papa francisco“El Padre que el mundo necesita” es el título del artículo que hoy nos comparte Diego Pereira pereira.arje@gmail.com con su mirada peculiar.

“El mundo entero está viviendo una gran conmoción en todos los niveles debido a la visita del Papa Francisco -el líder de la Iglesia Católica- a varios países de América del Sur: Ecuador, Bolivia y Paraguay. Esta gira del pontífice genera en nosotros los latinoamericanos un gran sentimiento de pertenencia a una Iglesia que aun nos suena muy alejada de la realidad en la que vivimos, y que parte de las iniciativas de un hombre con unas características propias de este continente. Cuando lo vemos -sobre todo argentinos y uruguayos- vemos a “uno de los nuestros”, una persona como nosotros, que habla claro, que es directo, que hace chistes en medio de sus discurso, sin perder por ello la seriedad y la profundidad característica también de una mirada conocedora de lo que habla. Si el Papa comenzó su camino queriendo una Iglesia pobre es porque conoce la realidad de pobreza, no sólo hace teoría o la conoció en libros o por televisión. El Papa Francisco habla de lo que conoció y de lo que conoce.

¿Qué conoce el Papa que revolucionó a la Iglesia y ha cambiado la mirada de todos aquellos que no son católicos? Es un gran conocedor de la naturaleza humana y de los problemas actuales que enfrentamos. Hacia dentro de la Iglesia sabe de la corrupción, de la lucha de poder, de los “amiguismos”, de los escándalos sobre sexo, de los que se creen dueños de la verdad, de la lucha política, de la “sancta doctrina”, de los acomodos…hacia afuera sabe de los sufrimientos actuales de soledad, de angustia por vidas sin sentido como consecuencias del individualismo, el consumismo, el materialismo, la corrupción política, la insana competencia por buscar los mejores puestos, la falta de trabajo, la crisis de la educación…y todo lo que conocemos. Por pertenecer al tercer mundo donde no se posa la atención del mundo y por haber decidido estar de cara a la realidad, Francisco desconcierta con sus homilías y discursos mostrando mucha seguridad por conocimiento de causa. Pero de alguna manera su predecesor, Benedicto XVI, también poseía una gran mente conocedora de estos males que nos aquejan, pero no logró los mismos resultados. ¿Por qué?

Afirmar el porqué Francisco es como es es y porqué ha causado tanto alboroto, es algo imposible. Es una cuestión entre él y Dios. Pero eso no deja de llevarnos a pensar la situación en la cual se encuentra cuando se para frente al mundo, no solamente como líder religioso de la Iglesia Católica, no sólo como líder político, sino como un padre que aconseja a la humanidad y que le habla de lo que otros líderes políticos, morales y religiosos no lo hacen. Francisco cuando habla, no importa donde esté, le habla a la humanidad toda y le habla de valores que en el mundo de hoy son casi utópicos. Le habla tanto a los políticos y su deber por ser elegidos por el pueblo, les habla a los cardenales y obispos de su responsabilidad porque los ha elegido Dios, le habla a los docentes y les recuerda su responsabilidad ante la vida…pero también le habla al anciano que está solo, abandonado en un asilo, lejos de ser algo útil para el mundo y abandonado por su propia familia, le dice que Dios está a su lado, sufriendo con él, que no está solo. Francisco le habla a la familia y le dice que allí comienza la formación para lo que será a futuro, que lo que no se enseña en casa no se aprende fuera de ella. Y confirma sus palabras a la humanidad con su última carta Encíclica denominada “Laudato si”, donde aconseja a todo ser humano sobre la responsabilidad de cuidar de neustro planeta, al cual le llama “la casa común”.

Desde el impacto que ha causado el Papa en todo el mundo sí podemos constatar algo muy evidente: la falta de líderes mundiales. En un mundo tan fragmentado, donde los grupos sociales, religiosos, los países u organizaciones mundiales se cierran sobre sí mismos, nos hace falta desde hace tiempo una figura mundial que nos hable y nos guíe, pero que no haga distinción de ninguna clase, sino que nos hable a todos por igual, que nos vea y trate a todos por igual. Esto lo ha hecho el Papa desde el comienzo de su pontificado pues ha sido tan duro con palabras que denuncian lo que está mal, tanto hacia dentro de la Iglesia como sobre el mundo. Pero también ha  dejado caer sobre los corazones humanos las palabras de amor, de amistad, de cercanía, de misericordia, de perdón de un Dios que es para todos, que no hace distinciones, que no juzga a nadie y lo único que pide es que hagamos el bien y que amemos, pues al amar mostramos a Dios.  Con las consecuencias de la globalización que homogeiniza las mentes y las necesidades humanas, las palabras del Papa y sus mensajes son globales y caen bien en cualquier parte del mundo. Muchos especialistas hablan de un “giro estratégico” de la Iglesia por su caída abajo en pérdida de fieles y de credulidad (y otros agregan: su pérdida de miles de euros). Pero otros hablan de un hombre que nos muestra lo que realmente es Dios.

 

 

Afirmar esto es muy fuerte, pero creo que los hechos dan créditos por sí mismos. Ahí vemos a Francisco acogiendo a todos los que el mundo, de una forma u otra, discrimina, incluso la misma Iglesia. La mejor imagen del Papa Francisco es la de un líder Padre y quitándole todo aspecto machista del término, es una Madre-Padre que acoje, que abraza, que perdona, que pide perdón por el mal cometido, que se reúne con sus iglesias hermanas y rezan juntos, que abraza a los que huyen de sus países y buscan otra patria, que dice abiertamente frente a temas como la homosexualidad: “Quién soy yo para juzgar?” y busca que su propia familia -la Iglesia Católica- los reciba de brazos abiertos y los cuide, que denuncia a todo el que haga mal, incluso cuando sabe que corre peligro. Francisco es la imagen de quien quiere cuidar a la humanidad y se juega la misma vida por ello. Francisco ha mostrado la maternidad y la paternidad de Dios: ha mostrado la imagen de la dulzura y ternura de una madre, pero también la imagen imagen arrepentida del padre que cree que en su familia todo depende de él y que la sabe todas, pero que pide perdón y se arrepiente. Francisco toca al corazón humano creyente e interpela al ateo por su simpleza de palabras que llegan a lo más hondo y que son provocadoras. Nadie es indiferente ante este hombre, nadie puede dejar de ver lo que ha provocado. ¿Cuál es su centro?

Podemos arriesgar a decir que su centro es simplemente Dios, revelado en Jesús de Nazareth. Si el Papa es el sucesor de Pedro que se hizo cargo de la Iglesia por fidelidad a Jesús, y porque mostraba a Jesús en sus palabras y acciones, el Papa es sucesor si encarna esta figura de Jesús que nos presenta el Evangelio en el que creemos. Y Francisco con su personalidad, sus palabras simples, con sus gestos, con su sensibilidad, con su apertura, con su humildad, con su falta de prejucios, con su maestría, nos muestra a Jesús encarnado. Qué hermoso es descubrir  que es posible ver en una persona de hoy la figura de Jesús. Un Jesús cercano, un Jesús hermano, consejero, amigo, compinche. Francisco es una persona que se muestra como Padre mundial en cuyos brazos cabemos todos…es el abrazo de Dios para el mundo de hoy que tanto lo necesita. Él como lider mundial y religioso ha dicho en Ecuador: “Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el Sol, y a la Luna con la iglesia y la Luna no tiene luz propia y si la Luna se esconde del Sol se vuelve oscura. El Sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta y se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio”. Y agregamos nosotros que el sol ilumina sobre todo el mundo, por lo que las palabras del Papa muestran el amor de Dios por la humanidad. Francisco es el padre que todos andamos necesitando”.

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