Cada 31 de Agosto se celebra el Día de la Partera en Latinoamérica, fecha en la que se reconoce la labor de las profesionales de la partería (en su mayoría, mujeres) para mejorar la salud sexual y reproductiva de nuestra sociedad. Son muchas veces desconocidas pero, de acuerdo a datos de la Escuela de Parteras de la Facultad de Medicina, más de la mitad de la población uruguaya ha nacido en sus manos.

Coincidiendo con la fecha, se celebrarán diferentes actos, desde la graduación anual de parteras (día 2 de setiembre a las 19:30 hs en el Paraninfo de la Universidad de la República) o el acto organizado por la Asociación Obstétrica del Uruguay bajo el título “Compromiso de la Obstetra Partera con los Objetivos del Milenio 4, 5 y 6” (día 31 de agosto a las 9:00 hs en el Salón de Actos del MSP).

Funciones de las parteras

Siguiendo indicaciones a nivel internacional “la partera profesional debe ser capaz de proporcionar la supervisión, atención y asesoramiento necesarios a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, asistir en los partos bajo su propia responsabilidad y atender al recién nacido. Esta atención incluye medidas preventivas, la detección de condiciones anormales en la madre y el niño, la obtención de asistencia médica y la aplicación de medidas de urgencia cuando no se disponga de ayuda médica. Tiene la importante tarea de orientar y educar en materia de salud, no solo a las mujeres sino también a la familia y la comunidad. Su trabajo debe incluir la educación prenatal y la preparación para el cuidado de los hijos, y se extiende a ciertas áreas de la ginecología, la planificación familiar y la puericultura. Puede ejercer su profesión en hospitales, consultorios, unidades de salud, domicilios u otros servicios” (ICM/FIGO/OMS 1990, 1991 y 1992).

El mundo necesita 350.000 parteras más

Según el informe Estado de las Parteras en el Mundo 2011 realizado por el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, en el mundo cada año podrían evitarse hasta 3,6 millones de muertes si se mejoraran los servicios de partería. El estudio confirma la existencia de una pronunciada discrepancia entre la cantidad de parteras que practican la profesión y la cantidad necesaria para salvar vidas. Cada año, 358.000 mujeres pierden la vida en el embarazo o el parto, unos dos millones de recién nacidos mueren en las primeras 24 horas de vida y hay 2,6 millones de mortinatos, debido a que la atención de la salud es inadecuada o insuficiente. Las parteras son clave para revertir esta situación.

El actual déficit a escala mundial, de aproximadamente 350.000 parteras profesionales significa que mujeres y recién nacidos mueren a causa de complicaciones que podrían haberse prevenido fácilmente con la asistencia de profesionales de la salud que tuvieran las aptitudes necesarias, el equipo apropiado y el apoyo adecuado. “Las parteras son heroínas y defensoras no reconocidas de la salud materna y neonatal”, señala Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA.

Si se dispusiera de suficientes establecimientos de salud accesibles que atendieran sin tardanza las complicaciones, podrían evitarse muchas muertes: 61%, o casi dos terceras partes, de todas las defunciones maternas; 49%, o casi la mitad, de los mortinatos; y 60%, de las defunciones de recién nacidos. El informe agrega que si las parteras estuvieran ubicadas en los servicios de salud y pudieran remitir las complicaciones más graves a servicios especializados, podría evitarse hasta un 90% de las defunciones maternas.

En América Latina y el Caribe, la mortalidad materna alcanza un promedio de 85 por cada 100.000 nacidos vivos, según las estimaciones del 2010 (OMS, UNFPA, UNICEF y el Banco Mundial). Pero no obstante este dato, es importante resaltar que la región esconde importantes desigualdades. El acceso a los servicios de calidad en salud reproductiva es clave para reducir la mortalidad materna. El 11,7% de los partos en la región aún no cuentan con atención calificada, por ejemplo, para la mayoría de las mujeres indígenas o aquéllas con escasos recursos económicos.

Por ello, Marcela Suazo, Directora Regional del UNFPA, asegura que “una competencia importante que las parteras deben asegurar es la interculturalidad, que toma en cuenta y respeta las prácticas culturales beneficiosas para las comunidades que atienden, especialmente las mujeres indígenas”. El enfoque intercultural contribuye a mejorar los servicios de salud reproductiva, haciéndolos oportunos, adecuados y con calidad, y a garantizar el respeto a los derechos humanos y reproductivos. Un ejemplo de esta buena práctica ocurre en países andinos, donde se ofrece la atención con parto vertical.

Ante esta situación, el aumento del acceso de las mujeres a servicios de calidad de partería es ahora el centro de atención de acciones mundiales para lograr la vigencia del derecho de cada mujer a la mejor atención posible de la salud durante el embarazo y el parto. También es el aspecto central de tres Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud: reducir la mortalidad infantil (ODM 4), mejorar la salud materna (ODM 5) y combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades (ODM 6).

La partería en Uruguay

Uruguay cuenta con una larga tradición en la práctica profesional y formación de parteras, lo que en parte explica la baja tasa de mortalidad materna del país. De hecho, la Escuela de Parteras, en la que se gradúan cada año alrededor de 40 profesionales, es la escuela más antigua que tiene la Facultad de Medicina. Inició sus cursos en 1877 y el primer título que otorgó dicha Facultad de Medicina fue a la Partera Adela Peretti el 26 de febrero de 1881.

La misión de la Escuela de Parteras es formar profesionales de la salud, con sólida base científica, éticamente comprometidos con el bienestar de la comunidad, para contribuir a elevar la calidad de vida de la población; formar investigadores y académicos para impulsar el desarrollo científico tecnológico y para incrementar la capacidad de investigar y resolver problemas clínicos y de salud pública; y contribuir a mejorar el conocimiento de la población mediante actividades de extensión y proyectar su quehacer académico a todo el país y la región.

Hoy día, la carrera de Obstetra Partera se desarrolla en 4 años, contando con un internado obligatorio en el último año, con cursos que se dictan en el Centro Hospitalario Pereira Rossell y en distintas Cátedras de la Facultad de Medicina. Dependiendo de la Escuela de Parteras, se desarrolla en el litoral la Carrera Binacional de Obstetricia desde el año 1992, fruto de un convenio entre la Universidad Nacional de Entre Ríos-Argentina y la Universidad de la República-Uruguay. Los cursos se dictan en Paysandú y Concepción del Uruguay y el título otorgado en Obstetricia es válido para ambos países.

De acuerdo a los datos del Padrón de Parteras de la Caja de Profesionales Universitarios al año 2010 son alrededor de 900 las parteras registradas en el país.

La profesión se rige por el Reglamento de libre ejercicio, inicialmente elaborado en 1915 y actualizado en varias oportunidades, siendo la última en el año 2007. De acuerdo a la Ley Nº 17.565, “todo establecimiento o institución donde se asistan partos debe contar con partera interna de guardia”, quiénes “podrán actuar por sí mismas o como colaboradoras inmediatas de los médicos ginecotocólogos y pediatras de los establecimientos o instituciones de referencia”. Sin embargo, aún existen centros médicos que no cumplen con esta legislación.

Aún así, en una gran mayoría de instituciones de salud públicas y privadas, las parteras cumplen un rol fundamental trabajando en todos los niveles de atención y en la comunidad, integrando equipos de salud multi e interdisciplinarios. En dichos equipos realiza actividades de promoción, prevención, educación y asistencia, contribuyendo a la captación precoz de la embarazada para su correcto control, al diagnóstico precoz de patologías y su derivación oportuna, a la detección de factores de riesgo, a la prevención del parto prematuro y las enfermedades de transmisión sexual como la sífilis congénita, VIH, etc., al control del puerperio mediante visitas domiciliarias a la madre y su hijo/a y la consejería y asesoramiento en buenas prácticas de alimentación del lactante y el niño pequeño, anticoncepción, situaciones de violencia y embarazos no planificados.  También cumple un importante rol en la prevención del cáncer génito-mamario.

Las personas que egresan de la Escuela de Parteras poseen una sólida formación ética, humanista y científica, desde una perspectiva interdisciplinaria que le distingue como profesional altamente competente en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de las mujeres, familias y comunidad y le habilita para proporcionar atención de salud humanizada y de calidad en todas las etapas del ciclo vital, aplicando el proceso de atención en salud desde una perspectiva de género y derechos.  Además, otra legislación relevante para la profesión es la Ley  18426  de defensa de la  Salud Sexual y Reproductiva  y  Ley  17386 de acompañamiento durante el parto.

Fortalecer la profesión de la partería

El informe Estado de las Parteras en el Mundo 2011 muestra a nivel mundial déficit de instituciones de formación de parteras, así como de oportunidades de empleo para parteras.  Además, las reglamentaciones son deficientes, las asociaciones profesionales son débiles, el entorno de políticas es incompleto y la omisión de los servicios de partería al calcular los costos de los recursos humanos para planes de salud materna y neonatal son problemas de gran magnitud. En el informe se formulan diversas recomendaciones a los gobiernos, los órganos de reglamentación, las instituciones educacionales, las asociaciones profesionales y las organizaciones internacionales, a fin de contribuir a subsanar esos problemas y reforzar la condición de las parteras en el mundo.

Algunos datos de interés:

–        En los países en desarrollo, más de una de cada tres mujeres enfrenta su parto sola, o acompañada solamente por miembros de su familia.

–        En algunos de los países más pobres, solamente un 13% de todos los partos reciben asistencia de una partera o un agente de salud que posee aptitudes de partería.

–        Cada día, 1.000 mujeres pierden la vida y hay 5.500 recién nacidos que mueren en su primera semana de vida, por no tener atención médica adecuada.

–        En América Latina y el Caribe, la mortalidad materna alcanza un promedio de 85 por cada 100.000 nacidos vivos, según las estimaciones del 2010 (OMS, UNFPA, UNICEF y el Banco Mundial).

–        En Uruguay alrededor de 900 mujeres son parteras.

–        La tasa de mortalidad materna en Uruguay es 8,47, una de las más bajas de la región.

–        Cada año en Uruguay nacen aproximadamente 47.000 bebés.

Fuente: Fondo de Población de las Naciones Unidas.