A pesar de los avances en la comprensión de la salud mental, todavía persisten muchos prejuicios en torno a la psicología. En Uruguay y en muchas partes del mundo, aún hay quienes ven la terapia como un recurso extremo, reservado únicamente para casos graves o “problemas mentales”. Esta visión limitada no solo es errónea, sino que también puede impedir que muchas personas accedan a herramientas valiosas para mejorar su bienestar emocional.
A continuación, abordamos cinco mitos comunes sobre acudir al psicólogo, con el objetivo de contribuir a una visión más abierta y realista sobre lo que implica hacer terapia.
Mito 1: “Ir al psicólogo es solo para personas con problemas graves”
Este es, probablemente, el prejuicio más extendido. La realidad es que la terapia no es exclusiva de quienes atraviesan una crisis profunda o padecen un trastorno diagnosticado. Muchas personas acuden al psicólogo para trabajar en su autoestima, mejorar sus vínculos, gestionar el estrés o simplemente conocerse mejor.
Consultar a un profesional de la salud mental no implica estar “mal”, sino que puede ser una decisión proactiva para crecer, entenderse y tomar decisiones más conscientes.
Mito 2: “La terapia de pareja es solo para relaciones que están por romperse”
Existe la falsa creencia de que asistir a terapia de pareja es sinónimo de una relación en crisis terminal. Sin embargo, muchas parejas consultan con el objetivo de mejorar su comunicación, resolver diferencias recurrentes o acompañar juntos procesos vitales desafiantes (como la crianza, el duelo o mudanzas).
Lejos de ser una “última instancia”, la terapia de pareja puede ser un espacio para fortalecer el vínculo, prevenir conflictos mayores y aprender a negociar desde el respeto mutuo.
Mito 3: “El psicólogo me va a decir qué hacer”
Otra idea errónea es pensar que el rol del psicólogo es dar consejos o soluciones directas. En realidad, el objetivo del proceso terapéutico es acompañar a la persona para que encuentre sus propias respuestas, con mayor claridad y autonomía.
El espacio terapéutico no se basa en juicios ni recetas universales, sino en la escucha, la reflexión y el acompañamiento personalizado. No se trata de imponer decisiones, sino de favorecer la comprensión y el cambio desde un lugar genuino.
Mito 4: “Hablar con un amigo es lo mismo”
Contar con una red de contención afectiva es muy importante, pero no reemplaza la función de un profesional de la salud mental. Los psicólogos cuentan con formación específica, herramientas clínicas y una perspectiva neutral que permite abordar situaciones de forma estructurada y ética.
Además, la terapia brinda un espacio seguro, confidencial y libre de vínculos previos, lo que facilita expresar aspectos que muchas veces se callan incluso frente a personas cercanas.
Mito 5: “No tengo tiempo para ir a terapia”
El ritmo acelerado de la vida actual puede hacer que parezca difícil destinar un espacio semanal a la terapia. Sin embargo, muchas personas descubren que ese momento se convierte en un pilar de su bienestar, ayudándoles a manejar mejor su tiempo, su energía y sus relaciones.
Además, hoy existen opciones de terapia por videollamada que permiten acceder al espacio terapéutico desde la comodidad del hogar, sin perder calidad ni profundidad en el trabajo personal.
Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de madurez emocional
Superar estos mitos es clave para avanzar hacia una cultura que valore la salud mental tanto como la física. Reconocer que a veces necesitamos ayuda profesional, y que eso está bien, puede ser el primer paso para una vida más plena.
Si estás considerando iniciar un proceso terapéutico, podés conocer más sobre los distintos tipos de acompañamiento disponibles en www.terapia.com.uy, o ponerte en contacto directamente a través de este formulario.
