La investigación implica la instalación de la primera planta piloto del país y se centra en la búsqueda de tecnologías alternativas y eficiencia energética, para manejar estos sistemas que implican riego, producción de energía solar y además permiten la explotación agrícola bajo paneles.

El doble uso del suelo, con la producción de alimentos y energía fotovoltaica, en una misma área es posible. Los sistemas agrofotovoltaicos son aquellos que logran integrar la generación de electricidad a través de paneles solares fotovoltaicos con sistemas agrarios. Optimiza el uso del espacio al permitir la generación de energía y la gestión de recursos naturales mediante la integración de cultivos, pastoreo bajo sombra o paneles flotantes en embalses, por ejemplo. 

Los sistemas agrofotovoltaicos son modelos concebidos en Alemania a principios de los años 80 y que comenzaron a popularizarse en los últimos 20 años. Pero ¿cómo se combinan en la práctica los paneles con cultivos? La sombra generada por los paneles sobre los cultivos puede reducir su productividad al recibir menos luz en comparación a un cultivo a plena exposición solar. Sin embargo, la generación de energía en el mismo espacio tiene el potencial de compensar esta disminución.

El éxito de la agrofotovoltaica radica en encontrar un equilibrio entre esta sombra y la luz que los cultivos reciben. Considerar la disposición de los paneles es esencial, pues la sombra proyectada varía a lo largo del día y del año, afectando de manera diferente a los cultivos.  Además, el aprovechamiento del terreno aumenta, ya que se combinan dos sistemas productivos: la generación de energía y la producción agrícola. Según un estudio publicado por Nature, si el 1 % de los terrenos cultivables en todo el planeta se dedicaran a la producción de electricidad solar, sería posible compensar toda la demanda mundial de energía.

El proyecto de UTEC surge por el interés de integrar las ingenierías en agua, energías renovables y agroambiental que se dictan en la sede de la Universidad en Durazno. Procurando una temática transversal a las tres y a las necesidades del país, se comenzó a estudiar esta tecnología. Si bien el proyecto comenzó en 2023, se propuso la idea y una vez aceptada se formó un equipo multidisciplinario. Luis Bahú es docente asociado en Ingeniería en Agua y Desarrollo Sostenible, y coordina el equipo que lleva adelante el proyecto. “El grupo se formó en el ámbito del Grupo de Investigación Estratégica de I+D” explicó. Actualmente está integrado por Allan Braz y Emanuel Antunes de Ingeniería en Energías Renovables; Wellington Mezzomo, Luis Bahú, Rogério Ricalde, Diego Barreto, Yesica Ramirez, Santiago Jaunarena, Sérgio Muñoz y Melany Alpuy de Ingeniería en Agua y Desarrollo Sostenible; y por Johan Duque, Daniel Boeno e Iván Zapata de Ingeniería Agroambiental.

“Luego empezamos a armar la planta piloto que es donde se pone en marcha el proyecto. Primero se definió que la estructura se instalaría dentro del predio de la Sociedad Rural de Durazno, se decidió cuál sería su elevación del suelo y otros detalles. Entre 2023 y 2024 se construyó y se hicieron las gestiones para comprar paneles, equipos, sensores, realizar el cercado perimetral, instalación de tanques para almacenamiento de agua, y confección de los canteros, necesarios para comenzar los ensayos con cultivos. También se instaló el sistema de riego y tenemos la instalación eléctrica” comentó Bahú.

Al tratarse de un proyecto macro con tantos focos de investigación (separados pero vinculados entre sí), se necesitó instalar un “laboratorio propio”. Esta es la llamada “planta piloto” que se pudo concretar en los últimos meses y que supone la primera experiencia de este tipo en el Uruguay. La suma de estos “hitos” hacen que el proyecto dé lugar a la apertura de una nueva línea de investigación, en base a una tarea que demandará varios años y que se centra en relevar las condiciones de Uruguay y aportar a la comunidad científica.

Fuente Contenido e Imagen: UTEC.