Conceptos de Jorge Larrañaga (Alianza Nacional) al formalizarse el Acuerdo Nacional Educativo entre el Poder Ejecutivo y los partidos políticos.

“Valió la pena persistir en el esfuerzo por alcanzar el Acuerdo Nacional Educativo.

Valió la pena soportar cuestionamientos si lo que se pondera es el interés nacional y no intereses menores.

Valió la pena, desde la oposición, sin mayoría parlamentarias, luchar por un acuerdo de este tipo y conseguirlo.

Valió la pena recuperar el poder de conducción para la Política representativa; que forzará a remover los obstáculos y trabas de naturaleza corporativa.

Valió la pena que el Gobierno de la Educación (MEC-ANEP) haya comprendido la importancia y alcance  del Acuerdo y lo cumpla.

Hoy asistimos a un hecho trascendente.  La sustitución del sistema matriz de educación, anacrónico y discriminatorio, por un modelo moderno, justo y más equitativo.

Aspiramos a que la brecha de desigualdad e injusticia sea aniquilada.

Tenemos el convencimiento que la adecuada aplicación del nuevo modelo traerá consigo una nueva dimensión de  Justicia Social, brindando igualdad de oportunidades, y nuevas opciones de libertad  dando oportunidades de educación y formación de calidad.

Debemos comenzar ya la revolución contra la mediocridad, de ello dependen los uruguayos.

Seremos escrupulosos vigilantes del cumplimiento del Acuerdo, por el bien de 550 mil niños y adolescentes, sus familias, por el presente y futuro nacional.

Por último, un acuerdo de este tipo, solo es posible en el Uruguay.

Es un diferencial del sistema político que tenemos que cuidar en donde por encima de los mezquinos intereses partidarios, se antepone el interés nacional, el interés de la gente.

Ha ganado el país. Ojalá que la lección se aprenda. Sin diálogo no hay política”.

Jorge W. Larrañaga