La iniciativa se originó gracias a un grupo de profesionales que trabaja en Sala 12 del Hospital Vilardebó, donde se alojan pacientes judiciales. Es una apuesta a la resocialización y reinserción laboral de personas declaradas inimputables. Se tratará de una experiencia de convivencia en un hogar con 20 pacientes apoyados por un equipo multidisciplinario para recuperar las habilidades de una vida independiente, con las medidas de seguridad necesarias.

«Las grandes instituciones psiquiátricas generan patologías propias como el aislamiento, la pérdida de contactos sociales y de referentes personales, por lo que es necesario prever el afuera, la salida y la resocialización», aseguró el director del Hospital Vilardebó, Miguel Sniadower.

Pacientes judiciales

Prácticamente la mitad de las camas del centro dedicado a la atención de enfermedades psiquiátricas agudas se destinan actualmente a pacientes judiciales, que cumplen casi toda su pena en el hospital.

Muchas de estas personas provienen de contextos socio-culturales deficitarios y carecen de una red social que les ofrezca contención al egreso.

La mayoría de los delitos que les atañen son homicidios que afectan a familiares y ocurren en el contexto de una enfermedad psiquiátrica grave; esta situación genera rechazo y abandono de sus parientes. Existe sobre estos pacientes una doble estigmatización: la de “loco” y “homicida”.

Proceso de rehabilitación

Los pacientes provenientes de Sala de Seguridad, internados inicialmente en Sala 11, pasan a la 10 cuando el equipo especializado lo considera oportuno. Entonces se preservan las medidas de seguridad, pero se dedica especial atención al funcionamiento grupal y la socialización.

Una vez autorizado su pasaje al servicio abierto, ingresan a Sala 12 y se incorporan al taller de rehabilitación, que funciona desde 2008, con la coordinación de la enfermera, Selva Tabeira.  Entre otros conocimientos, aprendieron a realizar tareas de albañilería y realizaron reformas edilicias en diferentes sectores del hospital. También trabajan en herrería, serigrafía y tallado en madera.

Los resultados de esta experiencia, considerada beneficiosa para los pacientes que adquirieron habilidades y desarrollaron un alto nivel de compromiso, impulsaron la creación de otro proyecto de asistencia integral, en el que al tratamiento médico y de rehabilitación se suma la fase de resocialización y reinserción laboral.

Casa Protegida

El objetivo es la instalación de una casa de estadía transitoria que funcionaría con un máximo de 20 usuarios. El plan incluye brindar asistencia médica, psiquiátrica, psicológica y social, con énfasis en la rehabilitación y la reinserción social, además de la seguridad necesaria.

La población objetivo son pacientes hombres, inimputables que estando en condiciones psiquiátricas de egresar  —compensados—  continúan internados por no contar con la autorización judicial correspondiente. El equipo técnico de este proyecto estaría integrado por profesionales que trabajan desde hace tiempo con los pacientes y se han convertido en referentes para ellos.

«Apuntamos a promover los hábitos de convivencia y recuperar las habilidades para una vida independiente», explicó el director del centro.  «La gran limitante del proyecto es el aspecto económico», agregó; sin embargo destacó que cuentan con el apoyo de la Comisión Honoraria del Patronato del Psicópata en lo que refiere al alquiler de la vivienda, que buscan en la zona del hospital para facilitar que los usuarios continúen trabajando en los talleres.

En el futuro más lejano, proyectan instalar una casa donde no necesiten cuidado y seguimiento las 24 horas. Sería un hogar asistido donde personal técnico realizaría una visita regular dos o tres veces por semana.

La psicóloga de Sala 12, Andrea Ferreira, habló de la necesidad de generar un proyecto de egreso para estos pacientes, en su mayoría sicóticos. Aclaró que deben estar compensados para poder participar y explicó que la idea es comenzar en forma gradual con cinco pacientes.

Nancy Puig, médica psiquiatra de Sala 12,  aclaró que no todo paciente judicial, internado en el hospital y con una patología psiquiátrica grave puede participar de la propuesta.

«Una vez que la iniciativa se vuelva realidad y se acceda a la casa, es necesario solicitar al juez una autorización para cada uno de los pacientes, que les permita ‘desinstitucionalizarse’ y vivir en una nueva forma de tratamiento», sostuvo la especialista.  «Muchos pacientes están en condiciones óptimas de egreso sanitario, pero carecen de la autorización de egreso judicial. La idea es lograr para ellos una continencia afuera que asegure el mantenimiento de un tratamiento, que derive en una evolución favorable», añadió.

Todos los funcionarios consultados coincidieron en manifestar su confianza hacia el proyecto y resaltaron la característica de que no tiene precedentes en la asistencia de salud mental en el país.

Fuente Contenido e Imagen: Presidencia de la República. www.presidencia.gub.uy