“Hoy, cerca del 15% de los estudiantes que ingresan a estudiar en la Universidad de la República lo hacen en alguna de nuestras sedes en el interior del país; a comienzos de siglo, ese porcentaje apenas rozaba el 4%,” reveló en el Parlamento el Rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim al participar el pasado jueves 19 en la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda.

En la ocasión, Arim y su comitiva aludieron varias veces a la relación y el crecimiento de las actividades y del quehacer educativo entre la Udelar y el interior del país.

“En cuanto a lo estructural, por suerte, la Universidad de la República se ha vuelto más diversa. Estudiantes provenientes de contextos distintos, quienes hace una década era impensable que lograran pisar las aulas universitarias, hoy están concurriendo a la Universidad de la República; fundamentalmente, son estudiantes del interior, en donde el incremento de la demanda de becas es mucho más marcado que en Montevideo.

En cuanto a la tendencia coyuntural, creo que tiene que ver con la crisis social y económica, ahora también asociada a la crisis sanitaria. En este 2020 ha sido muy claro que los hogares de referencia y pertenencia de los estudiantes han tenido más dificultades y el principal indicador que hemos observado está relacionado con el incremento en el número de becas solicitadas, que ha llegado casi a dieciséis mil. ¿El país va a responder disminuyendo la cantidad de becas que requieren los estudiantes para sostenerse en la Universidad de la República justo cuando más lo necesitan, cuando la demanda es creciente? Hay políticas que nítidamente tienen que ser contracíclicas; en las políticas de becas, cuando aumenta el grado de vulnerabilidad de los sectores que se atienden, se requiere de más respuestas institucionales y de políticas públicas. Lo cierto es que, con el actual presupuesto, en el 2021 vamos a dar menos becas de las que otorgamos en 2020. Además, tengamos en cuenta que es un rubro que está enmarcado en un plan de gastos que no recibe ajuste por inflación.

La Universidad de la República recibió, en particular en el último lustro, recursos incrementales para atender fundamentalmente dos políticas: el régimen de dedicación total y el desarrollo de los posgrados. Me acompaña la decana de la Facultad de Ingeniería, que fue la responsable de la comisión coordinadora de la Comisión Académica de Posgrado hace relativamente poco y la promotora de investigación, que es la actual responsable de ese específico ámbito de la Universidad de la República.

Obsérvese la evolución de los ingresos a los posgrados de la Universidad de la República; insisto en que, si fuéramos hacia atrás, encontraríamos un estancamiento secular al respecto. En el período 2005-2009 ingresaba para estudiar posgrados en la Universidad de la República un promedio de 1250 estudiantes; en los últimos cinco años, lo hizo un promedio de 2573

También es cierto que ha aumentado la oferta de posgrados.

En el 2000, había cien ofertas de posgrados, entre doctorados, maestrías y diplomas, mientras que hoy tenemos 314.

Triplicamos la oferta de posgrados y las áreas de conocimiento que abarcan, algo absolutamente imprescindible para el desarrollo nacional.

Han evolucionado y crecido de una manera muy marcada los egresos; fíjense que la diferencia es más del doble entre el período 2004-2008 y el 2014-2018. Pasamos de 543 a 1204 egresos de los posgrados, en promedio, en el último cuatrienio. Para ello, además de diversificar nuestra oferta de posgrados, hemos incorporado instrumentos de apoyo a esa formación para permitir que los jóvenes egresados se puedan dedicar a ello y no tengan que combinar en forma sistemática el trabajo con el estudio, acercándonos más a lo que es normal que suceda en esta área en el mundo desarrollado en general, pero también en el mundo en desarrollo.

Entre 2019 y 2020 tuvimos 274 postulaciones a becas para posgrados y otorgamos 100.

Recibimos 164 solicitudes de apoyo para finalizar los posgrados, –en particular, para las tesis– y logramos contemplar 65. Hemos comenzado a desarrollar un instrumento novedoso en la Universidad de la República que son las becas de apoyo para posdoctorados nacionales, a las que se han postulado doctores en distintas áreas del conocimiento, tanto uruguayos como extranjeros. En la primera edición logramos cubrir 25 y en la última, 10. Quiero señalar que es un programa que, probablemente, tengamos que desarticular a raíz de la asignación presupuestal vigente; no va a ser posible atraer doctores en distintas áreas del conocimiento a la Universidad de la República en los próximos años con la dotación presupuestal que tenemos asociada, sin renunciar, por supuesto, a otras áreas políticas.

La Universidad, que tiene vocación de desarrollo para todo el país, también ha tenido un crecimiento marcado de la matrícula en el interior. Observen el estancamiento curricular desde comienzo de siglo hasta que comenzamos a desplegar otras estrategias de desarrollo de las ofertas de grado en el interior del país. Hoy, cerca del 15% de los estudiantes que ingresan a estudiar en la Universidad de la República lo hacen en alguna de nuestras sedes en el interior del país; a comienzos de siglo, ese porcentaje apenas rozaba el 4%.

Tenemos 87 ofertas radicadas en el interior y diría que consolidadas académicamente. Aquí quiero reconocer el trabajo de la Cámara de Representantes, donde se entendió que la no asignación de recursos incrementales ponía en riesgo algunas ofertas que tenemos en el interior del país y voy a volver a esto hacia el final de la presentación.

Ofertas exclusivas

Además, tenemos ofertas exclusivas en el interior del país y es parte de nuestra estrategia de desarrollo; cabe aclarar que algunas de ellas se dictan solamente allí. Ya tenemos estudiantes de Montevideo que, por ejemplo, para ser ingenieros forestales, deben radicarse en Tacuarembó; para hacer una licenciatura en Química Agrícola y Medioambiental tienen que radicarse en Paysandú; para obtener una licenciatura en Gestión Ambiental tienen que cursar en el este del país, porque en Montevideo no se dicta; para ser tecnólogos en Minerales deben radicarse en Treinta y Tres; para estudiar una licenciatura en Recursos Hídricos y Riego lo pueden hacer exclusivamente en Salto. Es una nueva distribución de la oferta del conocimiento y una nueva circularidad de los estudiantes, donde la dirección no es solamente del interior a Montevideo, sino que hay estudiantes que tienen que ir de Montevideo al interior para lograr el desarrollo de su vocación y su formación.

Tenemos también muchos más docentes radicados en el interior.

En este momento, hay más de doscientos docentes con alto nivel de dedicación –entre ellos, algunos con dedicación total– radicados en el interior.

A comienzos del siglo, se contaban con los dedos de una mano. Esto es parte de la construcción de capacidades científicas, locales, que articulen con una lógica de desarrollo también a escala local, aspecto sobre el que también voy a volver más adelante. Esto explica por qué la Universidad de la República tiene hoy tres laboratorios de diagnóstico de covid-19 instalados en el interior, que fueron los primeros que se instalaron en el marco de esta crisis sanitaria.

Hemos crecido también en sinergia con otras instituciones, en particular en acuerdos con el INIA, en Tacuarembó y en Treinta y Tres. Con el apoyo de la Intendencia de Rivera hoy tenemos un campus –junto con la UTEC, formación docente y la UTU– en la capital de ese departamento. Hubo un crecimiento muy marcado en la cantidad de metros cuadrados construidos y aquí podemos ver una hermosa foto de lo que es el campus de la Universidad de la República en el terreno del INIA, una realidad tangible. Para aquellos que fuimos protagonistas de su diseño original es una alegría muy importante poder contar con una infraestructura de esta calidad instalada en el territorio nacional.

Laboratorios

Hemos desarrollado una red de laboratorios de diagnóstico en el interior del país. Esto no es una casualidad, no es magia; es producto de dos decisiones fundadas. La primera, fue radicar recursos humanos altamente calificados en el interior del país. Hoy me acompaña, también, el doctor Rodney Colina, presidente de la Comisión Coordinadora del Interior y, además, grado 5 en Virología y responsable  de  un  laboratorio de bioseguridad único en el país –P3–, que inauguramos este año. Gracias a esas capacidades, hoy en día hemos hecho miles de diagnósticos en Salto, como también en Tacuarembó –en acuerdo con el INIA y la Dilave, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca– y Rocha. Por lo tanto, realizamos aportes sistemáticos a la salud.

Rodrigo ArimLa Cámara de Representantes entendió que una dotación cero para el desarrollo de la Universidad en el interior condicionaba y mucho algunas carreras. En particular, ponía en riesgo la carrera de Medicina y la de Veterinaria en el litoral. No obstante, quiero llamar la atención del Cuerpo: se nos han dado $ 100:000.000 para todo el quinquenio y tenemos aprobadas, o en vías de aprobación, carreras tan relevantes para el desarrollo local y nacional como son las de varias ingenierías en el litoral, carreras de Biotecnología, licenciatura en Computación –en varias partes del país–, licenciatura en Economía Agrícola y Agronegocios y tecnicatura en Gestión de Equinos. Estamos hablando de ofertas concretas que no tienen financiamiento en este momento, porque lo que hemos conseguido es para consolidar –bienvenido sea– lo que teníamos desarrollado en el interior, pero tenemos oportunidades objetivas que, con recursos incrementales relativamente menores, nos permitirían dar saltos de nivel muy relevantes en términos de equidad territorial y de ofertas concretas de grado que podrían ser impartidas en todo el país. Tenemos obras iniciadas, como la Facultad de Veterinaria, que vamos a culminar porque tenemos los recursos para hacerlo, pero quiero llamar la atención del Cuerpo sobre algunas circunstancias muy puntuales.

En la Facultad de Veterinaria vamos a tener el primer bioterio de cría para toda la Universidad de la República, imprescindible para la investigación experimental, pero no tenemos recursos para ponerlo en funcionamiento. Quiere decir que vamos a tener la infraestructura montada, pero no dispondremos de los recursos para que ese bioterio dé los servicios que corresponden a la investigación y al país en general.

En la Cámara de Representantes, la Universidad de la República se ha sentido escuchada en varios aspectos que hacían muy complicada su gestión. En particular, el mensaje original del Poder Ejecutivo incorporaba elementos que van contra la calidad de la gestión pública. Incorporaba mecanismos de gestión que para nosotros están perimidos y que, además, muchas veces no tienen comparación en de derecho internacional que rige a las universidades públicas. Tiene que ver con la transferencia de inversiones de un período a otro, en caso de que estuviera justificado.

Quisiera señalar un dato importante: el Laboratorio P3 que inauguramos en Salto este año, único en el país, hubiese sido imposible si la institución no hubiese tenido mecanismos asociados a fondos de libre disponibilidad que le permitieran pasar recursos de inversión de un período a otro, debido a la complejidad de la inversión. Finalmente, tuvimos que recurrir a asesoramiento externo y a guías internacionales para poder hacerlo.

Voy a mencionar algunos temas que me preocupan, por ejemplo, las donaciones especiales. En este caso, más allá de las versiones de prensa, quiero señalar nuestra preocupación con respecto al tratamiento del régimen de las donaciones especiales, en particular, a las que recibe la Universidad de la República. Esta institución recibe, aproximadamente, USD 800.000 por año que están sometidos al régimen de donaciones especiales y, por lo tanto, hay posibilidad de descontar IRAE por aquello que se dona. Un ejemplo concreto es la atención de salud bucal en el norte del país, concretamente, en Artigas y en Rivera, que está sostenida por donaciones especiales de laboratorios. También existe un laboratorio para incentivar el estudio de las ciencias básicas, producto del esfuerzo de las facultades de Ciencias y de Química que, además, fue financiado con donaciones especiales. Con el articulado votado en la Cámara de Representantes, la Universidad de la República no estaría en condiciones de sostener este tipo de instrumentos.

Becas estudiantiles

Por su parte, del orden estudiantil, Andrés Fernández dio cuenta que la cuarta parte de solicitudes de beca son de estudiantes del interior.

“Queremos destacar un dato que no es menor. El porcentaje de becas solicitadas por estudiantes del interior del país ha aumentado sostenidamente en los últimos años, alcanzando a la cuarta parte del total de solicitudes del 2020. Por lo tanto, como red estudiantil, afirmamos categóricamente que queremos que se atienda y se incentive el desarrollo académico, científico, profesional y artístico de los miles de estudiantes que solicitan una beca en Bienestar Universitario, porque no hay fondos para financiarlas; no me refiero solamente a Montevideo, sino también a Rivera, Salto, Paysandú, Tacuarembó, Maldonado, Rocha, y Treinta y Tres. Con las dificultades económicas que se ciernen sobre nuestra sociedad debido a la crisis desatada por esta situación sanitaria, creemos que el país debería reforzar estos recursos para becas y no debería congelarlos. Que los hijos de nuestro pueblo tengan acceso a la educación superior con el apoyo material para dedicarse al estudio es un objetivo que pensamos que será compartido en esta sala. Creemos que la respuesta institucional de la Universidad deberá abarcar no solo las necesidades cotidianas previstas usualmente, sino que se requerirá de una sensibilidad particular para sostener a los estudiantes –durante su ingreso, permanencia y egreso– en todo el territorio nacional, asegurando además una alta calidad en la formación de sus estudiantes y docentes”.

Fuente Imagen: diariocambio.com.uy