El sistema de salud en Puerto Príncipe y alrededores sigue siendo desorganizado. Médicos Sin Fronteras incrementa su capacidad hospitalaria en la zona afectada por el sismo.

Puerto Príncipe, 11 de enero de 2012.- El 12 de enero de 2010 quedará para siempre en la memoria colectiva de los haitianos. Prácticamente todo el mundo perdió a algún familiar, amigo o vecino en el terremoto que sacudió el país aquel día, y muchos de los supervivientes siguen sufriendo secuelas físicas o psicológicas. Las cicatrices también están presentes en las calles, donde los escombros se amontonan junto a las grietas aún abiertas.

Médicos Sin Fronteras (MSF) ya trabajaba en Haití antes del terremoto, y perdió a doce de sus trabajadores aquel día. Dos de sus hospitales en Puerto Príncipe – el centro de urgencias La Trinité y la clínica gineco-obstétrica Solidarité – resultaron destruidos. En estos dos años, la organización médico-humanitaria ha respaldado al Ministerio de Salud haitiano en el asentamiento precario de Cité Soleil, y ha construido cuatro hospitales de urgencias en la zona afectada por el terremoto, donde la población total se estima en unos 2 millones de personas.

600 camas de hospital para los haitianos

El pasado abril, MSF abrió un centro de referencia para urgencias obstétricas, con 130 camas de hospitalización, en el barrio de Delmas 33 de la capital. Este hospital atiende a mujeres embarazadas con complicaciones que puedan suponer una amenaza para sus vidas o las de sus bebés. Desde que comenzó a operar, este centro ha realizado 1.432 operaciones y asistido el nacimiento de 4.600 niños.

Uno de los recién nacidos es Esther; su madre, Belgarde, recuerda que perdió a sus tres primeros hijos justo después del parto. «El último fue prematuro, como los demás, pero gracias a la atención que hemos recibido, tengo la esperanza de llevármela a casa pronto», explica.

MSF abrió el hospital Drouillard en la zona norte de la capital el 9 de mayo de 2011, con una capacidad de 208 camas. Este centro ha reemplazado al hospital de campaña que fue instalado en tiendas inflables justo después del terremoto en el campo de deportes de la escuela de Saint-Louis de Gonzague. El equipo médico de Drouillard atiende emergencias médicas y quirúrgicas y quemados graves; también ofrece fisioterapia y atención psicológica. Cada día, se atiende a unos 55 nuevos pacientes de media y se procede a 20 intervenciones quirúrgicas.

«Estos casos que vemos hoy ya no pueden atribuirse al terremoto; tienen que ver sobre todo con accidentes de tráfico o en el hogar, así como con la violencia», explica el director médico del hospital, Félix Konan-Kouassi. «Por otro lado, desde el terremoto, también hemos observado una mayor vulnerabilidad psicológica en los pacientes, a quienes resulta más difícil soportar traumas adicionales, como puedan ser una agresión o un accidente».

El hospital de Chatuley, en Léogâne (ciudad situada al oeste de la capital, cerca del epicentro, que fue destruida en un 80%), está instalado dentro de contenedores. Cuenta con un total de 160 camas de hospitalización. Aunque fue planeado como un centro temporal, a estas alturas sigue siendo el único hospital de la región; en él se atienden urgencias y se proporciona atención gineco-obstétrica y pediátrica. En 2011, fueron atendidos 73.741 pacientes, se realizaron 3.755 operaciones y se asistieron 4.501 partos.

Por último, en la zona industrial de Tabarre, en el este de Puerto Príncipe, MSF está rematando la construcción del centro Nap Kenbe («esperanza» en creole), que abrirá en febrero de 2012. Será una estructura gratuita adicional para los haitianos del área metropolitana. Compuesto por 268 unidades modulares y 108 camas, proporcionará servicios de trauma y cirugía abdominal.

MSF también sigue trabajando en el centro de referencias y urgencias de Martissant, que abrió a finales de 2006 y trata una media de 4.370 pacientes cada mes.

Mantener la alerta

«Muchas de las infraestructura de salud de la capital desaparecieron el 12 de enero de 2010, y ya antes de esa fecha el sistema de salud era limitado, ni siquiera era plenamente operativo», apunta Gérard Bedock, jefe de misión de MSF en Haití. «El terremoto puso de manifiesto las deficiencias del sistema de salud de Haití y además las exacerbó. Llevará mucho tiempo reconstruirlo. Mientras tanto, estamos trabajando para cubrir los vacíos en atención médica en la medida de lo posible, al tiempo que respondemos a potenciales nuevas emergencias, como el cólera».

Durante la grave epidemia de cólera que afectó al país a finales de octubre de 2010, se registraron más de 500.000 casos. «Cientos de miles de personas siguen viviendo en terribles condiciones en campamentos improvisados», recuerda Wendy Lai, coordinadora médica de MSF. «El acceso a agua potable y a saneamiento es muy limitado en todo el país, especialmente en zonas rurales y remotas. Esta situación fomenta la propagación de enfermedades infecciosas. Aunque el número de nuevos casos de cólera ha disminuido considerablemente, seguimos registrando varios cientos cada semana y el riesgo de resurgimiento estacional de la epidemia sigue siendo muy elevado. Debemos extremar la vigilancia».

Médicos Sin Fronteras comenzó a trabajar en Haití en 1991, desarrollando programas de emergencia durante desastres naturales y situaciones de crisis. Inmediatamente después del terremoto de enero de 2010, la organización llevó a cabo la intervención de emergencia de mayor envergadura de su historia, con 358.000 personas atendidas, 16.570 operaciones quirúrgicas y 15.100 partos asistidos a lo largo de diez primeros meses.

Durante la epidemia de cólera que comenzó en octubre de 2010, MSF volvió a intervenir a una escala sin precedentes. En el momento álgido de la crisis, cerca de 4.000 trabajadores de salud de MSF atendían a pacientes de cólera en 75 instalaciones por todo el país. Entre octubre de 2010 y noviembre de 2011, MSF atendió a casi 170.000 pacientes con síntomas de cólera. Además, la organización cuenta con un plan de preparación ante emergencias y tratamiento rápido para responder a una nueva epidemia generalizada en Haití.