por Marcelo Márquez.

Nació en el gobierno del Frente Amplio en 2014 y es seguramente el principal legado de la administración de gobierno de José Mujica.

Aquella semilla con una sede, 44 estudiantes y dos carreras, en siete años se ha multiplicado por diez, y hoy cuenta con doce sedes, 4000 estudiantes y diecinueve ofertas educativas.

Asimismo, se comenzó con un área de infraestructura de 600 m2 y en el acumulado de todos estos años se llegó a 18.727 m2, con más de 30 veces de crecimiento.

El pasado jueves 15 la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda del Senado recibió a una delegación de la Universidad Tecnológica del Uruguay integrada por el consejero, doctor Rodolfo Silveira; la consejera, licencia Graciela Do Mato; el consejero, doctor Andrés Gil; la directora de Servicios Corporativos, contadora Rossana Santomauro; el director de Educación, magíster Amadeo Sosa; el responsable de presupuesto, contador Mariano Arbón; el director del Instituto Tecnológico Regional Sur Oeste, ingeniero Andrés Möller; el director del Instituto Tecnológico Regional Norte, ingeniero Felipe Fajardo; la directora del Instituto Tecnológico Regional Centro Sur, ingeniera Daniela González; el asesor legal, doctor Gabriel Delpiazzo; la responsable de Prensa, licenciada Paz Sartori; el analista de informática, técnico Ignacio Presa; la secretaria del Consejo Directivo Central Provisorio, licenciada Belén Pazos; y la responsable de Auditoría Interna, contadora Patricia Alberro.

SILVEIRA. La institución está en un momento de crecimiento, pero es importante pensar cómo comenzó la UTEC. En este consejo estamos convencidos de que es una universidad que indudablemente fue disruptiva en Uruguay. Lo mejor fue que esa disrupción comenzó en esta casa, porque fue acá donde se creó y eso no tenemos que olvidarlo.

No es un hecho menor que un país donde durante ciento cincuenta años hubo una única universidad pública, de alguna forma, tuviera el coraje, la osadía o la visión de crear una nueva universidad pública con dos aspectos que la diferenciaban y que son fundamentales. Por un lado, estaba focalizada en el interior, lo que no es menor, porque nos vivimos llenando la boca con el interior, pero después está bravo materializar sus temas, y, por otro, tenía apellido porque era una universidad tecnológica.

¿Qué vino a hacer la Universidad Tecnológica? Vino a complementar una oferta educativa necesaria en el interior del país; tan necesaria es que hoy todavía, a pesar de los esfuerzos realizados, sin duda, desde hace muchísimos años en la Universidad de la República para llevar formación terciaria universitaria al interior, existe una inequidad en la distribución de los profesionales entre el interior del país y Montevideo.

Estos dos aspectos –que estuviera ubicada en el interior y que fuera tecnológica–  hacen que la Universidad Tecnológica sea disruptiva.

También había que ser ingenioso en el diseño. ¿Qué pasó? Nacimos en el siglo XXI y ya estaba el mundo digital, no lo inventamos nosotros. Entonces, ¿qué fue lo primero que hizo la Universidad Tecnológica? Comprar una plataforma digital de manejo universitario, que seguimos usando hasta el día de hoy. Es una universidad en la nube.

Cuando vino la pandemia, la gente dijo que debíamos reciclarnos a la virtualidad. En nuestro caso desafiamos la virtualidad, porque buena parte de la universidad ya estaba virtualizada.

Hoy la universidad tiene siete años. Si una universidad en el mundo multiplica por diez su matrícula significa que, de alguna manera,  había una necesidad que cubrir, porque estas cosas no suceden mágicamente. Si empezamos con cuarenta y cuatro estudiantes y hoy tenemos cuatro mil, es fácil saber o darse cuenta de que la oferta estaba.

Hicimos  tres cosas: mirar los ejemplos de universidades exitosas en el mundo, discutir con más de cincuenta expertos internacionales para hacer el diseño inicial y tomar el primer tren que pasaba.

La tecnología crece muy rápido. Ya no estamos en la sociedad del conocimiento –ya pasó–; estamos en la sociedad del cambio en tiempo real. Por eso tenemos este concepto de universidad nueva, diferente, enfocada en otras habilidades y competencias, y en un lugar muy especial del país, como es el interior.

Graciela DO MATO.-

De una sede con 43 o 44 estudiantes y dos carreras en el 2014, pasamos a  tener doce sedes con 4000 estudiantes, diecinueve ofertas educativas –concepto importante que después desglosaremos un poco más y que nos gusta utilizar más que el de «carreras educativas»–, en diecinueve departamentos y en ciento cincuenta localidades.

La regionalización de la UTEC implicó la creación de institutos.

Tenemos el Instituto Tecnológico Regional Centro Sur, ubicado en Durazno con sede en San José, que abarca una serie de carreras. Destacamos Ingeniería Agroambiental porque necesitamos presupuesto para culminar la carrera. Cuando discutimos el presupuesto y se nos otorgó el incremento presupuestal, yo dije específicamente que aceptábamos este presupuesto, pero que íbamos a discutir nuevamente este tema porque una carrera como ingeniería, que se inicia en el 2018 necesita recursos hasta el 2023; necesito más docentes, más infraestructura. No voy a detallar todas las carreras; hace años que venimos.

En el Instituto Tecnológico Regional Suroeste tenemos esa carrera, pero están comprometidas Ingeniería Biomédica e Ingeniería en Logística, ambas iniciadas en el 2018. Por lo tanto están faltando recursos para el 2022.

Las siguientes carreras que pueden observar en la diapositiva también están en el Instituto Tecnológico Regional Suroeste que, como ven, es el más extenso. Esto implicó un trabajo muy importante en las carreas de Tecnólogo en Informática, Químico y Mecánico Industrial porque estas  comparten en el interior tres instituciones: UTU, UTEC y Udelar. Pasaron a la UTEC todos los docentes, todos los funcionarios y, por suerte, nadie se enteró porque no hubo ni un solo problema en el costo ni en su traslado.

Tenemos el Instituto Tecnológico Regional Norte, situado en Rivera, en el que tenemos una carrera comprometida: Ingeniería en Control y Automatización. Cuando digo «carreras comprometidas» hago referencia a las ingenierías. Estas son carreras que tienen tres años de duración para obtener el título de tecnólogo y cinco años para obtener el título de ingeniero. Si ustedes repasan esas carreras, tiene que ser un honor para el Uruguay tener este tipo de formaciones en el interior del país porque son de alta complejidad; no estamos formando con otra calidad sino con la mejor calidad que se pueda dar.

Además de todo lo expuesto  manejamos distintas ofertas educativas ‒por eso mencioné «carreras»; cuidado con este término‒, como posgrados, maestrías, diplomaturas. Todo eso es mucho laburo, mucho trabajo en posgrados, en maestrías y en diplomas que surgieron también de la necesidad del territorio, de  hacia dónde va el mundo y de las necesidades país.

Si miran esas diplomaturas, son necesidades país, sin lugar a dudas. Están alineadas con las líneas estratégicas país. Otros podrán seguir en otras líneas de trabajo, pero esta universidad tiene que formar para el trabajo que hay hoy en el Uruguay y en el mundo. Aclaro que no quiero que los jóvenes se vayan. Quiero que se queden en el Uruguay, pero que puedan formarse en las disciplinas que corresponde.

Y para eso tenemos que reconvertir. Vivimos diciendo que se necesita trabajo, que necesitamos nuevos puestos de trabajo. Es cierto: necesitamos nuevos puestos de trabajo, pero necesitamos reconvertir a la gente. Somos los mismos uruguayos, con una tasa de crecimiento bajísima. Los tenemos que reconvertir permanentemente y hay que dar las facilidades para poder hacerlo.

Los perfiles son los demandados y apostamos a los diplomas cortos, a  especializaciones, una vez que se tienen las condiciones, para ir reciclando gente. Si no, nos quedamos mirando de atrás.

No solo miramos hacia adentro de la UTEC, sino que damos una serie de formaciones abiertas a la comunidad, programas abiertos a la comunidad. La Universidad Tecnológica no es una universidad cerrada. Es una universidad que abre sus puertas y forma a la gente en determinadas cosas de Evaluación y Estadística; Fomento de la Investigación, Desarrollo e Innovación, y en las famosas habilidades del siglo XXI, de las cuales todos hablan y son muy difíciles de manejar. Y el interior lo necesita. El interior necesita habilidades blandas para comunicarse, para presentar un proyecto, para hacer un cálculo, para que una micropyme pueda llegar al BROU a pedir un préstamo. O sea, el interior es muy diferente en cada uno de los lugares y necesita atenciones diferentes.

¿Quién se pensó que un estudiante de posgrado en Robótica e Inteligencia Artificial iba a estar sentado en el medio del campo con su perro y su mate, trabajando para el mundo? Es esto lo que la UTEC persigue: que en el interior se trabaje igual o mucho mejor que en Montevideo.

SEÑOR GIL. En mi caso me voy a referir al desempeño que hemos tenido en el período 2020-2021 en cuanto a infraestructura y qué cosas hemos hecho al respecto.

En primer lugar, la nueva sede en San José fue inaugurada a fines del año pasado. Muchos de ustedes recordarán que era la excárcel de San José, que a través de un acuerdo con el Ministerio del Interior y la intendencia pasó a la UTEC. Y se hizo una importante inversión para construir este centro educativo, donde se desarrolla la carrera de Tecnología de la Información, que mencionaba el licenciado Do Mato. Hay espacios de cowork, también se van a hacer algunas partes de la carrera de Ingeniería Agroambiental, y ya se han hecho algunos cursos cortos, como los bootcamps.

Siguiendo en el ITR Centro Sur, en Durazno se hizo un domo geodésico para un Laboratorio de Innovación Abierta, que apoya el Programa de Fomento de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación

Ya yendo al Instituto Técnico Regional Suroeste, hace un par de semanas probablemente muchos de ustedes sintieron que inauguramos unas plantas piloto de alimentos, que es un área muy importante para la economía del país, en la ex-Paylana. Se hizo una inversión de USD 1:500.000. Se crearon tres plantas piloto: hortofrutícola, carnes y embutidos, y cereales. También hay tres laboratorios en ese mismo complejo: un laboratorio de miel, donde se pueden hacer caracterizaciones de la miel desde sus componentes hasta los pesticidas; un laboratorio de operaciones unitarias, donde se puede ver parte de los procesos industriales, y un laboratorio de evaluación sensorial, que permite ver las características organolépticas de los alimentos. Esas plantas son muy importantes, porque forman parte de la carrera de Licenciatura en Análisis Alimentario. Ahí los estudiantes pueden hacer sus prácticas. Los empresarios pueden ir a desarrollar productos, ver a nivel piloto cómo se pueden hacer. Además, hay una cocina comunitaria donde los pequeños productores artesanales de la región pueden ir a hacer sus productos, mejorar la calidad, consultar a los docentes, intercambiar ideas con los estudiantes. O sea, es un complejo que consideramos es muy importante y que va a aportar mucho a la región.

Siguiendo en el Instituto Tecnológico Regional Suroeste, en la vieja escuela de lechería de Nueva Helvecia se dicta la carrera de tecnólogo en manejo de sistemas de producción lechera, que es una carrera conjunta con la UTU. Tenemos un tambo de última generación, que no es nuevo, pero sí hemos construido y estamos por inaugurar en algunas semanas: aulas, áreas de trabajo para los docentes, áreas de trabajo para los estudiantes, que van a fortalecer esa carrera.

También en el departamento, en Colonia La Paz, donde funciona la carrera de Licenciatura en Ciencia y Tecnología de Lácteos, tenemos instalaciones que originalmente fueron de Ancap y que, a través de la Intendencia de Colonia y de Ancap, pasaron a la UTEC. Allí tenemos laboratorios, en el área de lácteos, de primer nivel, además de una planta piloto de productos lácteos, que no solamente sirve para la carrera, sino también para los emprendedores que están en la región.

En el Instituto Técnico Regional Suroeste también se están llevando adelante las primeras etapas de una serie de obras, porque en el Anglo, como ustedes saben, necesitamos autorización de la Comisión del Patrimonio. Se está interviniendo uno de los galpones y se va a hacer una readecuación edilicia de 1000 m2. Son obras que son necesarias para las carreras que ahí están funcionando.

En el Instituto Tecnológico de la Región Norte, en Rivera, se hizo una importante ampliación, de más de 2000 m2, para un laboratorio de ciencia de los materiales y espacios de cowork. Justamente, estábamos hablando con el director al respecto y la obra está pronta. En las próximas semanas será inaugurada.

En el período de siete años desde que empezamos a contar con presupuesto, en 2014, se comenzó con un área de infraestructura de 600 m2 y en el acumulado de todos estos años hemos llegado a 18.727 m2. O sea, se ha crecido más de 30 veces se ha crecido en infraestructura en estos siete años.

Hay algo importante y es que, de acuerdo con el mandato legal de la ley de creación de la UTEC, el 97 % está en el interior; obviamente, está distribuida entre los tres centros regionales que tenemos allí, algunos con mayor antigüedad e infraestructura y más carreras, otros, con menos, pero todos en el mismo proceso.

SEÑOR SILVEIRA. La universidad no es solo oferta educativa ni ladrillos. Lo que hace a una universidad –fundamentalmente a una del primer mundo– es que los procesos de investigación, de desarrollo y de innovación sean parte de la oferta que la tiene en el territorio y, además, que esas actividades atiendan a las necesidades concretas del mundo del futuro, que en buena parte tienen que ver con la capacidad de emprender. Esto se repite tanto que, al final, termina siendo algo vacío de contenido, pero realmente si uno va a Paysandú –los que nos acompañaron allí la semana pasada lo vieron– puede ver que está lleno de emprendedores. Es gente del interior que está creciendo muchísimo, porque el impacto en comunidades chicas es mucho más grande.

Cuando decimos que tenemos 53 proyectos de investigación en marcha estamos hablando de 53 iniciativas hechas en el interior del país para gente real, que está trabajando en ellas y, por lo general, se trata de proyectos colaborativos. Además, muchos de esos proyectos se hacen con las instituciones educativas de la región, con los centros comerciales, con las instituciones públicas o privadas que existen en el territorio y muchos cuentan con financiación internacional. Hay que decir que la UTEC ha sido un excelente fundraising en lo que hace a conseguir financiación de organismos internacionales. Si luego exhibimos el video, podrán apreciar lo que opina el BID.

La UTEC también es capaz de ofrecer una venta de servicios tecnológicos, que es la esencia de una universidad tecnológica pues, en parte, es una forma por la que la universidad accede o, de alguna manera, recibe parte de lo que produce como conocimiento o como desarrollo. Todo esto tiene que ver con las demandas territoriales, es decir, no con lo que la universidad decide, sino con lo que la comunidad y el territorio estiman conveniente desarrollar.

Podemos ver un claro ejemplo de cómo se puede medir una universidad. Si se me pregunta cuánta gente está yendo a la universidad, puedo decir que hay 4000 estudiantes, pero además hay 1300 personas que están en actividad de formación continua. Y durante la pandemia, más de 11.500 personas participaron en actividades que tienen que ver con la vida universitaria. Esa gente era de los territorios que estaban involucrados en tareas de formación, de capacitación y de discusión de temas que tienen que ver con el desarrollo territorial y local.

A pesar de la pandemia, este fue el año de mayor impacto de la UTEC en lo que refiere a la cantidad de gente. ¿Por qué? Honestamente, debemos decir que no lo sabemos; quizás, porque la gente tenía más tiempo de entrar a una sesión de Zoom. ¡No lo sabemos! La cuestión es que las personas estaban, participaban y eran actores muy activos y proactivos –diría– en este tipo de actividades. No voy a leer todos los ejemplos que en la imagen se plantean, pero es claro que cualquiera de ellos tiene que ver con los temas que vemos todos los días en el informativo. Hay un centro de energías renovables en Durazno, que es un ejemplito y que podemos mostrar a cualquier persona, de cualquier parte del mundo. Por su parte, el Centro de Investigaciones y Monitoreo Terrestre es un ejemplo de que es mentira que en Uruguay no se puede trabajar en red, pues ahí trabajamos en red con la Fuerza Aérea, con la gente de la universidad, con la gente de UTU y con el Ministerio de Ambiente. Es otro de los centros que tienen equipamiento y formación que es casi única en el Uruguay, pues esta es un área que en el país está poco desarrollada.

A su vez, hay cursos como el de movilidad eléctrica y estamos hablando de que tenemos una fábrica. ¿Van a poner una fábrica de Volkswagen? ¿Cuándo vamos a formar a la gente para que aprenda a manejar? Porque el auto eléctrico está macanudazo, pero en algún momento nos va a pasar como cuando llega algo y después tratamos de buscarle la solución. Ya están fabricando los autos eléctricos y el señor de Tesla va a hacer uno que, además, es autónomo y va a costar USD 25.000. ¡Algún día va a haber mucha gente que va a comprar un auto eléctrico por USD 25.000!

No se trata solo de formar en movilidad eléctrica, sino que hay que cambiar la cabecita de la gente. ¿Saben cuántos talleristas se anotaron para hacer esto? ¡Trescientas personas y vamos en la tercera edición del curso!  Podemos atender a treinta personas, pero no más, porque se supone que en algún momento hay que meter mano, es decir, hay que tener un auto eléctrico disponible para mirarlo y poder hacer las cosas.

Colaboramos con la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande en ciberseguridad y también estamos trabajando con las incubadoras. En Rivera hay un precioso proyecto que trasciende a la UTEC, que no pretende ser protagonista en esto –¡no lo es!–, sino un articulador, un generador de confianza. La UTEC es neutra y no tiene ninguna ambición de poder en estas cosas; simplemente, es un gran articulador territorial. ¿Cómo hacemos para que eso sea creíble? De la misma manera que trabajamos siempre: de todos los que estamos acá, que somos unos cuantos, hay cinco cargos de confianza en la UTEC, pero todo el resto ingresa por concurso.

Todo el mundo está convencido de este proyecto y no sé lo que piensan: sé lo que hacen y cómo trabajamos en la UTEC. ¿Por qué? Porque en la UTEC trabajamos en base a resultados, a indicadores y metas, porque lo que no se pueda medir, no se puede evaluar. ¡Es tan simple como eso! Esto es viejazo, no es nuevo. Ahí tienen algunos de los indicadores que nosotros consideramos valiosos.

Habíamos estimado llegar a un valor meta de 7 en 2020 y estamos en 9, es decir, que estamos en verde; cumplimos un 64 % de los indicadores. Nos quedan algunos en amarillo parcialmente, hay un porcentaje de docentes radicados en el interior, pero ¡ojo! Tenemos casi quinientos puestos de trabajo radicados en el interior, entre el personal docente y no docente, lo que no es menor. Poner en Durazno a unos veinte o treinta docentes con una buena dedicación horaria en la universidad de alto nivel, impacta y hace ruido en esa comunidad. ¡Eso lo puedo asegurar! También hace ruido en Rivera y lo puede decir Felipe Fajardo, que está acá, o lo puede decir también Andrés Gil, sobre Fray Bentos, que después que terminó UPM estaba muerto. Estos temas los hemos hablado mucho con el intendente Lafluf.

Después tenemos valores no cumplidos. ¡Claro que tenemos metas y objetivos no cumplidos! ¡Si no seríamos unos genios! ¿Hay objetivos para cumplir? Los hay, pero también nos pusimos la vara alta. Ahora pasó esto de la pandemia y nosotros no tuvimos que reconvertirnos; tuvimos que desafiarla. Ya estábamos medio reconvertidos por todas estas cosas que hablamos de formación híbrida y formación virtual; no sé, está tan gastado el tema y da para tanto, que no es el motivo de esta presentación.

Hablamos de desafiar a la virtualidad, pero quiero aclarar que en nuestro plan estratégico el modelo educativo híbrido ya se estaba aplicando en carreras como Tecnologías de la Información; desde que nacieron, tenían un 70 % de no presencialidad y funcionaron perfecto. Obviamente, siempre son perfectibles, pero es de las que tenemos mayor número de egresados y todos ellos laburando, algo que para nosotros importa mucho.

Por otro lado, tenemos el dato de que durante la pandemia el 86 % de los estudiantes –ojo, que muchos viven en el medio del campo, no son de 18 de Julio y Andes ni de la vuelta del Palacio Legislativo; están distribuidos en 150 localidades del interior del país– pudo mantener su carrera. Esto no es gracias a la UTEC; es gracias al modelo, al trabajo de la gente y a que también aprovechamos elementos que ya estaban porque, por ejemplo, la infraestructura de Comunicación ya estaba hecha. ¡Por suerte existió un Plan Ceibal antes! Yo lo digo siempre: lo único que tuvimos que tirar de fibra óptica fue un cable debajo de la ruta 5. Fue la única inversión que hicimos en fibra óptica; no gastamos nada porque la infraestructura ya estaba, solamente teníamos que saber utilizarla. O sea que ni siquiera es mérito de la UTEC.

Y bueno, como pueden ver, en ese modelo de virtualidad la generación 2021 fue la más grande en la historia de la UTEC. Mil estudiantes nuevos, ¿es un número importante? Lo es.

Hicimos una carrera sin que se tocara el presupuesto, como habíamos prometido. Esta carrera fue una reingeniería presupuestal. ¿Por qué? Porque era una carrera que requería, de alguna forma, una respuesta muy rápida a un problema que se viene, que es el relativo a todos los temas medioambientales, sobre lo que también daría para hablar mucho, pero no vamos a hacer ninguna referencia. Además, hubo titulaciones, por ejemplo, en  las licenciaturas en Análisis Alimentario y de Ciencia y Tecnología de Lácteos. Recordemos que recién están saliendo los primeros de las carreras más tradicionales; no estamos hablando de los diplomas ni de las actividades cortas.

La última cosa que ha salido es el bootcamp, que es una actividad muy concentrada en lo que tiene que ver con la formación. Es un modelo que surgió en Israel hará unos ocho años. No hay muchos bootcamps en el mundo, somos pioneros en Latinoamérica en hacer esto;  si podemos pasar el  video van a ver al señor que trabajó en el bootcamp –no sé en qué parte está– y van a ver lo que dice. Este Bootcamp en el que se anotaron también 300 personas y solo pudimos aceptar a 30, fue uno de los más exitosos que se llevan hechos en la región. Era un bootcamp en software o en programación. El 50 % de la gente que hizo el bootcamp al mes estaba trabajando y el otro 50 % estaba con entrevistas laborales. Hoy en día, más del 90 % de los que terminaron –que a su vez fue un 90 %, es decir que casi no hubo deserciones– están trabajando en el área en la cual se formaron. Estas actividades las vamos a seguir manteniendo y las pensamos seguir haciendo. Estos son algunos de los que egresaron durante la pandemia, porque la pandemia no impidió en ninguna de las carreras que pudieran egresar los que lo podían hacer.

Al mismo tiempo, estamos cumpliendo con una cosa que prometimos el año pasado. Cuando vinimos acá y defendimos el presupuesto habíamos dicho que teníamos que ir a dos regiones que estaban desatendidas. Tenemos un lío bárbaro en una región con una sede que prometimos. Hicimos un  estudio previo  para poner la sede en Lavalleja y lo hicimos. Hace dos meses firmamos con el intendente y pusimos la sede. Ahora vamos a llevar una oferta educativa que después les vamos a contar. Ahí hay un programa de jóvenes innovadores que tiene que ver con Secundaria y está financiado con fondos de la OEA que va a empezar a trabajar ahora, en octubre. Dijimos: «Lo largamos ya, con sede o sin sede» y así lo hicimos, porque tenemos que rescatar gurises de Secundaria, de cuarto y quinto año, debemos lograr que se entusiasmen para que sigan estudiando. Porque Lavalleja tiene un problema: la población de jóvenes disminuye en vez de aumentar. Se le van para todos lados; se le van a Maldonado, a Montevideo, etcétera. Se le van a trabajar por un sueldo de $ 25.000, que es un sueldón para un gurí de veintiún años, en la temporada. Esas cosas pasan, pero no es una solución a largo plazo. La solución a largo plazo es la formación.

Lo otro refiere al Instituto Tecnológico Regional Norte. Como decía recién Andrés Gil, nos comprometimos a poner una sede en otro lugar donde es muy difícil trabajar, que es Cerro Largo. Creemos que Cerro Largo es de los lugares donde la UTEC va a tener mayor impacto y acabamos de cerrar el convenio con su Intendencia para comenzar las actividades educativas. Tenemos ya un muchacho trabajando allí para conseguir que los jóvenes sigan una carrera universitaria.

Al mismo tiempo, ¿por qué se hace esto así? Porque lo permite la estructura de la universidad de alguna manera. Muchas de las cosas que les estoy mostrando no las hubiéramos hecho en 2014;  no se nos había ocurrido que íbamos a terminar haciendo esto. Esto es lo que caracteriza a una universidad capaz de adaptarse al cambio. Cuando te dicen por ahí que las universidades son flexibles, creativas, es más o menos cierto. En el mundo, una de las instituciones más difíciles de innovar son las universidades, aunque ustedes no lo crean. Estos no son comentarios míos sino internacionales. Habitualmente, las instituciones más resistentes al cambio son las universidades. Esto no es algo casual y no solamente ocurre en Latinoamérica sino también en Europa y en Estados Unidos. Ahora, también es verdad que nosotros tenemos una estructura que nos permite ser flexibles. Si ven la estructura matricial que mostramos el año pasado, van a ver que no tenemos estructuras piramidales; en nuestra estructura todo el mundo converge, se adapta e interactúa. De lo contrario, es imposible que les diga que estamos formando gurises con habilidades blandas, para el siglo XXI pero con estructuras absolutamente rígidas e inamovibles. Si esto fuera así, en algún lado les estaría mintiendo; les estaría mintiendo cuando hablo de qué gurises estoy formando o les estaría mintiendo cuando digo qué estructura  tengo.

Por otro lado, ayer escuché a un senador decir en la prensa que había una institución que tenía treinta gerencias. Honestamente me asombra que haya instituciones con ese número de gerencias en un país con el tamaño de Uruguay. Perdónenme –lo digo a nivel personal y no quiero involucrar al consejo en esto–, pero realmente me asombra que haya treinta gerencias porque, entonces, la Coca-Cola debería tener cuatro mil. ¿Cuántas debería tener Microsoft?

¿Qué tenemos? Una estructura muy simple y para hacer varias de estas cosas en la universidad tenemos tres grandes estructuras transversales. Una de ellas es un Centro de Vinculación Global, que no es un departamento de relaciones internacionales sino que trabaja interactuando con el exterior en casa, mirando el mundo hacia afuera y enviando a los gurises a formarse en algún lado. Ese centro interactúa con el resto de las direcciones que tenemos acá. A su vez, hay un  Centro de Desarrollo de Personas, que no es un departamento de capital humano o de recursos humanos; es un departamento de desarrollo de personas; las  personas se tienen que desarrollar dentro de la universidad. Hablamos de las personas que están en nuestra universidad pero también de las periféricas, las que interactúan con nosotros. Por último, tenemos un Centro de Transformación Digital, que es vital. La gente cree que la transformación digital es virtualizar una cosa y ponerla en la red. ¡No! La transformación digital es un cambio conceptual y empieza por casa. No sé si es más barata que la actividad presencial, no lo tengo muy claro. Creo que no y además cuesta un Perú hacer que la gente acepte la transformación digital. Nosotros mismos lo vivimos todos los días; esto no es teórico sino algo de la práctica. Cuando uno le dice a un docente que vamos a virtualizar, lo primero que dice es que va a hacer un video y que lo va a subir a Internet. ¡No! ¡Eso no es virtualizar! Eso es subir algo a una plataforma. La transformación digital supone un cambio de cabecita y en eso estamos apostando mucho y fuerte. ¿Por qué? Porque, en definitiva, queremos una universidad de ese tipo, que sea capaz de enfrentarse al mundo y no ahora, sino en el 2030 y en el 2050 que es donde van a estar los gurises que se han formado hoy y los que se formen en ese momento, y los que están estudiando actualmente seguirán haciendo su formación permanente porque, hoy por hoy, nadie duda de que habrá que seguir estudiando el resto de nuestras vidas.

SEÑORA DO MATO.- Vamos a pasar a lo que más duele porque, obviamente, venimos a solicitar un incremento presupuestal. La distribución presupuestal en el 2020 es la que han visto y quienes nos conocen desde hace años saben que pronosticamos esto. Era notorio que al principio íbamos a tener un mayor gasto en inversión, que después eso empezaría a bajar y que lo que más subiría era lo relativo a retribuciones, en un porcentaje que consideramos muy aceptable, con un funcionamiento en ese entorno. Esta fue la inversión que hizo el Uruguay en la UTEC.

También es muy importante ver que ese gasto por departamento en el año 2020 se hizo en el interior del país. Obviamente, las sedes más nuevas tienen menos, pero no hay nada escondido en nuestros números.

Necesitamos $ 42:000.000 para culminar las carreras existentes, que es lo que inicié diciendo en mi presentación. Acá tenemos que decidir junto con ustedes si en esto que tenemos ahora y en lo que venimos trabajando ‒además, le dijimos a nuestra gente en la cara y mirándola a los ojos que íbamos a ir a nuevos territorios– vamos a tener solo ladrillos o vamos a tener ofertas educativas. Los compromisos están, las cosas están y tenemos absolutamente todo planificado para quedar en cada lugar, pero precisamos más dinero. Necesitamos $ 36:000.000 porque entendemos que, obviamente, los docentes tienen que seguir radicándose en el interior. No puede haber una universidad en el interior del país sin docentes en el interior; no queremos docentes viajeros.

Queremos una universidad que vaya hacia eso que por ahí se llama investigación aplicada; eso a lo que por ahí se le dice ‒a veces despectivamente, pero con palabras ya muy gastadas‒ emprendedurismo e incubación de los proyectos de la gente. Tenemos que empezar a incubar con las plantas piloto, como dijo hoy Andrés y como dice todo el mundo. Vamos a incubar; no podemos largar los proyectos sin probar, pero se necesita plata. Se necesitan $ 20:000.000 para las sedes nuevas, lo que da el asqueroso cuadro que siempre tenemos que presentar de $ 98:000.000.

¿Qué queremos con esto? Queremos continuar nuestra línea de trabajo, si ustedes consideran que es la adecuada: seguir trabajando en mayor desarrollo territorial, necesidades productivas del país, innovación, emprendedurismo local, desafíos en el mercado de trabajo, un mundo global y flexible y jóvenes con oportunidades.

SEÑOR SILVEIRA. Lo que sí es cierto es que creo que el valor que tiene la UTEC es, primero, el desafío de haberla creado en esta casa, como lo dije al principio; segundo, el desafío de diseñarla y, tercero, el de dejarla crecer.

Si crece raquítica, vamos a tener problemas en lo inmediato, pero estos van a ser mucho peores a largo plazo. Entiendo perfectamente ‒y así lo consideramos todos los que estamos aquí presentes‒ que hemos hecho un enorme esfuerzo por bajar el presupuesto. Representamos el 0,1% del presupuesto educativo del país.

Hicimos un enorme esfuerzo por hacer una reingeniería de números. Si miran el plan del año pasado van a ver que estamos pidiendo un 9% de incremento presupuestal sobre el presupuesto ejecutado en 2019. Creemos que hicimos el esfuerzo que era posible hacer. Eso es lo que nos va a permitir tener una universidad que se desarrolle adecuadamente o una universidad que puede tener dificultades de un año, pero el mundo no espera. Creo que estas dificultades van a repercutir a mediano y largo plazo.

SEÑORA DO MATO.- En cuanto al tema gobernanza –como ya se dijo–, la Universidad Tecnológica se creó aquí con el compromiso de todos los partidos políticos y hoy tenemos el respaldo de todos los partidos políticos.

A fines del 2019 el doctor Rodolfo Silveira y yo pusimos nuestros cargos a disposición, como correspondía, al 1.º de marzo de 2020. Después de conversar con el ya electo presidente de la república y el ministro de Educación y Cultura, no nos aceptaron la disposición de los cargos y asumimos el compromiso que se votó acá de mantener los cargos hasta diciembre de 2022, por rendición de cuentas.

Esa ley implica una serie de acciones –doy mi palabra y, por supuesto, la de Rodolfo Silveira, porque lo vivimos juntos– pero hay que reglamentarla. En el período 2015-2020 por diferentes razones y según conversaciones que se dieron acá.  «La UTEC andaba bien»; entonces, como andaba bien, el sistema político apostó a solucionar otros problemas, a intentar crear la Universidad de la Educación, etcétera, y la ley no se reglamentó. Hoy sigue sin reglamentarse y eso es competencia del Poder Ejecutivo.

Ahora bien, de nuestra parte, como lo dijimos en la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología, estamos totalmente dispuestos a que eso se realice y se reglamente, principalmente, por dos cosas que implica la ley. Por un lado, que en el Consejo Directivo Central futuro exista un representante de los trabajadores. Entonces, hay que establecer cómo se va a elegir al trabajador, y lo dejo así porque la ley solo dice eso. También hay que elegir un representante de los empresarios, y también lo dejo por ahí porque solo dice eso. Sin lugar a duda, el haber ejercido este cargo –en mi caso particular desde junio de 2015– nos lleva a pensar que pueden arreglarse cosas. A nuestro modesto entender, nos parece poco viable que un director, por ejemplo, del Instituto Tecnológico Regional Norte o Centro Sur, no tenga voz ni voto en los Consejos Consultivos Departamentales.

Entendemos que la gestión es muy importante en una universidad del siglo XXI. No sé si cuando se creó la Universidad de la República era así o no. Nosotros queremos decir bien claro que no estamos en contra del cogobierno; mentiras que se dicen por ahí varias veces, después se asumen como verdades. No nos oponemos al cogobierno; estamos buscando una gobernanza, pero además necesitamos que la reglamenten porque nosotros no podemos hacerlo. O sea que lo máximo que podemos decir es que vamos a estar hasta diciembre del 2022 con el compromiso que nos dimos entre los tres, pero sí nos vamos y, por favor, reglamenten la ley. Y está el compromiso político de todos los partidos políticos que hoy están acá; tienen que decidir qué es lo que van a hacer, si van a reglamentar esa ley, si van a introducir cambios porque, si no, va a seguir un consejo directivo central provisorio.

Voy a dar la segunda respuesta que tiene que ver con los indicadores.

Sin lugar a duda, cuando se establecieron los indicadores se lo hizo con un rango muy alto, no habituales en el Uruguay, es decir, con criterios internacionales. Entonces, quizás para el Uruguay sea fantástico no lograr un 67 %, pero para nosotros sigue siendo un índice en amarillo. Entonces, lo primero que hay que decir es que los estándares que nos pusimos son los de los niveles internacionales.

En segundo lugar, el tema de las mujeres es complejo. La Universidad Tecnológica no tiene la solución. Sobre la tecnología y la ingeniería parece que las mujeres tuvieran una aversión generada en su educación previa. La UTEC ha intentado cambiar estas cosas con clubes de ciencia, con el Programas iCiencia que les marqué, de comunidad abierta en matemáticas, arte, ingeniería, etcétera, y ahora con el convenio internacional de la OEA para trabajar con educación media. Es decir que están las políticas al respecto, pero es hasta pelear con un preconcepto, incluso social y familiar, el hecho de que no ingresen las mujeres a estos lugares.

Con respecto al bajo índice de docentes no doctorados, sucede lo mismo. Como creemos que el Uruguay puede, también ese indicador es muy alto, pero el número de docentes que tenemos con posgrados, con maestrías y doctorados en el interior nos tiene absolutamente contentos, aunque no hayamos llegado al indicador.

Ahora bien, justamente debo tener plata para poder brindar un sueldo digno a docentes altamente formados, tanto nacionales como internacionales. Esa es una de nuestras demandas, porque además los necesitamos para los tramos más importantes de las carreras, que son las ingenierías. Entonces, esto es como un círculo vicioso.

UTEC2SEÑOR SILVEIRA. Voy a responder con respecto a lo que sucede con la generación de empleo, esto es, dónde están insertos. Nosotros tenemos un monitoreo permanente no solo de los estudiantes sino también de los egresados. Hay realidades diferentes. En algunas carreras tenemos una dificultad que es peor y lo quiero aclarar. En Tecnologías de la Información nos los roban antes, más allá de que la carrera es a medias con la CUTI. Sucede que el mundo digital está con desempleo cero. Entonces, es muy tentador después de un añito en la universidad rápidamente pasar a una empresa. Lo que tratamos –y tenemos un montón de mecanismos que discutimos veinte millones de veces– es de retener a los estudiantes hasta que terminen la carrera.

En las otras carreras están todos trabajando. No hay desocupados en la UTEC, porque claramente son carreras altamente demandadas. Por ejemplo, un tecnólogo egresado de logística –ingenieros todavía no tenemos– tienen trabajo inmediato, porque estamos formando en áreas que surgieron de la demanda. Entonces, ahora no hay desocupación; el problema es que tenemos que seguirlos para ver si realmente continúan. Por ejemplo, monitoreamos cómo mejoran su salario. No solo analizamos si consiguen empleo, sino que nos interesa conocer su estado actual con respecto a su situación anterior. Tenemos un estudio en el que hicimos un monitoreo y pudimos ver que la gente que estaba ganando un promedio de $ 36.000 ahora está ganando un promedio de $ 60.000. Hay una cantidad de datos a ese respecto.

En la UTEC el monitoreo es vital; para mí es una de las cosas fundamentales. Si no sabemos dónde están los egresados, ¿cómo vamos a seguir formando? Es la pregunta del millón. Estamos formando para un mundo en el que no van a ser todos trabajadores.

El fenómeno que se está dando del incremento de la matrícula en la UTEC es verdad; aumentó en la UTEC y un 12 % en la universidad. Lo peligroso es que a veces aumenta en áreas como las ciencias biológicas, quizás por la moda. Habitualmente el mundo de las ciencias biológicas no es demandado por el sector productivo en el Uruguay. Provengo de ese mundillo y hay que aclarar que no es común que una empresa pida un biólogo.

En las áreas de formación en las que nosotros tenemos competencia ‒lo decía este hombre de 4Geeks con respecto a los que salieron del bootcamp y pasa lo mismo en las carreras‒, la inserción es prácticamente inmediata y mejora, además, su condición económica en lo que tiene que ver con las retribuciones. ¿Por qué es importante? Porque quiere decir que, además, si gana bien y mejor, va a devolverle al Uruguay. Ese muchacho que vive en Tranqueras está devolviendo en impuestos lo que la universidad gratuita –para él o para todos, pero alguien paga– le ofreció. Por lo tanto, para nosotros el monitoreo es interesante, lo estamos haciendo y los datos los tiene el director de Educación. Si bien este es un tema de preocupación, todos están trabajando. En realidad, quizás tengamos una demanda insatisfecha en algunas áreas porque nos piden estudiantes que todavía no están prontos, ya que no terminaron su formación. Eso también pasa.

Con respecto a la diferencia de números de estudiantes activos, voy a pedir que se ceda el uso de la palabra al director de Educación, magíster Amadeo Sosa, porque es quien lo tiene más claro.

SEÑOR SOSA.- En cuanto a los estudiantes, sobre todo en relación con la pregunta del señor senador Camy, hay 4546 que están distribuidos de la siguiente forma: 1597 están en el ITR Centro Sur, que abarca los departamentos de Durazno, Flores y San José; 1830, en el ITR Sur Oeste y 519, en el ITR Norte.

En la actualidad tenemos 329 estudiantes titulados y se han dado 617 desvinculaciones desde el comienzo de UTEC.

Quiero aprovechar también para referirme a dos temas que se mencionaron y que tienen que ver con la inserción laboral que mencionaba el consejero Silveira. Al año 2020, tenemos 229 egresados –esto es a diciembre de 2020 y ahora podemos ajustarlo a este primer semestre de 2021–; el 91% de los egresados están trabajando en tareas vinculadas a su egreso y el 9 % restante, en ocupaciones no relacionadas con lo que estudiaron. A su vez, el 50% de esos egresados están en el ámbito privado, el 38%, en el público y el resto son cuentapropistas o empresarios patrones.

Con respecto al género, que es otra de las preguntas que hizo la señora senadora, la dificultad que tienen todas las ingenierías es cultural y esta vez se vio agravada, además, por la brecha de la cantidad de hogares que tienen a mujeres jefas de hogar. Estar estudiando a distancia, desde cualquier lugar de su casa, atendiendo a sus hijos, necesariamente lleva a una fragilidad en el vínculo académico y educativo. Esas son cosas que tenemos muy en cuenta.

Hay tres líneas de trabajo que estamos esperando implementar el año que viene en lo que tiene que ver con la movilidad, la alimentación y el alojamiento de los estudiantes en los distintos lugares a donde van. Como recién decía el consejero, hay estudiantes de más de ciento cincuenta localidades que se trasladan de un lugar a otro en el interior. Hoy, en el interior, los alquileres suben de una forma increíble; relativamente, crecen más que en Montevideo. Esas son cosas que nosotros debemos tener en cuenta para brindar apoyo en políticas que orienten, ayuden y colaboren en la inserción de los estudiantes. Estamos preocupados por la inserción de los docentes y también tenemos que estar preocupados por la inserción de los estudiantes. ¡Ampliar la cobertura educativa hoy es una demanda!

Con la pandemia hemos aprendido que, efectivamente, podemos ampliar la cobertura geográfica, pero es necesaria la parte social; es preciso vivir y sentir la universidad. No es posible sostener una universidad manteniendo las carreras que tenemos. ¡Hay que hacer universidad! Pasar a un modelo híbrido implica muchas cosas; incluso, hace que se requieran nuevas contrataciones porque tenemos necesidad de nuevos perfiles docentes. También se precisa formación permanente a los docentes, porque no es –repito las palabras del consejero Silveira– hacer un video de la clase y decir: «bueno, en cualquier momento lo ven porque está la clase grabada». ¡No! Se precisan nuevos sistemas de enseñanza, cambiar el paradigma de lo que es la enseñanza y también cambiar el paradigma de lo que es la evaluación, y esas son cosas que llevan recursos. Con esto quiero decir –y disculpen la extrapolación que hice–  que cuando uno habla de género, de inserción de los egresados, es necesario tener en cuenta todos estos aspectos porque no van por carriles separados.

SEÑOR SILVEIRA.- Quedaba alguna pregunta pendiente con respecto a qué pasa si no tenemos la continuidad de las carreras. Alcanza con plantearse esa sola posibilidad pensando en cualquier universidad en el mundo a la que mandemos a nuestros hijos y que a mitad de la vida universitaria nos diga que no va a poder seguir la carrera ahí; es matar la idea, no es matar la universidad. Esa es mi modesta opinión con respecto a lo que se decía de cortar las carreras.

Este consejo tiene muy claro que si el resultado de esta rendición de cuentas fuera negativo, vamos a cortar otras cosas que no tengan que ver con terminar las carreras; si no, matamos la idea y creo que ninguno de los tres que estamos acá –igual que todos los que están detrás– sería capaz de matar a la UTEC. Esto como primera respuesta con respecto a los 42:000.000.

En lo que tiene que ver con el Inefop, nosotros trabajamos mucho tiempo con ese instituto y hemos manejado sus fondos. El problema con los fondos del Inefop, como todos sabemos, es que es un organismo que tiene un gobierno complejo. Nosotros trabajamos juntos pero hay varios intereses representados, y es muy difícil que coincidan exactamente los intereses de la UTEC, en su conjunto, con los del Inefop. Sí hay tareas concretas, como por ejemplo los cursos en el Centro de Formación en Operación y Mantenimiento de Energías Renovables, propuestos en conjunto  por el MIEM y el Inefop, que básicamente puso los fondos iniciales, más fondos internacionales que vienen para el Cefomer, a través de la Unión Europea y del proyecto Lapassion. Nosotros somos buenos captadores de fondos internacionales, pero estas son actividades que empiezan y terminan. Entonces, con el Inefop tuvimos un buen proyecto, pero es un proyecto. Cuando hablamos de mantener a largo plazo algo, a no ser que haya una decisión política que diga que desde el Inefop pasan a tal lugar, no veo cómo se materializaría en la práctica. No sé si respondo a la pregunta.

Con el Inefop trabajamos bien, tenemos algunos de sus fondos para cubrir algunas actividades –como el curso Movilidad Eléctrica–, de las que hablábamos, pero hoy, por ejemplo, no es una prioridad la parte de energía eólica, que sí lo era en su comienzo. Entonces, estamos manteniendo las formaciones en energías eólicas con fondos internacionales, porque ya no hay más fondos del Inefop para esa actividad.

Fuente Imagen: tacuarembo.net