Las intendencias municipales de Montevideo, Canelones y Florida presentaron este lunes 25 de junio de 2007 los resultados de una encuesta de percepción de exclusión social y discriminación, realizada por el Observatorio Montevideo de Inclusión Social.

La encuesta se realizó a mayores de 18 años en sus hogares durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2006. Se relevaron 4.492 hogares de Montevideo, Canelones, la ciudad de Florida y la Ciudad del Plata (ex Rincón de la Bolsa, en el Departamento de San José). La muestra total representa a 1.223.544 personas y corresponde al 52% de la población mayor de 18 años de todo el país .

El diseño del estudio y el procesamiento fue realizado por la organización «El Abrojo», en su calidad de Coordinador Técnico del Observatorio Montevideo de Inclusión Social. La muestra y el trabajo de recolección de información estuvo a cargo del Instituto Nacional de Estadística. Esta iniciativa se enmarca en el Proyecto «Ciudades y Ciudadanos/as por la inclusión social» del Programa Urbal de la Unión Europea que involucra también a las ciudades de Rosario, Porto Alegre, San Pablo, Barcelona y Saint Denis.

El estudio permitió elaborar un Índice de Evaluación de la Sociedad Uruguaya, que registra la opinión sobre si la sociedad es democrática, conflictiva, racista, machista, respetuosos de los Derechos Humanos, si son concientes de sus derechos, si son exigentes con los mismos y si son iguales ante la ley.

Democracia

El 62.1% considera que la sociedad es «muy» o «bastante» democrática y el 37.6 que es «poco» o «nada» democrática. Casi 4 de cada 10 personas (465.000 personas) considera que la sociedad uruguaya es poco o nada democrática. Esta evaluación está directamente relacionada con el nivel socioeconómico, nivel educativo y la autodefinición ideológica. Existen distinciones por género y no por edad.

Las personas con menor nivel educativo entienden mayoritariamente que la sociedad es poco o nada democrática. En la medida en que aumenta el nivel de educación cambia drásticamente la opinión. Entre los más educados solo 2 de cada 10 registran una opinión similar a la que existe en la mayoría absoluta de los sectores sociales con menos educación.

Entre los más pobres que se representan en el primer quintil, el 47% piensa que la sociedad es poco o nada democrática. Esa opinión desciende a la mitad entre el 20% de la población con mayores niveles de ingreso en la sociedad que está representada en el quinto quintil.

Por lugar de residencia, la evaluación es similar en el área metropolitana, aunque con leves diferencias (Montevideo tiene una visión algo mas negativa) y claramente diferente en Florida, donde hay en general en el conjunto de los indicadores una visión más positiva y claros índices de mayor integración social. Florida es un espejo interesante para observar cómo la lógica del Área Metropolitana comienza a tener en algunos indicadores un desarrollo más homogéneo en su interior y claramente diferente del resto.

En Montevideo, en los barrios de la costa y en los de clase media, la opinión sobre el carácter democrático en la sociedad es muy relevante. En la medida que se ingresa en la periferia de la capital y también en las áreas rurales, esa opinión aumenta hasta llegar al 45%. Las zonas con menores niveles de opinión sobre lo no democrático de la sociedad incluye a los barrios de Buceo, Carrasco, Punta Gorda, Malvín, Parque Batlle, Villa Dolores, Pocitos, Prado, Punta Carretas, Parque Rodó y Tres Cruces.

En Canelones sucede algo similar. La zona de Toledo, Pando y el eje de la ruta 8 donde hoy se concentran los mayores niveles de pobreza en el departamento (36% de la población es pobre) de acuerdo a los resultados de la Encuesta Ampliada del 2006 del INE, también registra una opinión mayoritaria. En el otro extremo se encuentra la Ciudad de la Costa.

Las opiniones intermedias están de la ciudad de la Costa y de los barrios de sectores medios en Montevideo (barrios Atahualpa, Belvedere, Centro, Cordón, La Blanqueada, Larrañaga, Sayago y La Unión). Las zonas de Montevideo donde predomina la opinión de que la sociedad es poco o nada democrática, con porcentajes que oscilan entre el 41 y el 48%, son Bañados de Carrasco y Villa Garcia, Casabo, Pajas Blancas, Casavalle; Conciliación, Jardines del Hipódromo, La Paloma, Tomkinson; Lezica, Manga; Maroñas, Parque Guaraní; Paso de la Arena; Piedras Blancas; Punta de Rieles, Bella Italia, Tres Ombúes y Pueblo Victoria. A esta convicción profunda se suma la Ciudad del Plata en San José, ex Rincón de la Bolsa.

Las respuestas por sexo muestran mayores niveles de opinión negativa entre las mujeres que entre los hombres. Para el 33% de los hombres y el 40% de las mujeres la sociedad uruguaya es poco o nada democrática.

La autodefinición ideológica tiene relación con este aspecto. Las personas autodefinidas como de derecha o centro derecha se dividen a la mitad en relación a la valoración de la sociedad en su aspecto democrático. Las personas de izquierda y centro izquierda tienen mayoritariamente una opinión que respalda la afirmación que la “sociedad uruguaya es muy o bastante democrática”. Un 31% tiene la opinión contraria, es decir que es poco o nada democrática. Entre las personas de centro este guarismo alcanza el 37,4% y entre las de derecha al 50,2%.

Conflictividad

También fue relevada la opinión sobre el grado de conflictividad de la sociedad uruguaya. La percepción sobre la conflictividad es muy elevada. En términos globales un 66% opina que la sociedad es muy o bastante conflictiva. Esta opinión mantiene la misma distribución cuando se la analiza por edad, por sexo, por estrato socioeconómico y lugar de residencia. Es una opinión generalizada por igual en la sociedad.

Racismo

¿Es racista la sociedad uruguaya?. Las opiniones están divididas. Un 44% opina que es muy o bastante racista y la mayoría un 55% señala que es poco o nada racista. Si se miran estos datos con detenimiento resulta que apenas un 15,7% señala que la sociedad no es nada racista. Las demás opciones admiten el racismo en diverso grado.

Los sectores sociales más pobres son quienes opinan en forma más contundente sobre la inexistencia de racismo en la sociedad. Ordenando la opinión por estratos socio-económicos, del estrato alto sólo un 8,9 señala que no hay racismo. Sin embargo en el estrato bajo esta opinión alcanza al 22% es decir, algo más de 1 de cada 5 personas.

En los barrios más pobres de Montevideo, en el eje de la ruta 8 y en las zonas más pobres del área rural de la capital, es donde hay mayor convicción de que la sociedad es nada racista. La edad de la población también incide. En el sector de población de 60 y más años, existe una opinión sobre la inexistencia del racismo que duplica la que se registra en otros tramos etáreos.

Machismo

Otro punto relevado fue la opinión sobre el machismo en la sociedad. La convicción sobre el machismo en la sociedad está fuertemente extendida. Casi el 70% de los entrevistados señaló que la sociedad es muy o bastante machista. Sólo un 9% considera que no es nada machista.

Al analizar esta opinión por sexo, se constata que entre las mujeres 7 de cada 10 entienden que la sociedad es muy o bastante machista, mientras que entre los hombres esta opinión representa a 6 de cada 10. En consecuencia, y aunque existen diferencias por sexo en este tema, las mismas no son relevantes en la medida que en ambos casos, la mayoría absoluta de la población comparte esa opinión.

Derechos humanos

Una convicción que en forma aparente es extendida en el Uruguay es que por esa característica distintiva del país, el Uruguay es una sociedad respetuosa de los derechos humanos. Aunque mayoritariamente un 58% señala que la sociedad uruguaya es muy o bastante respetuosa de los derechos humanos, se visualiza un 42% de la población que duda de esto.

Al observar la distribución global en el territorio, se observa que Montevideo y Canelones tienen una opinión relativamente similar, mientras que Ciudad del Plata (ex Rincón de la Bolsa) presenta una opinión casi por mitades y la ciudad de Florida tiene un comportamiento muy diferente.

En Montevideo la opinión negativa es más alta en los estratos más bajos, mientras que entre los sectores más pudientes hay solo una pequeña minoría que afirma que la sociedad es poco o nada respetuosa de los derechos humanos.

Derechos

Por último se indagó a la población sobre tres afirmaciones más.Se preguntó si la sociedad uruguaya es muy, poco o nada exigentes de sus derechos, conscientes de sus derechos y obligaciones e iguales ante la ley. Para las tres afirmaciones, entre el 63 y el 73% aseguró que la sociedad uruguaya es poco o nada exigente de sus derechos, consciente de sus derechos y obligaciones y hay igualdad ante la ley.

Índice

El Indice de Evaluación de la Sociedad Uruguaya fue construido a partir del procesamiento estadístico de los resultados anteriores. Hay una opinión dividida al medio en forma casi exacta sobre la evaluación de la sociedad. Esto expresa que no existe un relato único que pueda englobar a todos. Por el contrario la fragmentación resulta un dato evidente. ¿Pero quiénes son los que evalúan en forma más negativa a la sociedad?

Entre las mujeres hay niveles mayores de evaluación negativa de la sociedad que entre los hombres. Entre las mujeres las opiniones están francamente divididas mientras que los hombres tienen una opinión más favorable: 6 de cada 10 evalúan en forma positiva.

La edad también es un factor importante, aunque las opiniones están divididas globalmente por la mitad, es en las personas mayores de 60 años que esa opinión se altera y donde se registran mayores niveles de satisfacción. En el otro extremo etáreo, el 53% de los jóvenes tiene una evaluación negativa.

Una sociedad dividida por mitades sobre aspectos centrales de forma de ser, enfrenta una dificultad para generar cohesión social.

¿Cuáles son los grupos sociales que tienen más oportunidades en el Uruguay?

¿Para tener oportunidades en el Uruguay es mejor ser joven o adulto en el Uruguay? ¿Integrar sindicatos o no integrarlos? ¿Integrar partidos políticos o no integrarlos? ¿Ser de Montevideo o del interior? ¿Ser mujer o varón? ¿De raza blanca o de raza negra?

Existe un relato relativamente extendido sobre algunas de estas preguntas. La interrogante fue conocer en qué grado esa capacidad de la elite que construye discursos y de alguna forma, a través de diversas fuentes de legitimidad sanciona verdades, ha permeado la sociedad. Es decir, existía el convencimiento que el perfil más o menos consistente era una persona adulta, hombre, de Montevideo y de raza blanca.¿Por qué? Porque si uno por ejemplo registra el discurso de la academia, los intelectuales y los partidos políticos encontrará con mucha facilidad esa línea de pensamiento. Globalmente los resultados cuestionan esa línea de cosas dadas como verdad ampliamente extendida.

El 70% de los entrevistados señaló que para tener oportunidades en el Uruguay es mejor ser joven que adulto. Es llamativo si se considera la insistencia con la que se maneja la idea del bloqueo generacional en nuestro país. Al observa las respuestas por edad, es posible constatar que entre los jóvenes esta opinión también alcanza al 70%. Se extiende en todo los tramos etáreos y en las personas de 60 años y más la misma es aún un poco más elevada.

Ser joven parece ser clave para tener oportunidades en el país de acuerdo a la opinión mayoritaria de la población. No parece ser esto lo que se observa cotidianamente ni el discurso relativamente extendido en las élites dirigentes del país.

Esta opinión varía en forma importante según el lugar que cada uno ocupa en la pirámide socioconómica de la sociedad uruguaya. Es que el relato de “envejece y dirige” es válido en aquellos ámbitos competitivos donde hay altos niveles educativos o circulan personas de lo estratos medio alto y alto en la sociedad. Claramente en el ámbito político esta máxima se cumple y también en muchos ámbitos de la gestión publica, empresarial y la academia, pero no es una visión que abarque toda la sociedad.

La opinión sobre las oportunidades varía según el nivel educativo, que como se ha dicho es un elemento que condiciona en forma muy fuerte los desempeños económicos de los individuos. Los menos educados son sistemáticamente los más pobres, aunque no siempre se cumpla con el mismo nivel de certidumbre lo contrario.

El sector social con mayor capital educativo en el país es el único que piensa diferente, aunque vale constatar que también allí es mayoritaria la opinión sobre los jóvenes. De todas formas, casi 4 de 10 piensan que es mejor ser adulto para tener oportunidades. Al analizarlo por autopercepción de clase social surge una pista interesante. La visión sobre el valor de la juventud está fuertemente arraigada en los grupos sociales que se consideran a sí mismo como pobres. Mientras quienes se ubican en la clase social alta le dan más importancia a ser adultos, aunque también aquí se mantiene la mayoría de la primer opción.

La vinculación a un partido político como estrategia de acceso a oportunidades ha sido una práctica frecuente en el país. Aunque algo devaluada, aun hoy parece seguir teniendo respaldo. El 43% respaldó esa afirmación contra un 33% que consideró que es mejor no integrar partidos políticos para tener oportunidades. Pero esa opinión no es homogénea en la sociedad. El nivel educativo es relevante. Entre quienes tienen mayor nivel educativo hay un mayor respaldo a esa idea. Parece claro que las posibilidades de integrarse a un partido político le pueden traer acceso a oportunidades, de acuerdo a la opinión registrada. En el otro extremo, entre las personas con menor educación prima la convicción contraria: es mejor no integrarlos. Claramente los partidos políticos como carreteras de acceso a oportunidades, una vez cerrado el acceso al cargo público, se han convertido en espacios más competitivos. Las oportunidades de movilidad social que pueden ofrecer están más cercanas a las que efectivamente pueden utilizar los sectores más educados y con mayores niveles de formación.

Por lugar de residencia se observa que Montevideo y Canelones tienen en promedio una opinión similar, aunque en cada una de las regiones o zonas de ambos departamentos hay diferencias. La Ciudad del Plata en San José muestra una particular convicción en este tema, la mayoría de la población entiende que la integración a los partidos canaliza oportunidades. Florida tiene el mismo nivel de convicción, pero de lo contrario.

Para el caso de Montevideo es posible visualizar que si bien hay cierto nivel de homogeneidad en las respuestas en torno a integrar los partidos políticos por estrato socioeconómico, las diferencias más marcadas se encuentran en los que opinan que no es necesario integrarse. Ahí, se visualiza una diferencia de 15 puntos porcentuales entre los estratos más bajos y los estratos más altos. Entre los más pobres hay un mayor convencimiento de que las oportunidades no pasan por integrar partidos, mientras que en los sectores más altos la opinión es la contraria. Esto es muy coincidente con lo registrado al analizar por nivel educativo.

La opinión mayoritaria de no integrar partidos se extiende además de las zonas pobres de Montevideo, al eje de la ruta 8 (Toledo, Pando, Barros Blanco) que comparten una situación socioeconómica similar.

Centralismo

El centralismo y la concentración de oportunidades en la capital del país no es un fenómeno nuevo. Se vive y se siente y hay mucha convicción acumulada. Representa una clara señal de distancia hacia la otra mitad del país, que ve cómo la circulación de oportunidades se concentra en el sur y mas concretamente en la capital.

Para el 60% de la población, ser de Montevideo es una ventaja comparativa, para el 12% lo es ser del interior y para un 30% es indiferente. Las personas jóvenes son las más convencidas de eso. Son quienes menos registraron opinión indiferente y es bastante razonable si se considera que la acumulación de oportunidades en la inserción educativa sigue concentrándose en Montevideo.

En este tema, las diferencias son ostensibles cuando se analiza también por nivel educativo. Entre las personas con menos nivel educativo, el ser del interior o de Montevideo parecería no ser tan relevantes a la hora de las oportunidades. Pero para quienes tienen nivel terciario o universitario, claramente es una ventaja ser de Montevideo.

El ser varón o ser mujer puede ser un factor determinante para el acceso a oportunidades. Casi la mitad de los entrevistados señalaron que es mejor ser hombre para tener oportunidades, un 17% que es mejor ser mujer y la tercera parte señaló que da lo mismo una cosa o la otra. Lo interesante es que al ver esta respuesta por sexo de los entrevistados no se registran diferencias, los hombres y las mujeres piensan lo mismo.

A mayor nivel educativo, se fortalece la opinión de que ser hombres es relevante para tener oportunidades y prácticamente desaparecen las menciones a las mujeres.

Por el contrario, entre las personas con menor nivel de educación hay una tendencia contraria que lleva prácticamente a dividir en tres partes iguales las opiniones: 30% por las mujeres, 35% por los hombres, 36% que opina que es lo mismo.

Las personas que viven en las zonas de nivel alto, tienden en forma muy mayoritaria a identificar que ser hombre es la clave. Al tiempo que en los estratos más bajos, esta tendencia muestra signos claros de reversión.

Las personas de los barrios de la costa, en un 60% piensan que es mejor ser hombres y solo un 10% señaló la opción mujer.

Entre las personas de la periferia, el valor de lo masculino está en discusión. Un 40% señaló que es mejor ser hombre, un 25% que es mejor ser mujer y para más de la tercera parte es indiferente.

Raza

¿Cuánto importa la raza a la hora de las oportunidades?. El primer resultado a destacar es que el 59% señaló la raza blanca y no llegaron a un 1% los que mencionaron la raza negra. Para la tercer parte de la población es indiferente. Esto es previsible, ya que no es obvio que en el Uruguay una persona de raza negra tenga a priori más oportunidades que los de raza blanca. Sin embargo, los promedios globales muestran aquí también que las representaciones sociales en el país distan de ser homogéneas y que aquellos relatos que parecen representar al Uruguay no son más que una construcción social de una pequeña élite altamente educada y con un nivel de vida medio alto y alto.

Para los sectores sociales con mayor educación, ser de raza blanca es muy relevante para tener oportunidades. Un 70% opina de esa forma. A medida que el nivel educativo baja, crece la opción Indiferente, es decir que da lo mismo una u otra cosa. No es de esperar que aumente la opción raza negra, pero el aumento de la opción indiferente es relevante en este caso.

Esto también coincide con el nivel socioeconómico. Entre los sectores más pobres de la población hay una mayor tendencia a pensar que es indiferente la raza para acceder a oportunidades. En cambio, aquellos que detentan las posiciones de mayor privilegio en la sociedad tiene una convicción fuerte y homogénea respecto a la importancia de ser blanco.

El modelo de hombre, blanco, de Montevideo y raza blanca, aparente perfil de personas con mayor acceso a oportunidades, es una construcción ampliamente minoritaria en la sociedad, aunque desde lo socialmente instituido por aquellos sectores con capacidad de voz en la sociedad se promueva un modelo diferente. Esa cosmovisión corresponde al 8% de la población, que obviamente tiene los mayores niveles de educación y vive en las zonas con estratos socioecónomicos mas altos. En el otro extremo de la escala social se perciben las cosas diferentes y se actúa en consecuencia.

Factores para el éxito

Se aprecia una sociedad dividida por mitades sobre aspectos centrales de forma de ser, primer escalón que marca una dificultad para generar cohesión social. Existen diferencias muy significativas sobre cuáles son los grupos sociales con más oportunidades en el país. Claramente, hay un quiebre muy marcado entre el sector con mayor índice de educación y mejor posición económica que construye un perfil claramente disonante con la perspectiva que sostienen los hogares de menor ingreso.

Los factores identificados como más importantes para tener éxito en la vida también surgen del estudio. Estudiar mucho, ser honrado y trabajar duro para unos. Estudiar mucho, tener contactos y trabajar duro para otros.

En términos generales, estudiar mucho es visto como el principal factor de éxito. Es significativo este dato, porque la integración y cohesión social tienen en el factor educativo un engranaje clave.

El segundo factor señalado es la honradez, con un 20%. Muy cerca uno del otro están las opciones de “trabajar mucho” y “tener contactos” y en último lugar “tener suerte”. Esta visión tampoco es homogenea en la sociedad.

Tanto para los que tienen mayor nivel de educación y los que tienen menos, es decir que no han terminado Primaria, el factor educativo es decisivo. En primer lugar, la opción tener contactos entre los menos educados es del 4,2% y en el otro grupo alcanza al 23%. Tener contactos es casi seis veces mas importante para tener éxito en la vida para las personas con mayor nivel de instrucción que para las que menos tienen. Mucho se ha estudiado y teorizado sobre el capital social y la capacidad de las personas de movilizar sus redes. Parece muy evidente que aquellos sectores más vulnerables poco esperan de eso, mientras que para el reducido grupo de personas con alto nivel educativo ese es el segundo factor de éxito.

¿Qué sucede con el valor de la honradez? Mientras que para los menos educados, ser honrado es casi tan importante como estudiar mucho, para quienes mejor nivel de instrucción la honradez registra un 10% de las preferencias.

Equidad social

Más del 80% de la población señala que el reparto de la riqueza es injusta y muy injusta. De acuerdo o lo relevado por la encuesta, el 68% de la población está muy o bastante conforme con la vida que lleva. Hay un 32% que expresa niveles altos de malestar y disconformidad. No es por cierto un pequeño grupo. Es la tercer parte de la sociedad que señala que no se siente plena con su vida. ¿Pero quiénes son los que se expresan ese malestar? ¿Por qué no están conformes?

Un 67% que se encuentra muy o bastante conforme y un 32% que está disconforme. La tercera parte de la población disconforme con la vida que lleva habla de un profundo malestar social, que está claramente concentrado en términos sociales.

El malestar y la frustración se originan en los sectores bajos fundamentalmente donde la mayoría de la población no está conforme con la vida que tienen. Casi 6 de cada 10. A medida que se aumenta en la escala social, la frustración desciende. Ese promedio del 32% está distribuido en forma muy desigual.

La poca o ninguna conformidad con la vida desciende a medida que aumenta el nivel educativo. Estos resultados tienen también variaciones según los lugares de residencia. Montevideo y Florida presentan niveles similares de malestar, en el entorno del 32%. Para las zonas de Canelones comprendidas en el Área Metropolitana el promedio es de un 37% mientras que en la Ciudad del Plata, ex Rincón de la Bolsa alcanza al 40%. La homogeneidad existente en Ciudad del Plata, que en buena medida se asemeja a parte de la periferia de Montevideo y a zonas del eje de la Ruta 8 en Canelones (Toledo, Pando, entre otros) señala la tendencia.

En Montevideo hay un quiebre muy marcado entre los sectores bajo y medio bajo y los sectores medio alto y alto. Los sectores que se encuentran bastante conformes con la vida que llevan se concentran básicamente en la costa. La conformidad baja a medida que se avanza hacia la periferia, donde se encuentran los mayores niveles de disconformidad.

La mayoría absoluta de quienes no están conformes a su vez declaran no haber tenido posibilidades de integrarse socialmente. Un 32% no está conforme con la vida que lleva, pero un 42% asegura no haber podido integrarse socialmente de acuerdo a sus expectativas. Son más de medio millón de personas. Dentro de este grupo hay unas 125.000 personas que aseguran que no han tenido ninguna posibilidad de integrase.

Quienes se consideran de clase baja, claramente no se consideran integrados ya que estiman en forma mayoritaria que no han tenido las oportunidades. El problema en esta situación es cómo cada grupo comienza a tener autoreferencias que no dialogan con el resto. No se sienten conformes con la vida que llevan y no se sienten integrados socialmente. Claramente relegados por la sociedad y a partir de ahí se construye una autoimagen que fuerza y refuerza esa visión original.

El 66% de las personas que se autoidentifican en la clase social baja afirman que no han tenido posibilidades de integrarse socialmente. En el 20% más pobre de la población, el 70% asegura no haberse integrado socialmente. También ahí mayoritariamente se opinaba que la sociedad no es democrática y que tampoco respeta los derechos humanos y más aún que no todos son tan iguales ante la ley.

Entre los que tienen menos de 9 años de estudio, es decir que no han terminado el ciclo básico, en su mayoría absoluta aseguran no haberse integrado socialmente según sus expectativas. A partir de los 9 años de estudio, se revierte la tendencia. Si bien es cierto que acumulación sucesiva de años de educación no es una garantía de aumento sistemático de los ingresos, algo sí sigue siendo cierto. La educación es un motor relevante para la integración y la inclusión. Esa es una de las tres grandes políticas de inclusión de un país.

En términos promediales, en Montevideo el 42%, en Canelones el 48% (casi la mitad) , en Ciudad del Plata el 59% y en la ciudad de Florida el 47% declara que ha tenido pocas o ninguna posibilidad de integrase socialmente de acuerdo a sus expectativas.

¿Cuánto tiempo considera Ud. que le llevaría tener el nivel de vida que cree que le corresponde? Hay un 25% que considera ya tenerlo, un 50% se distribuye en opciones que incluyen entre 5 y 15 años y un 21%, señala que nunca. Son 260.000 personas, mayores de 18 años que afirman que no podrán alcanzar el nivel de vida que creen que merecen.

Discriminación

Un 47% de la población estudiada, es decir unas 600.000 personas aseguraron haber sido discriminadas o que sus derechos fueron limitados por alguna de las siguientes razones: apariencia física, ser mujer o varón; su edad; por no tener dinero, por el color de la piel, por el nivel educativo o por el barrio donde viven.

Los cuatro principales motivos por los cuales las personas han sido discriminadas han sido por la edad un 23%, por no tener dinero un 19%, por la apariencia física 13% y por género también un 13%. En relación a la edad, no se trata en particular de ningún tramo etáreo. Esto quiere decir que tanto jóvenes como adultos y adultos mayores sienten discriminación por su edad, según en el momento vital en que se encuentren.

Pero en qué lugares han sido discriminados por su edad. El estudio sugirió un conjunto de opciones: los centros educativos, el trabajo, el espacio púbico de la calle, las oficinas públicas, dependencias policiales, los comercios, boliches y restaurantes. Sea cual sea la razón por la cual se han sentido discriminados, los lugares donde mayor discriminación se ejerce en todas la categorías es en primer lugar el trabajo, en segundo lugar la calle y en tercer lugar los comercios, boliches, restaurantes, es decir lugares donde las personas se ubican en calidad de consumidores.

Entre quienes se han sentido discriminados por la edad, casi un 32% señaló el trabajo, un 16% la calle y cerca de un 12% los comercios. Por no tener dinero, es decir por su condición económica es la segunda razón de discriminación. Un total de 113.000 personas señalaron que eso les ha sucedido. Por su apariencia física y por ser varón o mujer en cada caso, unas 78.000 personas han sentido que sus derechos se han limitado. Unas 72000 personas señalan que han sido discriminadas por el barrio donde viven.

El lugar de trabajo es el identificado como el ámbito donde las personas sufren más discriminación o restricciones de sus derechos por algunos de los motivos mencionados. El segundo lugar es el espacio público. Esto es muy significativo porque ese ámbito es un lugar clave para la construcción de una percepción de habitabilidad del espacio urbano. La hostilidad del espacio público como el segundo lugar donde las personas se sienten discriminadas, posiciona a los individuos frente a la ciudad en un lugar de desconfianza. Y el tercer ámbito mencionado con mucha fuerza son los comercios de todo tipo. Es decir, donde existen una relación de cliente y de consumo.

Tolerancia social

El Indice de Tolerancia Social fue construido a partir de la metodología utilizada por el PNUD en diversos Informes de Desarrollo Humano, lo cual permite comparar a nivel internacional. Se interrogó a la población sobre qué tipo de personas preferiría no tener como vecinos o familiares. La lista era extensa: deportistas, gente de otra raza, gente que vivía en un asentamiento, gente joven, homosexuales o lesbianas, políticos, personas enfermas de Sida, personas con alguna discapacidad física, personas adultas mayores, extranjeros de origen asiático o latino, gente que ha estado en la cárcel, periodistas de radio y televisión, militares, extranjeros de origen europeo, personas con alguna discapacidad mental, personas con ideas políticas muy distintas a las suyas.

El grupo más claramente señalado son las personas que viven en un asentamiento. El vivir en un asentamiento es la expresión de fines del siglo XX de la pobreza en el país, como fueron los cantegriles en la década del 60. A eso claramente se asocia la pobreza. En Montevideo algo más del 10% de la población vive en asentamientos. Pues bien, 450.000 señalaron que no los quisieran como vecinos y uno de cada 4 tampoco los quiere en su familia.

El segundo grupo es el de las personas que han estado en la cárcel. Cerca de la tercera parte declara que no los quiere ni como vecinos ni como familiares.

El tercer grupo nombrado fueron los políticos. Este era uno de los grupos que junto a periodistas de radio y televisión, deportistas y otros se introdujo entre las opciones para tener mayor diversidad y no orientar al encuestado en que se les estaba proponiendo un listado de grupos estigmatizados. El 18% no los quiere tener como vecinos y un 15% tampoco como familiares. Este alto nivel de rechazo se da con mayor énfasis entre los jóvenes, donde el 32% no los quiere como vecinos y entre los sectores sociales más pobres, que doblan en porcentajes a los de más altos ingresos.

Los militares ocupan el cuarto lugar. Luego el grupo de homosexuales y lesbianas, donde se da un mayor rechazo a tenerlos como integrantes de la familia que como vecinos.

El 13% señaló que no quiere tener personas enfermas de Sida como vecinos y casi uno de cada 4 no los quiere como miembros de su familia.

Las personas con discapacidad mental y las personas con ideas muy diferentes al entrevistado también alcanzaron niveles de rechazo de un 10% como vecinos. Los demás grupos de la lista tuvieron menciones que oscilaban entre el 0,3 y el 3,7%.

Montevideo y Canelones tienen niveles similares de rechazo a los pobres. No los quieren como vecinos casi 4 de cada 10. En Ciudad del Plata no llega a un 15% y en Florida alcanza al 28%. La mitad de las personas que habitan en la franja costera no quiere como vecino a una persona que haya vivido en un asentamiento.

Una tercera parte de la sociedad es tolerante, en igual número entre hombres y mujeres. Un 24% tiene niveles de intolerancia medios pero sobre este punto queremos detenernos: esta sociedad integrada y que dice aceptar la diversidad y ser abierta al mundo, registra un 44,3% de personas que son muy intolerantes. Los muy intolerantes no están distribuidos en forma homogénea. Claramente tienen un perfil definido que aporta otro elemento para entender la fractura y la falta de cohesión social de nuestra sociedad.

Tolerantes e intolerentes se encuentran homogéneamente distribuidos por la edad. Entre las personas que se definen de izquierda y de derecha no hay diferencias. Entre las personas de izquierda hay un 30% de tolerantes según este indice y entre los ciudadanos de derecha un 31,4%.

Entre las personas de menor nivel educativo se registran los guarismos mayores de tolerancia social. Y entre los más educados los menores. Un 36% de las personas que no terminaron la primaria son tolerantes mientras que un 25% de los universitarios y personas con posgrados se incluyen en ese grupo

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Nuevamente Montevideo y Canelones registran niveles similares. Una tercera parte de su población es tolerante de acuerdo a este índice. En Ciudad del Plata el 50% está en esa categoría, y en Florida el 41%. Entre los sectores sociales más altos de Montevideo los muy intolerantes son la mayoría absolutan un 53%. En el otro extremo de la escala social, entre lo más pobres esa categoría incluye al 32%.

Los mayor intolerancia se ubica en los barrios Buceo, Carrasco, Punta Gorda, Malvín, Parque Batlle, Villa Dolores; Pocitos; Prado, Punta Carretas; Parque Rodó y Tres Cruces. En Canelones se repite la misma tendencia. En Toledo, Pando y el eje de la ruta 8 es donde se concentran los menores niveles de intolerancia social. En cambio, en la Ciudad de la Costa se registra el mismo comportamiento que en los sectores sociales de la costa montevideana: el 53% de la población tiene altos niveles de intolerancia social.

Perspectiva

El 74% de los entrevistados cree que no habrá posibilidades en los próximos años para la mayoría de los pobres de salir de esa situación. Esta opinión se altera por estrato socio económico. Los sectores sociales más pobres, aunque en forma más leve, tienen una opinión algo menos pesimista sobre este asunto.

Un 43% de los entrevistados señaló estar de acuerdo en diverso grado con la afirmación “Con sus excepciones los pobres son pobres porque no se esfuerzan lo suficiente” mientras que un 57% declaró estar nada o poco de acuerdo. En la ciudad de México se realizó un estiudio similar, donde un 36% señaló estar totalmente o bastante de acuerdo.

Sobre la frase «La gente pobre es descuidada con su aspecto, por lo que en ocasiones da miedo acercarse a ellos», la respuesta dividió a la mitad a los encuestados. En México un 23,5% señaló estar totalmente o bastante de acuerdo.

Ante la frase «Hay demasiada asistencia social a los pobres y se acostumbran a no trabajar», un 63% de la población afirmó estar total o bastante de acuerdo con esta afirmación.

En suma, un 40% de la población registró altos niveles de prejuicios hacia los pobres y la pobreza. Un 20% claramente no tiene ningún prejuicio. En Montevideo, el prejuicio a los pobres se concentra mayoritariamente en los barrios pobres y es en la costa de la ciudad donde esa tendencia se resiente. Pasa de un 46% a un 24%.

Organizaciones

Al indagar sobre cuáles eran los organismos que a su juicio trabajaban mejor para brindar alternativas a las personas pobres, los resultados fueron:
-para el 36,4% quienes trabajan mejor son las ONG. Las personas jóvenes, con más altos índices de educación y con mejor nivel socioeconómico son quienes mayoritariamente comparten esta opinión.
-en segundo lugar, quedó el Gobierno Nacional, con un 28%. Quienes lo identificaron como el mejor son mayoritariamente los más pobres y también los más adultos. En general con un nivel de instrucción medio bajo y bajo.


-en tercer lugar se ubicaron las intendencias con un 22,3%. Aquí hay una composición más heterogénea desde el punto de vista socioeconómico.

-luego se ubicaron universidades, los sindicatos y los organismos internacionales, con menos de un 5% de menciones cada uno.

La segunda interrogante fue quiénes a su entender trabajan peor. El grupo mencionado en primer término son los sindicatos, con un 28,7. En segundo lugar el gobierno nacional y en tercer término los organismos internacionales, luego las universidades, los gobiernos locales y las ong.

Discriminación

De acuerdo a los resultados de la encuesta, los discapacitados, los homosexuales y lesbianas, los adultos mayores y las personas de raza negra, son los cuatro grupos identificados por la población como los que sufren más discriminación.

Entre los grupos percibidos como menos discriminados, en primer lugar, con un 40%, de menciones aparecen los hombres. El segundo grupo menos discriminado serían los jóvenes, el tercero los niños y el cuarto los extranjeros.

En la familia el deber principal del padre es trabajar y ganar dinero y el de la madre cuidar los hijos y el hogar. Una tercera parte de la población aseguró estar de acuerdo con esta afirmación. En Montevideo, el grado de acuerdo alcanzó al 30%. En la periferia de la ciudad el respaldo alcanza al 40% en las zonas urbanas pobres y a un 48% en la zona rural del departamento. En Canelones el apoyo es del 39%, pero mientras en la zona de Toledo y ruta 8 y también en el eje La Paz, las Piedras Progreso el apoyo es del 47% en la Costa de Oro es del 21%. Por último en la ciudad de Florida el acuerdo con esta afirmación es del 40%. Entre las mujeres la aprobación es del 28 % entre los hombres del 41%

En la familia el deber principal del padre es trabajar y ganar dinero y el de la madre cuidar los hijos y el hogar. Casi la mitad de las personas más pobres respalda esa afirmación.

Para un hombre es más importante seguir estudios superiores que para una mujer. Entre las personas con menor nivel educativo y que no han alcanzado a terminar el ciclo básico, el 25% entiende que es correcta esta afirmación.

Es indispensable que una mujer tenga hijos para sentirse plenamente realizada en la vida. Esta pregunta a una pista de la importancia del rol reproductivo de la mujer. Entre las personas de menor nivel educativo, el 70% cree que la condición de madre es indispensable para la realización personal de una mujer. El promedio se ubica en el 49% y entre las personas de mas alto nivel educativo desciende a 38%.

En general los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres. El grado de acuerdo con esta afirmación fue del 20%.

Sexo

La escala de prejuicio en relación a la homosexualidad se construyó a partir de las respuestas a las siguientes afirmaciones:
“La homosexualidad es una enfermedad”.
Total y Bastante de acuerdo: 34,6% Poco o Nada de acuerdo: 65,4%.

”El aumento de la homosexualidad en el Uruguay es un síntoma del deterioro de los valores morales”. Total y Bastante de acuerdo: 43,5% . Poco o Nada de acuerdo: 56,5%

“No debe permitirse el ingreso de homosexuales o lesbianas a la Policía o a las Fuerzas Armadas”. Total y Bastante de acuerdo: 25,6% . Poco o Nada de acuerdo: 74,4%

“Los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas no pueden ser maestros o profesores en escuelas y liceos”. Total y Bastante de acuerdo: 24,7% . Poco o Nada de acuerdo: 75,3.

Esta escala presenta tres categorías: Actitudes tolerantes, con un 60%, que incluye los casos donde para todas las afirmaciones las personas rechazan en forma contundente las aseveraciones prejuiciosas. En el otro extremo están los prejuiciosos, que son el 20% de la población, y un tercer grupo denominado de actitudes mixtas que claramente no son tolerantes pero tampoco tienen consolidado el nivel de prejuicio que se observa en el grupo denominado “prejuiciosos”.