Compartimos la columna del Prof. Lic. Nelson Simatovich, titulada «Análisis sobre la Responsabilidad Social Empresarial. El estado del arte y el riesgo de su mercantilización».

Conceptos iniciales:

Para introducirnos al tema de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) partiremos de la base de una definición común,  la RSE es una visión de negocios que integra en la gestión empresarial y en forma armónica el respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente.

Para que una organización pueda realizar su autoevaluación vinculada a una gestión socialmente responsable, debe trabajar en diferentes dimensiones en su organización: valores éticos; condiciones de ambiente de trabajo y empleo; apoyo a la comunidad; protección del medio ambiente; marketing responsable.

Vincula la integridad del producto, las prácticas comerciales, precios, distribución, reclamaciones, divulgación de las características del producto.

Los programas de RSE se desarrollan a partir de un análisis de los llamados grupos de interés compuestos por propietarios, accionistas, el Estado, clientes, proveedores, organizaciones no gubernamentales, comunidad, empresas competidoras, es decir todo el entorno cercano en el que gira la empresa.

Es entonces importante reflexionar el motivo por el que las organizaciones entendieron que debían realizar un análisis interno de su situación en particular, en qué posición se encontraban y que camino deberían transitar para dar por cumplido el nivel mínimo social y legalmente exigido.

El control social es uno de los motivos fundamentales, dado que las nuevas tecnologías de la información y la comunicaciones (TIC’s), aceleran las comunicaciones entre las personas a una velocidad antes no concebida, ni imaginada hace unas décadas atrás.

Las personas participan más activamente de lo que pasa a su alrededor, exigen más respuestas válidas y con contenido sustentable, reaccionan y sancionan a las empresas que no cumplen con los valores establecidos y reconocen el funcionamiento responsable de las que cumplen determinados requisitos, se exige transparencia de procedimientos y rendición de cuentas.

Es así que la RSE no es un acto de beneficencia de las empresas, ni tan sólo cumplir con las reglamentaciones mínimas vigentes.

empresas sociales RSEOrganizaciones Intergubernamentales vinculadas a la RSE:

–           Organización de las Naciones Unidas (ONU): organización intergubernamental de carácter mundial,  con sede en New York – EE.UU., a través del Pacto Global o Pacto Mundial sobre RSE que administra su Oficina Ejecutiva del Global Compact ahora Fundación.

–           Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): organización intergubernamental de carácter internacional que reúne a los países más industrializados, ricos, desarrollados o centrales, con sede en París, Francia, a través de sus Directrices para Empresas Transnacionales sobre RSE de las cuales ya existían antecedentes de las estas Guías Directrices de la OIT.

Entidades Internacionales privadas vinculadas a la RSE:

–           Organización Internacional para la Estandarización (ISO): organización internacional de derecho privado con filiales en casi todos los países del mundo que se dedica a comercializar certificaciones sobre áreas varias para empresas e instituciones de toda índole, con sede en Ginebra. Suiza, a través de su Certificación GUÍA ISO 26000.

–           Rendición de Cuentas Internacional (SAI): empresa privada estadounidense presente en algunos países que se dedica a comercializar certificaciones sobre algunas áreas para empresas e instituciones de toda índole, en con sede en EE.UU, a través de su Certificación SA 8000.

Órganos Nacionales en Uruguay vinculados a la RSE:

–           Consejo Nacional de Responsabilidad Social Empresarial (CONARSE): En el mes de mayo de 2010, por Decreto del Poder Ejecutivo se creó el Consejo Nacional de Responsabilidad Social de las Empresas, presidido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,  con el objetivo de constituir un ámbito de diálogo, coordinación e intercambio de políticas y herramientas de responsabilidad social de las empresas entre los distintos actores de nuestra sociedad. La idea fue generar un ámbito donde estuvieran presentes las diferentes visiones del concepto de la RSE, facilitando a partir del Estado el diálogo entre empresarios, trabajadores y demás actores de la sociedad.

Debía fomentar y difundir la aplicación de políticas de RSE en el marco de un desarrollo productivo sostenible para el país, con atención a las políticas de inclusión social, género, formación profesional y respeto por los derechos humanos y medioambiente.

Este Consejo estaría integrado por cinco miembros en representación de las Cámaras Empresarias, cinco integrantes en representación de la Central Sindical, cinco integrantes por las Cooperativas y Empresas de la Economía Social y cinco en representación de las Empresas Públicas Servicios Descentralizados y Personas Públicas no estatales.

Lamentablemente este ámbito consultivo sin capacidad decisoria ninguna, sin presupuesto, ni soporte técnico y administrativo de índole alguna, adscripto erróneamente al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) -y no a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) la cual tiene un vínculo natural con las empresas públicas-, nunca logró funcionar, siendo un gran debe del gobierno que lo creó su impulso. Sumado a ello la falta de políticas públicas en la temática como si se han desarrollado con éxito países desarrollados, donde implementaron el Balance Social de las Empresas, lo cual logró estimular la temática de forma seria y formal, ya que se debe presentar simultáneamente al Balance Contable ante los organismos públicos responsables de fiscalizar la recaudación en estos Estados.

–           Red Local del Pacto Global de la ONU: En cada país miembro del Pacto Global de las Naciones Unidas, se constituye una red local que es el nexo con la Oficina Ejecutiva del Pacto Global con sede en Nueva York, a través de la persona que administra la Red Nacional denominada Punto Focal.

En Uruguay la Red Local no funcionó nunca en la realidad seriamente, sin personería jurídica, sin cuenta bancaria propia, sin sede física, sin personal, etc.

Su existencia fue simbólica y en cambio sí se crearon instancias paralelas como ser la Red de Empresas Públicas, Cátedras Académicas o Centros de Estudios, para abordar la temática.

Ya que la Red Local que debería haber sido un ámbito técnico, nunca tuvo agenda propia, ni plan de trabajo, por lo cual no realizó actividades de interés, ni investigaciones, ni publicaciones, no contribuyendo a generar conocimiento alguno sobre el tema, lo cual le impidió ser un actor de referencia en el tema.

–           Comité Experto de UNIT para la GUÍA ISO 26000: En Uruguay la representación de la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), está en manos del Instituto Uruguayo de Normas Técnicas (UNIT), en este ámbito se creó este comité espejo especializado para analizar la viabilidad de la certificación en Uruguay, pero finalizó su labor por resolución propia.

Una mirada más profunda sobre la temática planteada:

Algunas organizaciones en el Uruguay han comenzado a entender un poco el tema y mantienen  buen ritmo de avance en materia de RSE, en particular acciones de voluntariado corporativo, reafirmando su compromiso con la sociedad, el medioambiente, los derechos de trabajadores y consumidores, cambio climático, energías renovables, producción limpia, negocios inclusivos, consumo responsable y economía circular, son algunos de los temas que cobran cada vez más fuerza y que  se visualizan un poco al menos en el discurso incipiente, pero falta contenido conceptual.

Algunos entendidos en la temática, han procurado apoyar la comprensión de la disciplina, para dotarla de contenido teórico, pero se hace muy difícil, ya que existen  grupos de presión desde el sector privado que han generado un negocio de esto, pues su éxito está en impedir que se difunda el conocimiento técnico y objetivo de forma horizontal y democrática.

Estos grupos de presión no quieren que la temática sea horizontal en la sociedad y que pueda permear logrando ser transversal a todas las áreas de actividad, estos pretenden  que el tema se maneje como en los antiguos monasterios medievales, desde las cúpulas que confunden intencionalmente marketing, filantropía o deducción de impuestos con RSE.

Ya que debemos tener presente aquella máxima de que el conocimiento es poder, ya no solo alcanza con la teoría inicial de que la información es poder, pues con ésta se debe generar investigación y aplicarla en lo que es la innovación y con ella generar desarrollo que promueva la existencia de masa crítica calificada. Cuando se llega a esa dimensión que es el conocimiento, se está realmente más cerca de ejercer la libertad individual y colectiva en una sociedad verdaderamente democrática, ya que el poder de decisión debe partir de la capacidad de discernir y para esto, hay que poder saber de qué se nos está hablando y es clara la ausencia de los grandes medios de comunicación en estos temas.

Desconstruyendo la génesis del paradigma inicial que impulsó la RSE.

Existen tres componentes en el ciclo de vida de cualquier bien que se pretenda colocar en cualquier mercado del mundo, 1) Producción; 2) Distribución; 3) Comercialización.

Para buscar soluciones a los desafíos y dificultades que generaban cada una de estas etapas, se desarrollaron técnicas, que dieron lugar a disciplinas ya reconocidas, que hoy como ejemplo de su consolidación en los mercados y sociedades del mundo en algunos casos, ya son incluso carreras universitarias de grado y posgrado, con el objeto de formar profesionales en estas áreas híbridas.

Lo paradójico es que el orden de creación de estas supuestas respuestas, fue inverso al orden de las preguntas que las generaron, ya que se fueron desarrollando en virtud de la dificultad que implicaban, surgiendo de la más sencilla a la más compleja, tomado estado público muchos años después de su generación conceptual, ya que su éxito o fracaso está asociado a la inserción que lograron en la sociedad estas disciplinas creadas para facilitar estimular el consumismo exacerbado de una sociedad liquida, de una sociedad postmoderna que perdió sus puntos cardinales por completo. Lo que podemos traducir en que se olvidó de todo ideal de equidad, justicia social, igualdad, distribución de la riqueza, inclusión social y solidaridad, que alguna vez formo parte de la utopía de las primaveras de la década de los años 1960.

3) Comercialización: una etapa fundamental, sino conquistamos a los consumidores potenciales y por ende a los mercados que conforman, que hacemos con lo que producimos, aquí es el momento en el que se procura vendernos cosas que no necesitamos o ya tenemos casi iguales, pero como lograr hacer esto de forma efectiva?, para buscar las respuestas a los retos que esta implicaba, se entendió que en el surgimiento de un nuevo conjunto de técnicas estaría la solución a los desafíos de la misma, esta disciplina que nació fue el Marketing.

2) Distribución: una etapa estratégica y crucial, si ya conseguimos despertar la demanda de los consumidores, debemos lograr hacer llegar nuestros bienes o servicios hasta esos mercados por más lejanos e inaccesibles que puedan ser en términos de empaquetado, transporte, almacenamiento y conservación, entre otros aspectos, para buscar las respuestas a los retos que esta implicaba, se entendió que en el surgimiento de un nuevo conjunto de técnicas está la solución a los desafíos de la misma, esta disciplina que nació fue la Logística.

1) Producción: para buscar las respuestas a los retos que esta etapa esencial implicaba ya que es la base de todo el sistema, es la que no logró respuestas del modelo Fordista, del Taylorismo, del Just Time (JIT), es la que esconde la explotación del hombre por el hombre, recordemos el apocalíptico pero vigente mensaje difundido por Hobbes: Homo homine lupus (el hombre es el lobo del hombre), que sigue resonando con cruel ironía en este siglo XXI. Había que lograr procurar esconder por parte de las Empresas e Instituciones Transnacionales y de los Gobiernos títeres de los países que las albergan en muchos casos, sus sistemas inteligentes de deslocalización de la producción, que ya superan lo que eran sus mecanismos de tercerización, en los cuales se explota a pueblos enteros para producir por centavos y desconociendo todo Derecho Humano Fundamental inherente a la persona humana, productos que luego se etiquetan con grifas de prestigiosas marcas internacionales, que llegan a la góndola de nuestros Centros Comerciales o Shopping y se nos venden a precios que podrían financiar lo que ellos pagan por producir miles de prendas. Por esto se entendió que en el surgimiento de un nuevo conjunto de técnicas estaba la solución a los desafíos de la misma, había que disfrazar al lobo de cordero, esta disciplina que nació tal vez podría ser la Responsabilidad Social Empresarial.

En síntesis, lo que presenciamos quizás podemos interpretar, son las respuestas del modelo capitalista a una sociedad de postmoderna netamente consumista y egoísta.

Donde cada día en el mundo impera más la lógica mercantilista, que el producto ideal es aquel que se denomina tres BBB (Bueno, Bonito y Barato).

Para ellos las grandes Corporaciones Globales operan en forma clandestina en muchos casos en lejanas latitudes fomentando conflictos bélicos, solo para mantener el estado de caos que les permite hacerse de materias primas esenciales para satisfacer esa demanda de productos tecnológicos y suntuosos que parece ser la única recompensa válida a cualquier esfuerzo que realiza el ser humano, sin importar su pasado, presente o futuro, todo se trata de tener lo que queremos ya, sin importar el costo para nuestros pares y muchos menos para las generaciones futuras las que tienen comprometida su existencia en virtud del cambio climático y la pandemia imperante.

Ya que en algunos casos algunas Organizaciones Transnacionales arman un esquema sumamente complejo, donde no son responsables por su cadena de proveedores, que ellos mismos constituyen con diversas empresas de papel en paraísos fiscales, creando muchas unidades productivas independientes en otros territorios, que elaboran partes para distintas etapas que confluyen en un producto final de la corporación multinacional, que luego solo pone su grifa de valor y que sí cumple con todos los estandartes socio- laborales, pero en su país de origen, donde está su casa matriz, ya que las corporaciones maximizan sus ganancias y para ello tienen múltiples medios legales, contables, etc.

Este artículo pretende ser un insumo para los tomadores de decisiones en el  Estado y la Sociedad, es una contribución técnica al desarrollo sostenible nacional, regional e internacional, y que creemos que no es tarde para salvar la idea.

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE), entendemos debe ser un compromiso ético y moral, que asumen las organizaciones con fines de lucro y sin fines de lucro, ya sean estas públicas, paraestatales, de capital mixto, privadas o civiles, incluso nos animamos a decir que la RSE debe llegar a tener un carácter deontológico, que debe regir la actividad de un CEO o líder empresarial, entendiendo a este como un profesional en su actividad, ya que estos principios que implica la RSE deben ser como su Código de Conducta, que además es común que exista en muchas corporaciones globales.

No basta con que las empresas utilicen la RSE como una simple grifa o etiquetado social, con un costo económico X, lo cual la convertiría meramente en una marca, un slogan, por lo cual nos preguntamos si estamos camino a la mercantilización de la RSE.

Los que conocen algo sobre el tema, al escuchar Responsabilidad Social Empresarial, muchas veces pueden confundir esta, con acciones de mera publicidad, marketing social, filantropía o voluntariado, sin negar que muchas veces un poco de todo esto puede ser parte de la misma.

Además después de dos décadas de existencia, es común asociar el término en principio con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas sobre RSE que es la iniciativa más difundida en el mundo sobre el tema, cuyo logotipo nos hemos acostumbrado a ver como sello internacional de respaldo de aquellos que apoyan la Responsabilidad Social Empresarial, tengamos presente que este en la actualidad agrupa a unos 12000 signatarios aproximadamente, en unos 160 países.

Pero qué es el United Nations Global Compact (UNGC):

La idea de un Pacto Mundial de las Naciones Unidas en materia de responsabilidad social de las empresas, fue lanzada en su momento por el Secretario General de la ONU de la época, Kofi Annan ante el World Economic Forum en Davos, el 31 de Enero de 1999. Su fase operativa comenzó el 26 de julio de 2000, cuando el mismo Secretario General hizo una llamada a los líderes y responsables de las compañías para que se unieran a un gran pacto que llevara a la práctica el compromiso ampliamente compartido de sincronizar la actividad y las necesidades de las empresas, con los principios y objetivos de la acción política e institucional de las Naciones Unidas, de las organizaciones laborales y de la propia sociedad civil.

El Pacto Mundial o Global de las Naciones Unidas implica adherir a un decálogo de diez principios de conducta y acción en materia de Derechos Humanos, Trabajo, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción

Además las entidades con fines de lucro deberán elaborar y presentar cada dos años una Comunicación de Progreso (COP’s) y las entidades sin fines de lucro deberán elaborar y presentar cada dos años una Comunicación de Involucramiento (COE’s), a la Oficina Ejecutiva del Pacto Global con sede en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América.

Esta Oficina Ejecutiva, que depende de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y tiene su sede dentro de este organismo multilateral, es la responsable de difundir la iniciativa del UNGC, principalmente su cometido es recibir las solicitudes de adhesión de nuevos miembros, aceptar o no estas incorporaciones de nuevos adherentes, llevar dicho registro al día y recibir las COP’s y COE’s, entre otras tareas como reuniones y seminarios, etc.

Dicha Oficina Ejecutiva, constituyó una Fundación con el objetivo de tener patrimonio propio y mayor grado de autonomía, esto fue de la mano de un debate con sus miembros en cada país, hace unos años donde se resolvió además crear dos categorías de adherentes denominados: participantes y signatarios, que difieren en algunos derechos y obligaciones.

Estos debates se han llevado adelante por los Puntos Focales (una persona física por país, que pertenece a una organización miembro y es el nexo con todos los miembros adherentes del país en cuestión) o a través de las Redes Locales (una por país, no siempre existen y pueden estar consolidadas o en formación) que son el ámbito que agrupa a los miembros adheridos en un país.

Pero el mayor de los cambios de la Oficina Ejecutiva en su política, es que el UNGC desde el año 2018, impone la obligación a sus miembros de pagar una cuota según su nivel de facturación, para mantenerse como parte activa de dicha incitativa, que sin embargo surgió como la mayoría de las iniciativas sobre RSE, con carácter voluntario y unilateral, pero jamás pretendiendo ser un simple certificado con un costo económico, como si existen otros en el mercado global expedidos por empresas o instituciones privadas.

Además este sistema de contribuciones, es muy complejo ya que una parte de este pago que recauda la Oficina Ejecutiva en Nueva York, se derivaría a la financiación de las Redes Locales de cada país en cuestión, exista o no la misma, funcione o no la misma.

La pregunta es la RSE implica un compromiso ético y moral o solo un aporte económico?

Para nosotros como ya dijimos es mucho más, incluso es un tema deontológico y vamos a explicar porque:

La deontología es la ciencia de los deberes de aquellos que ejercen una profesión, en este caso la de empresario o CEO de una corporación.

El Pacto Global funciona como un decálogo de diez principios, es decir como un código de deontología, es una interpretación de los principios generales de la profesión y de las actitudes en las actividades profesionales, en este caso empresariales en principio, ya que esto fue pensado para las grandes transnacionales o multinacionales, corporaciones globales, por eso surgió en el Foro Económico Mundial de Suiza justamente, que reúne a este tipo de líderes económicos y financieros internacionales.

La deontología, fluctuando entre la ética y la moral y basándose en las conclusiones de ambas, se propone a establecer las normas concretas que deben regir la conducta en situaciones determinadas, como puede ser el ejercicio de una profesión.

A la Deontología se le conoce como la ‘teoría del deber’. Por lo que podemos decir que cuando se habla de un código deontológico, estamos haciendo mención a unas normas y a unos valores que se llevan a cabo en una actividad profesional, parece que nada más se ajustaría a la RSE.

Algunas recomendaciones:

Quizás estamos en el momento de discutir un nuevo Pacto Mundial sobre RSE, para realmente poderla considerar como la mayor iniciativa de sostenibilidad corporativa, a nivel global en el ámbito del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU, con participación de la Oficina Ejecutiva, de los gobiernos, de las organizaciones más representativas de los stackeholders (grupos de interés), como pueden ser la Organización Empresarial Internacional (OEI) y la Confederación Sindical Internacional (CSI), con el posible asesoramiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyas Directrices sobre RSE son un modelo de referencia a nivel mundial para todo académico, especialista y directivo empresarial.

Además está claro, que en este nuevo esquema de Pacto Global a rediseñar, el Punto Focal que en la actualidad es asignado en cada país a un empleado de uno de los miembros adheridos, este agente debería claramente ser externo a todos los miembros del país en cuestión y trabajar en coordinación con la Oficina del Sistema de Naciones Unidas en el país de que se trate.

Una buena idea sería por ejemplo designar un Experto Independiente en RSE, que pueda cumplir esta función de Punto Focal del UNGC en el marco del Programa de Voluntarios de la Naciones Unidas (VNU), de esta forma esa función de enlace, daría mayores garantías a todas las partes involucradas, en lo que respecta a la información manejada, ya que hablamos de empresas que quizá pueden competir entre ellas o tener intereses cruzados, más transparencia sobre las invitaciones para viajar a eventos en el exterior que financia la Oficina Ejecutiva y así sería de utilidad real para los miembros del país, a la  hora de solicitar asistencia técnica por ejemplo para elaborar una COP o una COE, lo cual hoy no acontece y esta persona puede que no sepa absolutamente nada de RSE o del UNGC.

Esto con independencia de si funciona o no en un país determinado la Red Local del Pacto Global, a la cual la aportación económica debería ser voluntaria como hasta hace pocos años atrás y decidir los miembros de cada país si quieren que esta exista y si quieren aportar a la misma en forma voluntaria como hasta hace pocos años, ya que si no cumple ninguna actividad, no tiene personería jurídica y no es representativa, para que financiarla.

Cada miembro se supone invierte un presupuesto propio en llevar adelante su propio plan anual de RSE, el cual debe implicar acciones concretas, con indicadores que sean posibles de monitorear y evaluar, como asimismo de auditar por técnicos externos, para realizar las memorias descriptivas anuales, que las empresas suelen presentar a sus directorios y juntas de accionistas. Además de tener que presentar también estas rendiciones de cuentas a sus gobiernos, junto al Balance Fiscal, en caso de tener legislada la obligación de presentar el llamado Balance Social, lo cual permite tener mayores garantías de verificación, por intervenir un organismo externo gubernamental, si se cumple en realidad con lo que se indica en los informes que se invierte en RSE.

Es indudable que el nuevo Pacto Global no solo debe ser un decálogo de principios a respetar en materia de Derechos Humanos Fundamentales, sino que debe incorporar más herramientas que permitan mejorar su propia gestión interna central, regional y local, ya que la base de la RSE, se fundamenta en pilares como la transparencia en la información, la comunicación institucional, la rendición de cuentas, el voluntariado corporativo y todo esto orientado a la sostenibilidad y a la sustentabilidad.

  Consideraciones finales:

Quizá esta decisión, para el país de adoptar posición ante la Oficina Ejecutiva del Pacto Global en Nueva York, en referencia a estas contribuciones económicas, a realizar por parte de sus entes autónomos (empresas públicas) e instituciones paraestatales, debería discutirse en un nuevo ámbito gubernamental con una verdadera institucionalidad.

El mismo podría crearse por ley para dotarlo de legitimidad parlamentaria y articular sus acciones en coordinación con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), incluso una opción sería la constitución de un organismo paraestatal, denominado por ejemplo Instituto para la Responsabilidad Social del Uruguay (IRSU).