El planteo fue efectuado ante la Comisión Especial que analiza la Ley de Urgente Consideración (LUC) del Senado este viernes 8 de mayo.

La delegación de la Asociación Uruguaya de Padres Adoptantes, estuvo integrada por Aurora Reolón y Andrea Bittencourt.

Sobre el proyecto, Reolón mencionó “el artículo 421, que sustituye al artículo 142, en el que se habla de la acumulación de los dos juicios. Estamos de acuerdo y consideramos que es una buena medida, pero deberíamos ponernos de acuerdo en una cantidad de cosas.”

En primer lugar, “que no sea opcional; se dice que el juez podrá hacer que esto sea así, pero si no lo hace de esta manera, el problema es que vamos a tener familias que van con este sistema y otras con otro. Esto hace que sea muy dispar y que la familia, cuando enfrenta el juicio, no sepa cómo va a ser. Por lo tanto, lo ideal sería que esto fuera una indicación y no una sugerencia.”

En segundo término, dijo Reolón “entendemos que dentro de los juicios hay que cambiar muchas más cosas y algunas nos preocupan porque son de mucha entidad. Por ejemplo, el hecho de que tengamos dos juicios y tres abogados en cada uno de ellos, porque significa una erogación importante. Entendemos que los abogados tienen que cobrar por su trabajo, pero para nosotros es algo muy grande. Entonces, está el problema de los juicios, pero también el tiempo procesal que se hace muy largo, por lo que habría que hacer algunos ajustes al respecto”.

Reolón expresó que “se están dando algunas desinteligencias, hay muchísimo para arreglar y no es justo que hagamos una pequeña variación –que además es optativa– en un juicio que requeriría que cambiáramos la estructura. No digo cambiar la estructura de incidental a extraordinario pero que busquemos todas las cosas que tenemos que arreglar.”

“No podemos estar cambiando el código cada dos o tres años; tenemos que dar una discusión seria y creo que faltan actores importantes. Estamos discutiendo con personas con las que de pronto podemos tener diferencias en algunos aspectos solamente en veinte minutos, cuando todos estos cambios que estamos mencionando requieren de muchísimo tiempo y de un intercambio con los legisladores, con el Poder Judicial y con las autoridades del INAU. Nos tenemos que poner todos de acuerdo y de una vez por todas terminar con estas desinteligencias”, agregó.

Asimismo, “desde el año 2000 que estamos discutiendo y haciendo cambios; en el 2009 se hizo uno muy grande y en el 2012 también, pero, reitero, no podemos estar cambiando el código cada dos o tres años. No es lógico y tampoco es justo”.

Desacuerdo

Por su parte, Bittencourt se refirió al artículo 422, “que modifica el artículo 158 del código. En este caso, la primera redacción de la LUC decía que el plazo que debería haber para la valoración de las familias aspirantes a adoptar tenía que ser de un máximo de dieciocho meses”.

“La nueva redacción refiere a los dieciocho meses, pero dice que en caso de no cumplirse con ese plazo la responsabilidad funcional será de los técnicos del INAU. Nosotros estamos en desacuerdo con esto por más de una razón. Primero, porque para que se cumplan los plazos de dieciocho meses, el INAU necesita más técnicos”, sostuvo.

De hecho, puntualizó “de tener más técnicos en el proceso, los primeros talleres de prevaloración, valoración, devolución y preintegración se harían en catorce o dieciséis meses. Segundo, porque establecer el mismo plazo para todas las familias es un poco complejo, porque no todos pasamos por el mismo proceso”.

“Las familias atraviesan diferentes situaciones y podría suceder que algunas no lograran completar el proceso en ese tiempo para ser declaradas idóneas pero, probablemente, con dos o tres meses más, sí podrían. Si el funcionario tiene responsabilidad por esto, si va a ser juzgado por el tiempo que le insuma el tratamiento de la familia, probablemente declare como no idónea a una familia que, con el tiempo necesario, podría ser idónea. También podría declarar como idónea a una familia cuando, en realidad, todavía tuviera dudas”, expuso como ejemplo.

Entonces, “establecer un tiempo en este caso nos parece innecesario porque de contar con los técnicos suficientes en el INAU, el proceso se podría hacer incluso en un lapso menor y cada familia utilizaría el tiempo que necesite”.

Cuando hablamos de los plazos de la adopción, señaló Bittencourt “no tenemos que pensar en los tiempos de los adultos sino de los niños, que son muy diferentes y completamente independientes al de los adultos. Lo que tendríamos que agregar es que el tiempo de la declaración de adoptabilidad de un niño debería ser menor. Esos son tiempos procesales, judiciales. Entonces, tendríamos que atacar ese punto para poder achicar el tiempo de los niños”.

La Familia

Por su parte, Reolón consideró que “el tema de los dieciocho meses genera un problema para los técnicos. Pero, ¿qué genera en la familia? La familia llega con una cantidad de preocupaciones y con el deseo de alcanzar la idoneidad. Si vos tenés dieciocho meses, querés lograr la carrera. Pero está la preocupación de que no te alcance el tiempo y empiezan las desinteligencias, los miedos, las angustias –o sea, todo lo que pasa en el proceso, con subidas y bajadas–, se ingresa en un caos por pensar que no se puede lograr”.

No obstante, “si ve que el técnico no se encuentra, si no se encuentra en las discusiones, eso puede ser negativo para la familia que puede desesperarse y angustiarse por no alcanzar el acuerdo con el equipo. Otra postura podría ser la de decir: ‘Bueno, qué me importa. Yo en dieciocho meses estoy pronta, así que me tienen que evaluar igual’. También puede suceder que la familia no logre terminar con el proceso porque hay algo complicado para ponerse de acuerdo, entonces, pasan los dieciocho meses y no se llega al punto”.

Añadió que “la familia sí o sí va a ir a reclamar. Del 100 % de las familias que están en el proceso, el 90 % va a pasar perfectamente, sin problemas, pero el 10 % restante va a tener sus dudas, sus angustias, no va a entender cuál es el problema, qué le pasa, por qué tiene esas subidas y bajadas. Desde mi lugar puedo decir que pasamos por muchas cosas; yo sé lo que pasé y lo que pasaron mis compañeros. Esas familias van a decir que quieren que las atiendan y van a ir a pedirle a la dirección política del INAU que les solucione el problema porque pasaron los dieciocho meses y quieren tener su idoneidad. Pero cómo hace la dirección política del INAU para ponerse de acuerdo y ver si fue bien evaluado por el equipo técnico”.

Es todo muy complejo, sostuvo, “pero si hay un equipo técnico, debemos tener confianza en que va a hacer el trabajo debidamente. Obviamente que ante una no idoneidad la familia puede ir a reclamar; y algunas lo han hecho. Van y reclamar que no les gusta esa no idoneidad porque entienden que no es justa, que no es correcta. Como dije, pueden hacerlo”.

Para Reolón, “lo que no se puede es poner a la dirección del INAU en la obligación de resolver un aspecto técnico, ni tampoco poner a los técnicos en la posición de que tengan que resolver rápidamente. Dieciocho meses es, más o menos, el tiempo en que dura el proceso, pero lo que no se debe poner es esa presión; eso no está bien. De todas formas, siempre hay derecho de reclamar”.

Registro Único de Aspirantes

“Quisiera mencionar un último aspecto con respecto a este artículo. En el caso de llegar a evaluar a todas las familias en dieciocho meses, vamos a tener un Registro Único de Aspirantes que podrá llegar –actualmente es de 80 proyectos de familias– a tener, aproximadamente, unas 500 personas. Pero la cantidad de niños que son declarados adoptables en el Uruguay son unos 100 o 120 al año”, manifestó Bittencourt.

Entonces, se preguntó “¿cómo vamos a hacer después con las familias que ya están en el registro y no tienen al niño para integrar? Después de que fueron ingresados al Registro Único de Aspirantes, pueden llegar a pasar dos años y medio o tres años más, porque el tiempo que no pasaron en la previa lo van a pasar después. ¿Qué pasa después con esas familias? Van a reclamar y a preguntar por qué no integran, porque lo que quieren las familias es integrar”.

Estimó que “el hecho de hacerlo rápido no es por hacer rápido el proceso, sino para integrar. No vamos a poder tener más niños de los que ya salen si el proceso previo de los jueces no se hace antes. ¿Qué va a pasar cuando llegue el momento? Pasaron dos años y medio y de repente la familia cambió y ya no es idónea para integrar un niño. En ese caso, ¿hacemos de nuevo el proceso? Eso nos preocupa muchísimo”.

Potestad del juez

Reolón consideró que “también queríamos referirnos a dos artículos fundamentales, el 419 y el 420, que van enganchados”. Esos dos artículos “plantean que el juez pueda prescindir de la elección. Allí hay varios aspectos que nos generan preocupación, primero porque no es claro. Nosotros discutimos sobre esto con el presidente del INAU y no nos ponemos de acuerdo en cuanto a quiénes serían las familias que se presentan y en las que el juez podría prescindir de la elección del INAU. Es decir, hay un niño en situación de vulneración de derechos, el juez determina que no se puede integrar a su familia de origen y entonces se da la adoptabilidad”.

En esa circunstancia –añadió- “es cuando el INAU tiene que designar una familia para que el niño sea integrado. Se trata de situaciones de hecho en las que el niño está plenamente integrado, generó lazos de tal envergadura que, de cortarlos, sería de sufrimiento para el niño, y además la tenencia ha comenzado en forma lícita”.

“Todos estos puntos que señalé son complejos para tomar una definición. ¿Cuáles son las situaciones de hecho? Aquellas que no son ilegales pero que no ha habido una intermediación en la tenencia de ese niño por parte de la ley. Entendemos que en ese caso no estarían incluidas las cuidadoras, que tienen que ver con una realidad con la que hemos tenido algún conflicto. No son situaciones de hecho las de las cuidadoras, sino que son personas que por orden judicial están cuidando un niño”, agregó. Reolón manifestó que “naturalmente que han generado un vínculo, porque para eso están, es decir, a ese niño se lo pone ahí para que viva una situación muy similar a la que viviría en una familia definitiva. Ahora bien, que la familia genere un vínculo no puede ser una razón suficiente para que se determine que esa familia, por más buena que sea, por más que sepamos que tiene mucho amor para los niños y demás, sea la mejor para ese niño”. Asimismo, “tampoco podemos utilizar este camino para la adopción, porque entonces deberíamos eliminar la valoración de la familia. Uno podría preguntarse, entonces, para qué hacer una valoración si, siendo una buena señora que cuida niños, puede adoptar un bebé o un niño cualquiera y más aún pues puede tratarse de un niño que esa señora elige. Yo no pude elegir a mi hija, por suerte, y me tocó la mejor; simplemente se me dijo que había un niño con tal historia”.

Sin embargo, “en el caso de una cuidadora, entre los cuatro o cinco niños que cuida, elige uno del que se ha enamorado más profundamente y con el que ha generado un vínculo muy importante. En realidad, los vínculos siempre son importantes; podría ser en la familia cuidadora o en la familia amiga”.

Ahora bien, dijo Reolón, “pensemos, por ejemplo, que una señora me dejó un niño en mi casa, yo lo cuidé, lo crié, me hice cargo, y en cuatro, cinco o seis meses me presento ante el juez y le digo que tengo un niño plenamente integrado a la familia, que es una situación de hecho, que si nos separaran se le generaría un daño al niño, por lo que tengo una tenencia que comenzó en forma lícita, porque su madre me lo dio aunque hubiera pagado por ese niño porque no va a dejarlo por escrito”.

Agregó que “hoy escuché al presidente Abala decir en una audición que cuando alguien compra indirectamente a un niño –cuando digo ‘compra’ todos sabemos a lo que me refiero, no estoy diciendo que se compre a un niño como si fuera un perrito o un gatito y ahora hasta los perritos y los gatitos decimos que hay que adoptar– no le da $ 500; por el contrario, hay otras formas de presionar”.

“Estamos hablando de familias pauperizados, con conflictos, con consumo problemático. Si a una madre que tiene cinco hijos se le dice que no se preocupe, que van a cuidar a su niño y va a estar mejor, que además la van a ayudar a tener una casa mejor para poder atender a sus otros hijos, ¿qué va a hacer? Y eso no es un invento mío, es la historia de la humanidad; cualquiera de nosotros pudo haber sido testigo de algo así”, sostuvo.

Entonces, “esto es lo que hay que evitar. Son situaciones de hecho que no tuvieron ningún contralor del Estado. Esa familia no fue cuidada. Pero lo más peligroso es que no sabemos si ese niño no tenía atrás, además de esa mamá que dejó al niño a cuidado de esa señora, a un papá, abuelos o tíos, no sabemos lo que hay”.

Al juez, expresó “que siempre se queja que no tiene tiempo suficiente para hacer las valoraciones cuando estudia el caso desde la situación de vulnerabilidad hasta que se determina el pase en adopción, le cuesta hacer durante ese tiempo las averiguaciones. Entonces, cómo va a poder averiguar todo lo que hay atrás de esa familia, si la situación ya se ha dado de hecho”. “¿Y el juez va a investigar la situación del niño teniendo a la mujer esperando ahí? No está bueno eso, por eso, nosotros decimos que así no se puede discutir, que no es una buena manera de llegar a eso. Nosotros le dijimos al presidente Abdala que este tema hay que sacarlo de la LUC y discutirlo en otro ámbito. Lo decimos con el corazón; esta no es una pelea con el Partido Nacional, con el Partido Colorado, con el Frente Amplio, ni con el Parlamento”, dijo la integrante de la delegación.

Por tanto, “hay muchos temas para discutir y todos nos tenemos que sentar en torno a una mesa a hacerlo seriamente. Y cuando digo ‘todos’ me refiero a los legisladores, al Poder Judicial, a la asociación de padres, a la comisión de derechos humanos para encontrar una solución definitiva. Venimos desde el año 2000 ¬buscando una solución para la adopción”.

“No se puede esperar más, estamos en el siglo XXI, tenemos que terminar. Los niños están en situación de vulnerabilidad, las familias están en una situación de vulnerabilidad; no podemos darnos esos lujos, tenemos que solucionarlo pronto. Faltan 70 días y cuando finalice el tratamiento de la LUC, APAU va a estar esperando a todos los actores para hablar y sacar para afuera todos los temas, los que planteamos y todos los que faltan plantear, para resolver”, indicó.

Garantías

Para Bittencurt “cuando se cuida no vulnerar los derechos del niño y se decide no separarlo de una relación que supuestamente es tan importante, se vulneran otros derechos que son las  garantías del niño a que se hizo todo lo posible para investigar y reinsertarlo en la familia de origen, para que así el niño pueda tener una historia. Es muy importante para nuestros hijos saber de dónde vienen y si un día nos preguntan que les podamos decir que no fue una casualidad, que una vez que llegaron a nuestras vidas tuvieron todas las garantías de saber por qué razón sus padres o su familia extensa no los pudo cuidar. Esa es una recomendación de las Naciones Unidas”.

“La adopción no puede ser un acuerdo entre partes; la adopción tiene que ser pensada por un equipo multidisciplinario; la adopción no puede ser decidida solamente en un expediente judicial”, expresó Bittencourt.

Fuente Imagen: diariolajuventud.com