El miércoles, fue motivo de festejo en la Cancillería uruguaya. Después de varios meses de estudio, el Consejo Directivo Central (CDC) de la Universidad de San Pablo autorizó la donación al Estado uruguayo del buque oceanográfico “Profesor Wladimir Besnard” el primero de gran porte en este rubro que perteneció a Brasil.

Concluyó de este modo, después de varios meses de estudios, el proceso de transferencia del barco a manos del Estado uruguayo. La donación se produjo en el marco de los planes de cooperación entre las Universidades de San Pablo (Brasil) y de la Universidad de la República (Uruguay). La nave fue pionera en la investigación oceanográfica y en la campaña antártica de Brasil durante medio siglo. Lleva el nombre del primer director del Instituto Oceanográfico de la era moderna en la década del 50. El barco se había dejado de usar en 2010, pero no estaba abandonado. Brasil modernizó su flota y compró otro más moderno.

Una misión, coordinada por la Cancillería uruguaya, relevó semanas atrás el estado actual de la nave, amarrada en el puerto de Santos. Técnicos de la Armada Nacional, de la Facultad de Ciencias y funcionarios del Ministerio de Educación y Cultura inspeccionaron la embarcación y concluyeron que se trata de un “barco operativo en el que vale la pena invertir y recuperar”, afirmó a LA REPÚBLICA Gustavo Pacheco, Director General de Cooperación Internacional de la Cancillería. El buque fue dañado a causa de un incendio que afectó su instalación eléctrica y timón. El costo de la puesta a punto y su transformación en un barco científico podría insumir hasta un máximo de 3 millones de dólares, indicó el  jerarca.

La donación se efectivizó a un costo cero para el Estado uruguayo. Del lado brasilero, los actores que intervinieron fueron el Gobierno Federal, el Rectorado de la Universidad de San Pablo  (USP), El Instituto Oceanográfico de la USP y la Agencia de Cooperación de la USP. La donación permitirá reactivar la nave, cuyo permiso de navegar fue revocado por la Marina de Brasil. Pacheco señaló que el barco requiere “obviamente, un proceso de puesta a punto” para recuperar su navegabilidad, además de “un proceso de actualización el barco que es de la década del 60”. Para Uruguay, el barco servirá tanto para la formación de conocimiento científico como para la investigación de la plataforma marítima. Pacheco consideró que el barco era necesario “ existiera o no ampliación de la zona económica exclusiva y existieran o no investigaciones pretroleras”.

El jerarca de la Cancillería también indicó que en la donación confluyen dos vertientes: “una, el excelente nivel de relaciones políticas y de cooperación entre Brasil y Uruguay”. Y también, “confluyó fuertemente, la tradición de cooperación entre la Udelar y la Universidad de San Pablo”. Los técnicos de la Armada sostienen que el barco deberá entrar a dique para lo cual se manejan dos posibilidades: una que las reparaciones se efectúen en San Pablo; otra que el barco pueda navegar por medios propios hasta Montevideo y darle entrada a dique aquí en Uruguay.

PLATAFORMA

Uruguay alcanzó un acuerdo en ONU para extender la traza del límite exterior de su plataforma continental de las 200 millas marítimas a las 350 millas marítimas. El fallo, informado por LA REPÚBLICA en el mes de agosto, adopta la forma de una recomendación que quedará firme en febrero, amplía los derechos de soberanía de nuestro país, en una región submarina que cada vez adquiere mayor importancia económica, estratégica y política. El acuerdo implica un incremento de la  superficie en 80.500 km2, casi medio país (Uruguay tiene una superficie de 176.215 km2).

 

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