerado desde el punto de vista meteorológico un meteoro que se denominan litometeoros, es decir, meteoros consistentes en un conjunto de partículas que, en su mayoría son sólidas y no acuosas, estás partículas están más o menos en suspensión en la atmósfera, o son levantadas del suelo por el viento (OMM 1956).

Un reciente informe establece que, ávidos de agua actúan como núcleos de condensación en la formación de nubes (asociación de gotitas de agua), al igual que el polen son levantadas de la superficie terrestre por el viento. Sus diámetros están comprendidos entre 10 y 20 micrones, o mayores, solo las más pequeñas pueden mantenerse flotando en el aire y ser transportadas a grandes alturas y a grandes distancias.

Yendo a las fuentes de investigación, se establece que el día 18 de julio, en la región del noroeste argentino y parte de Bolivia, en la región de La Puna, donde el clima en invierno es muy seco, ocurrieron vientos muy fuertes que provocaron una tempestad de arena. En La Quiaca, localidad a 3462 metros por encima del nivel del mar, el viento llegó a 95 km/h con la observación de una tormenta de arena severa que redujo la visibilidad local a menos de 100 metros.

Las imágenes de satélite en alta resolución del día 18 de julio en que se observa nítidamente la tempestad de arena y el tono marrón en el borde de la capa de nubes mas próxima.

El intenso viento, asociado a la circulación por delante de un frente frío, transportó el material para el Sureste, alcanzando la capital argentina. Mezclado con las nubes, el polvo se precipitó junto con la lluvia que alcanzó la región a causa de la presencia de un sistema de baja presión que provocó inestabilidad en el Centro y Norte de Argentina, Uruguay y Sur del Brasil en el día 19.

La DINAMA establece que el evento fue generado por un fenómeno natural, que no se reiteró en el tiempo y que dadas las características, no genera riesgos para la salud o el ambiente.

Las intendencias de Rio Negro, Soriano, Colonia y Paysandú enviaron muestras del polvo remanente luego del evento de lluvia. El aspecto físico de todas las muestras es el mismo, siendo un polvo sumamente fino, de aspecto muy homogéneo y un color arcilloso- ocre. Una visualización macroscópica con lupa, encontró que correspondía a un polvo de tipo arcilloso, con presencia de cuarzo en su estructura. Se desprende que es polvo de origen natural. El evento fue generado por un fenómeno natural

El polvo en la lluvia es netamente natural y no obedece a ningún proceso industrial o energético.

Y los aportes de algunos técnicos fueron lamentables pues sólo se apoyó en esa conclusión apresurada y sin fundamento alguno.

Vaya a modo de ejemplo, una referencia en internet: ¿qué nos puede parecer 700.000 toneladas de polvo por día que llegan desde el Sahara hasta el Amazonas?

Ver imágenes del observatorio de la NASA

La información sigue siendo un conjunto organizado de datos procesados, que constituyen un mensaje que cambia el estado de conocimiento del sujeto o sistema que recibe dicho mensaje.

Procesa y genera el conocimiento humano.

Por ello, fuimos a informes técnicos responsables y a esa enorme «neo Biblioteca de Alejandría» que es internet. Así pudimos armar estas líneas.

Y seguiremos rastreando.

El resto… el resto es silencio

Jorge Balseiro Savio

ICI- Instituto de Ciencia e Investigación

Las imágenes de satélite muestran el desplazamiento de la nube de polvo, levantado por vientos cercanos a 100 km/h, estos a su vez, se asocian a turbulencia severa en capas bajas y esta contribuye a elevarlo verticalmente.

Fuente: Portal de Noticias Tiempo

Alejandro Villaverde

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