En Uruguay circulan más de un millón de armas ligeras, de las cuales más de la mitad no están registradas. Si bien el uso de estas armas ilegales está asociado a la delincuencia, la mayor cantidad de episodios protagonizados con armas de fuego se registran en casos de violencia doméstica, señaló el representante de la ONU en Uruguay, Pablo Mandeville.

Durante la ceremonia de clausura del II Curso Nacional sobre Técnicas de Investigación, Comercio Legal y Prevención del Tráfico Ilícito de Armas de Fuego, Municiones y Explosivos, Mandeville señaló la importancia de alentar a la población a entregar las armas voluntariamente para su destrucción.

El curso fue organizado por el Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (UNLIREC), con el apoyo de la Unión Europea, donde participaron 57 funcionarios de todas las Jefaturas de Policía del país, dependencias operativas de la Dirección Nacional de Policía, representantes del Ejército, la Fuerza Aérea, la Marina, Dirección Nacional de Aduanas y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para el control de armas de caza.

Mandeville sostuvo que este curso debe ser tomado no sólo para la defensa del territorio nacional contra agresiones externas, sino también desde un concepto de seguridad humana.

Resaltó que las armas, por sí mismas, no son la causa fundamental de la violencia y los conflictos. Sin embargo, su indebida disponibilidad y proliferación amenaza la seguridad física de los habitantes, poniendo en peligro la estabilidad y el bienestar de la sociedad, desalentando el desarrollo y propiciando la pobreza, marginalidad y subdesarrollo.

En ese sentido, Naciones Unidas promueve una serie de medidas en el plano mundial para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas ligeras, entre las que se encuentra la realización de este tipo de cursos de capacitación.

Por su parte, el Subdirector de la Escuela Nacional de Policía y coordinador del curso, Insp. Gral. Elbio González, señaló que en nuestro país ingresa gran número de armas por las fronteras secas, por lo que es difícil realizar un control al estar entre dos países productores de armas de fuego, como lo son Brasil y Argentina.

Asimismo, señaló que a nivel de la delincuencia, existe un círculo que se alimenta de armas robadas a personas que las portan legalmente y pasan a formar parte del circuito delincuencial.