“La organización de la UP-AP y la aprobación de su programa insumieron dos largos años. La AP originaria sigue existiendo, pero dejó de convocar plenarios nacionales a los efectos de impulsar los mecanismos participativos de la UP en su conjunto. Hubo que aprobar reglamentos, organizar plenarios nacionales (máxima instancia democrática), talleres temáticos, y garantizar el funcionamiento de la Comisión de Programa y las otras comisiones centrales”, expresó el precandidato presidencial Gonzalo Abella.

A continuación compartimos la columna de opinión del conductor de la UP-AP en donde se refiere a las razones que imposibilitaron un acuerdo electoral con el Partido de los Trabajadores (PT).

“En el marco de la creciente conciencia y resistencia del pueblo, cada vez aparece más claro que el FA es irrecuperable y que debemos unir fuerzas tanto contra su cúpula hoy bicéfala como contra la derecha tradicional.

Pero aún así, un sector de nuestros hermanos de intemperie insisten en el voto en blanco o anulado. Creemos que en la coyuntura actual se anulan a sí mismos, pero cuidamos nuestro vínculo con ellos para un futuro en el que inevitablemente convergeremos.

En el último mes, otros hermanos de intemperie (entre ellos el PT) nos propusieron alianzas electorales. Eso nos planteó una situación imprevista. Desde el punto de vista estrictamente reglamentario, bastaba para que uno solo de los grupos de la UP vetara esa alianza para que ésta no se diera hasta el siguiente plenario (para el que ya no había tiempo antes de junio). Pero esto no era lo fundamental. El factor positivo de ese acuerdo era una nueva acumulación de votos y un fortalecimiento del mensaje de unidad; el negativo, importantes diferencias programáticas y conceptuales sobre las que se debía hablar seriamente. No podíamos terminar siendo una simple alianza electorera como la concertación rosada, aunque perdiéramos votos. A mi juicio personal, un impedimento programático serio es que la UP en su conjunto (con matices) apoya los gobiernos soberanos de Venezuela, Bolivia y Cuba, mientras que el PT (y estoy simplificando un tanto) ha expresado su simpatía con los sectores opositores. Dado nuestro pronunciamiento por una Patria Grande, dada nuestra vocación integracionista antiimperialista, un discurso ambiguo bajo el mismo lema debilitaría la claridad de nuestro programa. Otras diferencias, como el apoyo del PT a la oficialista ONAJPU de Munro o su participación en el acto oficial del 1º de mayo de la cúpula del PIT-FA, no serían tan importante: en el plano social y sindical hemos aprendido a sobrellevar las diferencias, pero no en lo programático político.

A este momento creo que la unidad total no será posible en lo inmediato, porque hay voto anulado por un lado y diferencias programáticas por otro. Pero debemos recordar que somos hermanos de intemperie y que las elecciones no son un fin en sí mismas”.