En la apertura del Seminario Internacional “Empresas públicas: transformaciones, desafíos y oportunidades”, el ministro Kreimerman afirmó que las empresas públicas “van a transformar la sociedad” y señaló que fueron creadas con una visión similar a la que hoy les da el Gobierno para que cumplan su doble objetivo estratégico: eficiencia y desarrollo social.

El ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, estuvo a cargo de la apertura del Seminario Internacional “Empresas públicas: transformaciones, desafíos y oportunidades”, realizada ayer.

La actividad, que continuará hasta mañana en el anfiteatro Mario Benedetti del complejo Torre de las Telecomunicaciones, reúne a expositores locales y extranjeros para reflexionar sobre el papel estratégico de las empresas públicas en el desarrollo de los países. Entre las autoridades presentes ayer estuvieron el subsecretario de Industria, Energía y Minería, Edgardo Ortuño; el director nacional de Industrias, Sebastián Torres; y la presidenta de Antel, Carolina Cosse.

El evento es organizado por la Dirección Nacional de Industrias (DNI) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Antel y Transnational Institute (TNI) de Holanda.

En su alocución, Kreimerman dijo que este seminario “llega en un momento exacto” para “discutir, aprender del pasado y proyectar” en toda nuestra región.

El ministro recordó “el gran empuje que tuvo Uruguay al formar sus empresas públicas”. Una de ellas, UTE, celebró ayer sus 100 años. En ese entonces, estas empresas se crearon “con una visión no muy diferente” de la que pretende darles ahora el Gobierno “para cumplir con un servicio estratégico que tiene que dar la nación y para ser una herramienta fuerte del desarrollo nacional”.

“Deben funcionar, ser eficientes, innovadoras, con calidad y productividad. Pero también son empresas del Estado, que tienen que propender al desarrollo nacional y a la inclusión social”, aseveró el jerarca.

“Pensamos que las empresas del Estado, aparte de su rol clave en áreas como las telecomunicaciones, la energía y el agua, tienen también que ser, bajo una política nacional –a diferencia de lo que ocurría en décadas pasadas-, instrumento de un proyecto de sociedad para América Latina y nuestro país, mejor que el que hemos tenido y a través del cual ahora vamos avanzando”, añadió.

“El peso que por sí solas tienen en el PBI de nuestras regiones es importante”, dijo Kreimerman, quien agregó que también lo es “su objetivo estratégico”, ya que “proveen los elementos de soporte del desarrollo en una época de revolución y cambio en los sistemas productivos internacionales” y son “el marco necesario para permitirle a nuestra sociedad transformarse, con un sistema productivo diversificado y conocimiento incorporado”.

“Son ellas las que, en definitiva, van a transformar la sociedad”, afirmó Kreimerman. El ministro sostuvo que hoy sabemos “que el crecimiento económico está sustentado en la infraestructura material y que esta se decide a través de las áreas estratégicas que el Estado posee”. Esto adquiere particular importancia en un momento de “quiebre” económico, político y tecnológico para el mundo, en el que América Latina atraviesa un buen momento en su economía –debido también a las políticas implementadas por los gobiernos- y debe definir hacia dónde va, en el marco de una tercera revolución industrial.

El ministro dijo además que la mesa redonda que se desarrolló ayer, luego de su alocución, denominada “Pasado, presente y futuro de las empresas públicas alrededor del mundo”, permitirá conocer otras experiencias, “eliminar errores” y “avanzar”, por el camino de estas empresas, hacia una inserción social con crecimiento económico “que todos los habitantes de nuestra región merecen”.

En esta mesa redonda, moderada por Daniel Chávez (de TNI), participaron Luc Bernier (École Nationale d’Administration Publique, Canadá), Massimo Florio (Università degli Studi di Milano, Italia), Guillermo Guajardo (Universidad Nacional Autónoma de México), Richard Kozul-Wright (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) y Susan Spronk (University of Ottawa, Canadá).