por Marcelo Márquez

San Simón de Cirene o El Cirineo fue, según los evangelios, la persona que ayuda a cargar con la cruz de Jesús hasta el Gólgota, donde luego sería crucificado.

Para quien elige como camino la cosmovisión cristiana, tomar la cruz significa estar dispuesto a morir a nuestro Yo para seguir a Jesús. Esto se llama “morir a sí mismo”, un llamado por el amor al prójimo.

Bajo esa premisa, en nuestro país, un grupo de voluntarios encabezados por el cura Juan Andrés, apodado, “el Gordo”, conforman la Asociación Civil Cireneos, quienes realizan una loable labor social e integral en el barrio Santa Eugenia de Montevideo, con apoyo escolar a los niños, alimentos para la comunidad, y una solución habitacional transitoria en la vivienda, mediante acondicionamiento de contenedores.

La delegación que asistió a la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda del Senado, estuvo integrada por el padre Juan Andrés Verde, Lucía Navarro y James Mc Cubbin.

“Tengo veintidós años y mi tarea en el barrio Santa Eugenia del que vamos a hablar es acompañar a los niños y brindar apoyo escolar. También están presentes James Mc Cubbin, que tiene veintitrés años y es el referente general, y el padre Juan Andrés –quizás lo conocen como el Gordo–, que es el sacerdote que nos acompaña”, dio cuenta Lucía Navarro.

En tanto, James Mc Cubbin informó que “el barrio Santa Eugenia viven aproximadamente 240 familias. Actualmente, el barrio se encuentra en un proceso de realojo. Las familias que viven hace más tiempo allí lo hacen desde hace cuarenta años y aproximadamente un 50 % de las familias viven en situación de extrema precariedad: en ranchos de chapa, con piso de barro y agujeros en las chapas. Como el asentamiento da contra el Arroyo Carrasco, la mayoría de las familias se dedican a sacar leña y turba”.

El barrio queda sobre las calles Servando Gómez y Camino Carrasco. Está cerca del Carrasco Polo Club y del barrio privado San Nicolás.

Agregó que “Cireneos forma parte del Promise –Programa Misionero Santa Eugenia–, proyecto que abarca integralmente a toda la familia del barrio. Contamos con apoyo escolar para los niños, el taller de adultos Cireneos, la olla popular, Luceros, la celebración de la palabra y el oratorio. Todas estas actividades se llevan a cabo en la capilla del barrio, que fue construida en conjunto con las familias para realizar estas actividades. El oratorio es una actividad que se lleva a cabo los domingos y busca enseñar la fe a través del juego; la celebración de la palabra es una instancia de oración y formación para los adultos; el apoyo escolar se realiza los martes y los sábados; y con Luceros se busca rezar con las familias de noche, compartiendo una tarta de jamón y queso y una chocolatada”.

Por otro lado, “a lo largo de toda la pandemia entregamos canastas casi semanalmente o cada quince días para brindar un apoyo a las familias, que pasaron por una situación complicada. También apoyamos a la olla popular del barrio, con la que se busca brindar una solución alimenticia por día, entre semana, a las familias del barrio”.

En definitiva, “Cireneos es una de las patas del Promise y busca brindar una solución habitacional transitoria a las familias que viven en máxima precariedad. ¿Qué quiere decir esto? Como el barrio se encuentra en situación de realojo, Cireneos busca dar una solución transitoria hasta que llegue el realojo definitivo”.

Mc Cubbin puntualizó que “Cireneos arranca con una solución de cobijos que eran unos galponcitos de chapa de tres metros por tres metros, que brindaban una solución, pero muy básica. No solucionaban por completo el problema, ya que se deterioraban muy rápidamente y eran de una chapa fina, que no aislaba totalmente del frío. A fines del año pasado logramos el objetivo de pasarnos a contenedores; claramente, es una solución mucho más cara, pero gracias al apoyo de mucha gente pudimos hacerlo. De este modo, arrancamos en diciembre del año pasado y hoy ya tenemos treinta familias viviendo en los hogares contenedor, como les llamamos nosotros”.

¿Qué dijo el “Gordo” Verde?

“Es un honor para mí poder acompañar a toda esta gurisada: son ciento cincuenta jóvenes que están vinculados a las diferentes actividades en ese barrio. Hace cinco años que estamos allí presentes”, indicó.

Recordó que “el año pasado pusimos los primeros cincuenta cobijos y a fin de ese año comenzamos con estos hogares contenedor que hoy son treinta y para este año nos hemos propuesto llegar a cincuenta. Cada hogar contenedor tiene dos dormitorios, un baño, una pileta de cocina, electricidad y todo”.

Al exhibir un video, Verde dio cuenta que “ahí se puede apreciar el antes y el después de cada rancho. En este caso estamos viendo a madres solteras. Trabajamos con los vecinos, con los jóvenes. Cada vez que llega un contenedor hay mucha emoción en el barrio. Mostramos un poco el antes y el después. Cada vecino tiene que ayudar con su pozo negro y también con la empalizada”.

Dejó en claro que “el hecho de presentar todo el programa misionero es para explicar que se trata de un apoyo integral, que no es solamente lo referente a la vivienda. No obstante, entendemos que la vivienda es imprescindible para la realización de cualquier niño, persona, familia”.

¿Cómo nos organizamos con esto? Verde reveló que “son doscientas treinta y seis familias; más del 50% en máxima precariedad. ¿A quién le toca y a quién no? Hay una comisión del barrio que está muy bien organizada, con un presidente electo también por los vecinos. Nosotros trabajamos en comunión con ellos. Quienes quieren acceder a un hogar-contenedor y cumplan con los requisitos, tienen que estar censados en el barrio por el último censo realizado allí y tener el servicio de UTE, que fue algo a lo que hemos apostado en este último tiempo. ¿Por qué? Porque se empiezan a enterar que está esta movida y empiezan a venir, y no queremos que ocurra esa migración. Sí queremos dar una solución transitoria a estas familias que están en realojamiento desde hace años. ¿Por qué hablamos de una solución transitoria? Porque no sabemos cuántos años más puede llegar a durar esto. Lo que queremos es que en este tiempo tengan esta posibilidad”.

¿Qué apoyo solicitan?

¿Por qué venimos a pedir este apoyo? Cada hogar contenedor nos sale U$S 8500. Hasta ahora, con muchísimo esfuerzo hemos logrado conseguir que las primeras treinta familias salgan de esos ranchos de lata  y tengan un hogar más digno. Dirán: ¿un contenedor es digno o no? La respuesta se la pueden dar ellos. Si algún día uno de ustedes quiere ir a ver –lo han hecho y eso también lo agradezco–, podrán tener la respuesta. Lo que yo les puedo decir es que ahora llueve y los niños van a la escuela. ¿Por qué? Porque la noche la pudieron pasar”.

Otro de los testimonios: “Andrea, una madre soltera de cuatro hijos que viven con ella y de otros dos que ya no, me decía que en el rancho que vivía cuando llovía ya no podía ni siquiera correr la cama, porque hay ranchos en los que se puede correr la cama de lugar y seguir durmiendo. La única solución que le encontraba a las goteras era poner jabón en el techo y tratar de que la lluvia no fuera mucha. La abuela Flor, que vivía en lo que ahora es un establo de caballos, se mudó a un hogar contenedor, me decía: ‘Cura: no sabe qué diferente es ver llover desde adentro. Ahora preparo el mate y veo cómo llueve’. Brenda, que es una niña de seis años, cuando tiró la cadena por primera vez salió corriendo y le dijo a la mamá: «Mamá: tocás timbre y la caca se va sola». Y así les puedo seguir contando experiencias de lo lindo que es esto.”

Reconoció que “es verdad es que nosotros solos no podemos, por eso estamos acá. Cuando recibimos el último apoyo económico de un señor empresario vino y me dijo: ‘Yo te apoyo con esto, pero la próxima vez que sea bajo esta ley, porque si accedés a ella, el apoyo que te doy se transforma en algo más grande’. Y esto nos dio la idea para estar hoy acá.”

Manifestó que “los contenedores se los damos a préstamo, porque son de la asociación civil. ¿Y por qué hacemos esto? Se los damos a préstamo con un comodato firmado en el que el dueño del barrio está de acuerdo hasta que se reciba una solución definitiva para que la familia ya no viva de arriba en un lugar. Se les pide dos grandes cosas. La primera es que se les exige cuidarlo No valen animales grandes –ni caballos ni vacas– dentro del hogar; es una transición como para que entiendan que es un hogar y que los caballos duermen afuera. La segunda cosa que se les pide es que no lo transfieran. Se le otorga a la persona, a la familia, a la mujer o al hombre de familia y es intransferible. ¿Por qué? Porque todos sabemos que la droga no es ajena a ninguno de estos barrios en los que hay gente que se cree poderosa y quiere venir a pechar y a adueñarse de lo que no le corresponde. Entonces, nosotros también velamos para que a nadie se le quite el derecho que se le ha otorgado.

La Asociación Civil Cireneos vela porque reciban esto y una vez que se cumplió el ciclo con esa familia, ese hogar contenedor es arreglado y brindado a otra familia.

Según Verde “nos gustaría poder trascender el barrio Santa Eugenia. Nosotros también estamos apoyando en la zona de Felipe Cardoso, frente al basurero municipal, a las sesenta y cuatro familias que viven allí. También hay otros barrios a los que queremos ir llegando. Creemos que esta es una herramienta con la que podemos llegar más lejos con la ayuda de ustedes, del Estado. La verdad es que les estoy hablando y se me pone la piel de gallina de solo saber que si cada uno pone su granito de arena esto puede ser muy distinto”.

Compartió una reflexión: “Siempre me acuerdo –y con esto termino– de ese cuentito del paisano que iba juntando estrellas de mar por la playa y se encuentra con un sabio que le pregunta: ‘¿Qué andas haciendo?’ El gurí le responde: ‘Estoy devolviendo las estrellas de mar al agua porque, si no, se secan y se mueren’. El sabio le responde. ‘¿Pero no ves que son un montón, que son muchísimas? No vas a lograr cambiar nada’. Y el paisanito le dice: ‘Bueno, pero yo por esta hice algo y por esta y esta otra también’.

De pronto, estimó, “nosotros somos un puñado de gurises que no podemos cambiar nada, pero lo queremos hacer por los que tenemos al lado; por ellos estamos acá. Capaz que espalda con espalda podemos lograr algo más grande. Como decía la madre Teresa de Calcuta –una santa a quien admiro con todo mi corazón–: ‘A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos  si le faltara esa gota’. Así que nosotros ponemos nuestra gota y ustedes, señores legisladores, desde donde les toca estar, ojalá tengan a su alcance poner esa gota que hoy estamos pidiendo para poder continuar con nuestra obra”.

Artículo 79 del Tocaf

El senador nacionalista Carlos Camy saludó “la comparecencia de la asociación civil Cireneos, que no la conocíamos. Por esa razón, nos congratularnos de esta comparecencia por habernos acercado toda la información que trasladaron. Los felicitamos por ello. Cuando vimos la nómina de las veinte delegaciones que comenzamos a recibir en el día de hoy, el nombre nos convocó con expectativa porque significa el anónimo que ayuda. Supongo que atrás de todo esto debe estar san Simón de Cirene; a quienes somos hombres de fe nos convoca tan solo eso”.

“Nos ha quedado claro el objetivo concreto, que sería incorporar este proyecto a la consideración del artículo 79 del Tocaf, es decir, que se habilite a que las empresas privadas que colaboren con este emprendimiento puedan resultar beneficiadas en sus aportes tributarios. Esa sería la forma en que indirectamente el Estado podría contribuir con este propósito. Si es así, solo resta dejarlo a la consideración de la comisión para su tratamiento en estos días e incorporar este proyecto Cireneos que nos parece tan importante, porque son cosas concretas, son acciones puntuales que se están llevando a cabo”.

Por otra parte, “tomo la palabra al padre para ir a conocer santa Eugenia. Soy de San José, del interior, y tengo muy claro que la gotita en el océano transforma las cosas. Así que los felicito nuevamente por lo que implica, por lo que entraña este acto de amor que, en definitiva, es lo que están haciendo”.

Talleres de adultos

A su turno, la legisladora Carmen Asiaín (PN), recordó que “visité el barrio porque me conmovió la obra que hacían e hice una presentación muy breve –de cinco minutos, en una media hora previa–, no tan buena como la que han hecho ellos. Voy a compartir mi experiencia en el contacto directo con el barrio. Algunas cosas que me impactaron fueron los talleres de adultos, que permitieron que un adulto aprendiera a escribir su nombre propio por primera vez. También vi las canastas de alimentos que se repartían, que eran sumamente suculentas, con embutidos que a cierta hora del mediodía –la hora en que los visité–, atraían demasiado”.

“Luego recorrimos partes del antes y el después, y no lo voy a relatar porque ya lo hicieron, pero voy a destacar lo que me llamó la atención, ya que me parece que hace a la dignidad de la persona que recibe esos contenedores, porque los hace responsables. Me refiero a la obligación de construir el pozo negro, el cuidado de los contenedores transformados en hogares –que algunos vecinos amablemente me invitaron a conocer– y también el cerco, la empalizada; todo eso implica que quienes habitan ese techo, se hacen responsables de ese pedazo de terreno y lo mantienen prolijo. Ya no es esa cosa que no se sabe de quién es o es tierra de nadie. No, ‘esto es lo mío y yo me hago responsable’, y eso hace a la dignidad de las personas,” dijo Asiaín.

Por tanto, “termino diciéndoles gracias por la labor voluntaria que hacen estos ciento cincuenta jóvenes, y también a quienes donan y apoyan”.

También opinó el senador Enrique Rubio (FA): “me gusta escuchar este tipo de iniciativas de autogestión de las personas para encontrar una solución a los problemas”.

Asimismo, “quisiera preguntar cómo han hecho para financiar los contenedores. Por lo que vi, los contenedores están revestidos por el lado de adentro con yeso; o sea que tienen algún tipo de aislante en su interior. De esto más o menos entiendo algo”.

A su vez, expresó Rubio “quisiera consultarles qué apoyo están esperando. Un camino podría ser el financiamiento de empresas a través de la desgravación tributaria y otro, el propio MVOT porque, en realidad, los contenedores como solución inicial puede ser algo a replicar de una manera muy interesante y barata. En el país hay muchos lugares en los que se utilizan contenedores para otras finalidades; las capas medias los utilizan y en la costa se pueden ver bastantes. Ahora bien, todo esto supone una organización que, a mi parecer, es el valor más importante que hay porque sin en esos entramados no habría soluciones. Por lo tanto, son dos los caminos que se pueden tomar y no tienen por qué ser excluyentes, sino complementarios”.

«Muy loable»

Su compañera de bancada, Sandra Lazo manifestó: “creo que en Uruguay hay una larga tradición de instituciones, en este caso misioneras, y en nuestra condición como país que tiene apertura desde el punto de vista de los diferentes cultos, me parece que la iglesia católica ‒respetando la laicidad de este lugar‒ tiene una larga tradición en este tipo de acciones que, en definitiva,  no hacen más que cumplir con lo que son los preceptos que hacen a la propia religión”.

Además, “me parece importante el carácter que le dan desde el punto de vista organizativo para que sea una solución transitoria hasta tanto no haya una definitiva. Creo que el señor senador Rubio, que me antecedió en el uso de la palabra, tuvo el enfoque preciso en cuanto a saber que estamos hablando de un derecho humano amparado en la Constitución de la república, pero también hay motivos y ‒diría‒ causales históricas, porque nadie elige vivir en condiciones de extrema pobreza. Hay causales que nos llevarían varias sesiones analizar, pero me parece importante el hecho de que ustedes entiendan que es una solución transitoria hasta tanto no haya una definitiva y de que trabajen otras líneas que también hacen a la condición de la extrema pobreza”.

Lazo puntualizó que “no estoy hablando peyorativamente de la pobreza; hay muchas pobrezas y la que considero peor es la de espíritu. Esto habla muy bien de que hay otras líneas que ustedes desarrollan que tienen que ver con la alfabetización y la capacitación porque, en definitiva, es el trabajo el que da dignidad al individuo. No obstante, soy de las convencidas de que no todo el mundo elige no trabajar, como tampoco nadie elige estar en situación de extrema pobreza. Por lo tanto, es muy loable lo que hacen. Nos da orgullo saber que vivimos en un país que tiene este tipo de emprendimientos y que lo que obtienen como recompensa es la gratificación de saber que hay un ciudadano que pasa a vivir en condiciones humanas”.

El senador Camy efectuó dos preguntas. En primer lugar, “aclaro que soy presidente de la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Territorial del Senado y de ahí el interés que tengo en ir a conocer el proyecto también. Quiero saber si los U$S 8500 aproximados en que se estima el costo de estas soluciones habitacionales están destinados a contenedores de 40 pies y si quedan terminados ya en ese costo. Hago la pregunta porque cuando se analizan los costos por metros cuadrados que el Estado adquiere o paga, también se deben visualizar estos aspectos con más atención y más frecuencia como soluciones posibles”.

Lo otro “es saber si la organización tiene algún tipo de convenio, de asistencia o de relacionamiento para llevar adelante la tarea con alguna dependencia del Estado central o el departamental”.

Verde aclaró “para poder lograr el objetivo hemos llamado a varias empresas que se dedican a hacer esto. Hubo una sola empresa que llegó al precio que pedimos y, no sé si suma o no mencionarla, pero se trata de Multicontainer. Comenzamos con los primeros contenedores, que no pudimos revestir por dentro pero llevamos lo que pudimos. Los contenedores con baño, pileta de cocina, instalación eléctrica, puertas y ventanas, colocados en el barrio sin aislamiento, nos costaban U$S 7200. Luego vimos que no era lo mejor, porque a pesar de que la gente estaba cubierta de la lluvia, el problema del frío iba a seguir. Por esa razón pedimos un presupuesto para aislar externamente, los primeros contenedores que colocamos, con cuatro centímetros de poliuretano expandido. Fue lo mejor que pudimos hacer. Luego los forramos por dentro y cuando dimos ese paso el valor fue de USD 8500. Sigue siendo un costo que, todos saben, no encontramos en el mercado. Tienen dos dormitorios, todo el revestimiento interno, baño completo, pileta de cocina, toda la parte eléctrica y sanitaria y son colocados en el lugar; les agregamos un techito para darle más calidez de hogar. Eso es lo que cuesta, repito: U$S 8500”.

En tanto, “¿cómo empezamos a financiar? Soy cura –no lo escondo– en la parroquia de Stella Maris, que reúne a gente que tiene un poder adquisitivo económico alto. Hemos realizado eventos y colectas para poder empezar con esta movida. Luego se ha sumado alguna empresa. El MVOT no es ajeno en absoluto a todo lo que se está haciendo e incluso la ministra nos ha visitado un par de ocasiones y tiene la preocupación de cómo continuar. Entiendo que están avanzando en el realojamiento de las primeras cincuenta familias”.

Quiero subrayar algo: “me parece genial el realojamiento, lo apoyo y lo empujo. Entiendo que no es mi trabajo y que estamos ahí para otra cosa, para solucionar justamente lo que no se puede solucionar en el mientras tanto. Quiero subrayar que el ‘mientras tanto’ viene siendo de hace cuarenta años, o sea que ya han pasado tres generaciones y alguna más también”.

 Nos mueve la fe

“Otra cosa que quiero destacar –precisó Verde– es que si bien yo soy cura, no niego mi fe en absoluto. Nos mueve la fe, pero en la asociación civil Cireneos no entra la fe en ningún momento a la hora de adjudicar o no una casa.

Subrayo esto y digo, por ejemplo, que en una de las casas vive una pareja de dos chicas, dos madres, con seis hijos, que salieron de un rancho. No me voy a poner a pensar ahora qué dice mi fe al respecto, porque lo que quiero subrayar acá es que nosotros vemos la problemática y tratamos de acompañarla como tal, siendo capaces de trascender también nuestra fe, más allá de que nos mueve nuestro amor a Dios y al prójimo para hacer lo que hacemos. Quería puntualizarlo”.

Como bien dijo el senador (Camy), “Simón de Cirene fue un hombre que en nuestra fe ayudó a Jesús a cargar con su cruz y no precisamente era un hombre religioso. Es más, ni siquiera tenía idea de quién era la persona de Jesús, pero lo ayudó a cargar con su cruz. Por eso, nosotros dijimos que esto va más allá de la fe y es ayudar a otros a cargar con la vida que están cargando, por lo que nos pareció que Cireneos era un nombre propicio que nos identificaba a todos para nuestra obra”.

Cuando una familia es elegida, dejó en claro, “a través de la comisión barrial, por su extrema precariedad, la llamamos y se lo decimos. Les puedo asegurar que es un momento en el que hay mucha emoción, muchas lágrimas, porque no pueden creer que les llegue esa oportunidad. Estamos hablando, señores senadores, de un contenedor con dos dormitorios, un baño con pileta y demás. Lo que para algunos de pronto puede parecer poco, para otros es muchísimo”.

“Insisto en la transitoriedad porque entiendo también que supuestamente no es lo mejor o lo más apropiado para una familia que tiene muchos integrantes otorgarle un contenedor con estas características y que, en realidad, deberíamos estar más elevados para hacer algo definitivo, pero cuando uno conoce la actualidad de las personas, se hace lo que está al alcance y es muchísimo para ellos”.

El presbítero indicó que “hay una zona costera que es inundable, pero todo lo que estamos haciendo nosotros está fuera de esa zona y los contenedores están elevados del suelo. Pero es verdad que hay una franja inundable y por supuesto que las primeras cincuenta familias a ser realojadas están dentro de esa zona”.

Por último agradeció y subrayó “el apoyo de estos jóvenes, como James Mc Cubbin –que es el referente general del Programa Misionero y jugador de rugby, un gran amigo y que con veintitrés años asumió la responsabilidad– y Lucía Navarro, que estudia medicina. Ellos obviamente tienen muchas otras actividades y, sin embargo, dedican mucho de su tiempo a coordinar todas estas actividades con una responsabilidad muy grande, a pesar de su edad y verdaderamente con un compromiso muy grande. A veces se dice que la juventud está perdida y uno conoce estos referentes y ahí es cuando digo: ‘Pucha, como cura soy un privilegiado de tenerlos tan cerca’.”

Fuente Imagen: www.radiomontecarlo.com.uy