El profesor titular de Derecho Penal de la Universidad de Montevideo (UM), doctor José Pedro Montano consideró que la norma penal debe ser preventiva y que “la protección del ser humano supone mandar un mensaje con respecto a su dignidad”, expresando que ante la eventualidad de la ectogénesis (que una mujer no tenga que gestar todo el tiempo el embrión) hay que “proteger a la criatura, a los más indefensos”.

Los dichos de Pedro Montano fueron realizados el pasado viernes 8 en la Comisión Especial del Senado que analiza la Ley de Urgente Consideración (LUC).

Según Montano “estamos en una situación de transición política, pero también en un estado de especial y singular emergencia por la famosa pandemia”.

Este proyecto de ley con carácter de urgente consideración “tiene muchos aspectos positivos y algunos otros que se pueden mejorar o, incluso, quizá quitar. Por ejemplo, no hay ninguna norma con respecto al coronavirus; si uno dice que es de urgente consideración, ¿qué motivo más que ese podemos pedir para que salga, realmente, con urgencia algún acto que lo pueda contemplar? Pienso, por ejemplo, en los presos. En fin, esa es otra cuestión”.

También pienso –agregó- “en que la ley penal es un gran vehículo de educación en la sociedad, porque la ley penal nos está diciendo cuáles son los valores de esa sociedad que hay que proteger con una mayor intensidad. La mayor intensidad, desde el punto de vista de la protección jurídica, se da a través del derecho penal”.

Montano fundamentó que “por eso decimos que el derecho penal es de ultima ratio; es decir, cuando las otras ramas del derecho no logran resolver el problema que se da en la sociedad, hay que ir al derecho penal, que es el que va a terminar resolviendo el asunto. Un ejemplo podría ser que estamos en una enseñanza de valores. Hay algunos valores que son nuevos”. En ese sentido, “el proyecto de ley de urgente consideración se descubren algunos valores nuevos que se quieren proteger en nuestra sociedad de una manera más dura. Se trata de un mensaje político a la sociedad en general, diciéndoles que nos preocupa mucho, desde el punto de vista de la política, el problema de la seguridad nacional. Ese fue uno de los problemas más criticados de la gestión anterior y, realmente, lo sentimos así”.

Para Montano, “la seguridad requiere una especial atención. Y no en balde está puesta en el primer lugar desde el punto de vista gráfico en la iniciativa, en la primera sección. O sea que ese mensaje político de endurecimiento del control social se produce, efectivamente, a través de esta LUC que, principalmente, utiliza la herramienta del incremento de las penas como para decir que vamos a proteger más; como si tuviéramos la impresión –cosa que por desgracia no es normalmente así– de que el aumento de las penas produce la baja de la criminalidad. No necesariamente es así. Imagínense que hay sociedades que, incluso, hasta tienen pena de muerte”.

Según Montano, “es cierto que la norma penal tiene una función que podríamos decir llamar preventiva, especial, general, en teoría, pero también nos tiene que mostrar cuáles son esos valores principales que una sociedad, en este estadio de nuestra civilización, requiere custodiar de una manera especial. En este caso estamos hablando de la sociedad. Lógicamente, tendremos que decir que la sociedad no tiene sentido si no hubiera personas”.

“Lo primero que debemos proteger es la persona, incluso desde el punto de vista de la bioética y, asimismo, jurídico, sosteniendo también que la persona lo es a partir del momento de la concepción.

Entonces, ponernos al día con respecto a la protección del ser humano supone mandar un mensaje con respecto a su dignidad”, dijo.

Además, reveló Montano “se están desarrollando técnicas que permitirían, por ejemplo, que una mujer no tenga que gestar todo el tiempo el embrión; estamos hablando de la ectogénesis. Entonces, empieza la concepción y cuando la mujer se siente embarazada, dice: ‘Que lo termine gestando un útero artificial’. Como les decía, la ectogénesis ya permite esos planteos, que muy posiblemente lleguen pronto a ser realidad. Ya se hace con determinados mamíferos”.

Por tanto, “habría que ver cómo podemos hacer para también proteger eso. Que la mujer tenga la opción, lógicamente, de continuar o no con su embarazo, pero también debe dar la protección a la criatura, desde el primer momento, para mostrar que nuestra sociedad no es de las que no se preocupa de los más indefensos; de la misma manera que se está haciendo con la mujer en el hecho de tratar de recuperar sus derechos, al punto de que hay desarrollada una enorme legislación en materia de violencia sexual y de violencia doméstica, con dieciséis formas. Me refiero a la Ley n.º 19580”.

Entonces, “estamos construyendo esos estatutos que condicen con la dignidad que debe tener la persona, que por ser tal, tiene un estatuto propio que, obviamente,  es distinto al de las cosas y por eso se le llama persona”.

Este proyecto de ley –sostuvo- “tiene en ese sentido una buena inclinación porque trata al ser humano como persona, sobre todo cuando regula la disciplina y el  régimen de los establecimientos carcelarios, y eso es algo que hay que tener en cuenta, pero debemos tener mucho cuidado porque lo que va a haber es un incremento muy grande de la prisionización, es decir que va a haber un incremento grande de presos”.

Entonces, se pregunta Montano “¿cómo los vamos a tener si  queremos darle lo  justo por ser personas humanas, de acuerdo a su dignidad? Por más que sean  criminales, no podemos tratarlos de manera inhumana porque nos lo  prohíbe la Constitución pero, además, la propia naturaleza nos está diciendo que el ser humano no es una cosa para meter y archivar en una celda de dos por cuatro con cinco o seis personas más; eso no puede ser”.

A ese criterio que debe presidir toda reforma, es decir, “el de priorizar la naturaleza humana acorde con el concepto que catalogamos de dignidad y que es propio de la persona,  tenemos que  agregar una parte muy importante, que en este momento está en el Parlamento y que sería una muy buena oportunidad para retomar y completar esta ley de urgente consideración: el proyecto de ley de reforma del Código Penal, que lleva diez años acá y sobre el cual hay acuerdo en su parte general”.

Montano argumentó que “los delitos en especial han sufrido cambios a lo largo de estos años, lógicamente, pero la parte general introduce novedades muy importantes desde el punto de vista teórico que, después se aplican en la práctica, al tal punto que hay autores que dicen que una buena dogmática hace una buena justicia. Entonces, si tenemos un código penal con una parte general que nos va a permitir aplicar mejor estas leyes particulares, bueno, ¡¿por qué no aprovechamos a hacerlo ya también?! ¿Qué estamos esperando?”.

Recordó que “nuestro Código Penal tiene ya muchos años. Desde 1934 hasta el presente ha pasado mucha agua debajo del puente, y en lugar de tener un sistema como supone la codificación, corremos el riesgo de generar una especie de collage, en el sentido de que se  van agregando parches en el sistema que a veces son discordantes con otros, y viceversa,  y entonces terminamos en una situación que redunda en la falta de claridad con respecto a los derechos de las personas; ¡casi nada! Por supuesto que cuando digo ‘persona’, me refiero también al preso, al delincuente”.

He visto que en este proyecto de ley –evaluó Montano “hay una disminución de posibilidades de libertad durante el proceso porque la herramienta de esta LUC ha sido el  incremento de las penas, y al hacerlo y eliminar determinados mecanismos liberatorios, ¿qué estamos haciendo? Prisionizar, estamos prisionizando”.

Asimismo, “el Gobierno termina de hacer un pedido de USD 4:000.000 para comprar las famosas tobilleras, de forma tal de que haya reclusos que puedan no estar presos sino vigilados, controlados, y por eso podemos aplicarles tobilleras. Pero ¿qué pasa? Este proyecto de ley, al elevar los montos de las penas, estaría prohibiendo en la sociedad uruguaya la utilización de esas tobilleras o pulseras, u otros dispositivos que también se utilizan”.

Entonces, “¿qué hacemos? Vamos a estar llenos de artefactos de control de seguridad y, sin embargo, lo que emana de este proyecto de ley es una orden general, o un pronunciamiento general, en el sentido de que debe haber más cárceles, cuando lo que tiene que haber es más resocialización porque así lo establece el artículo 26 de la Constitución”.

También “tengo alguna observación formal para hacer en el texto porque hay determinados artículos que todavía siguen utilizando las palabra ‘procesado’ y ‘procesamiento’, y eso ya no corre más; esos términos deben ser sustituidos por ‘formalizado’ y ‘formalización’, respectivamente”.

Montano indicó que “algo que quiero elogiar muchísimo es la comisión que se crea para diseñar y crear una política criminal uruguaya; esto hasta ahora no se había dado. Desde el punto de vista teórico, una de las preguntas que nos hacemos los profesores cuando estudiamos el derecho penal es: ¿cuál es la política criminal que existe en el Uruguay? Y no lo sabemos. ¿Por qué? Porque hay veces que se opera de esta manera con la legislación”.

En cambio, manifestó el profesor titular de Derecho Penal de la UM “sería bueno si tuviéramos un criterio uniforme, de acuerdo con determinados principios que esta comisión perfectamente puede elaborar, también teniendo en cuenta el derecho comparado, que nos lleva mucho adelanto. Fijénse que en nuestra legislación no están previstos los delitos informáticos, ni siquiera en la LUC. Y hoy día es una cuestión cotidiana, si no, pregunten en la Agesic. ¿No?”

La senadora Carmen Asiaín (Partido Nacional) preguntó sobre el artículo que refiere a la autoevasión.

“La autoevasión es un delito nuevo en la medida en que castiga solamente la autoevasión. Hasta ahora se castigaba la autoevasión cuando, además, se producía algún acto de violencia que permitiera esa evasión o autoevasión. Ahora no se requiere ninguna violencia, por ejemplo, si el preso se escapa porque hay un error y se va con un disfraz –como ha pasado–, igualmente está sometido a responsabilidad penal, comete un nuevo delito y, además, con una pena potente”, precisó.

A su entender, “en toda criatura humana hay una aspiración natural, comprensible, de tratar de recuperar su estado de libertad, y esa actitud humana que acá estaríamos castigando o coartando de esa forma, poniéndole una pena sorprendente; es realmente sorprendente el guarismo de esa pena”.

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