Los Clubes de Ayuda Mutua de Artritis Reumatoidea (Clamar) entregaron una solicitud al Fondo Nacional de Recursos (FNR) y al Ministerio de Salud Pública (MSP) para ingresar al vademécum un nuevo medicamento contra esa enfermedad. Es una patología crónica muy dolorosa y progresiva, no se conocen sus causas y no tiene cura.

Mirtha y Griselda relataron cómo es padecer artritis y reclamaron que un agente biológico eficaz se integre al vademécum.

Clamar es una asociación para que las personas con artritis reumatoidea se reúnan y apoyen mutuamente, en pos de una mejora de la calidad de vida. Actualmente, los pacientes que padecen esta enfermedad cuentan con otros fármacos, pero hay muchos a los que esos medicamentos no les hacen efecto.

El agente biológico sirve en caso de que los otros fallen, y además puede brindarle a esos pacientes ­sobre todo a los más jóvenes­ una vida casi normal.

Una cuestión de costos y calidad de vida

«Es más barato para el Estado realizar el tratamiento con un agente biológico, sobre todo a los compañeros más jóvenes. Tiene un costo aproximado de 1.800 dólares por inyectable, y se necesitan dos por mes. Es lo último en tecnología», dijo a LA REPUBLICA una de las integrantes de Clamar, Griselda Guerra, quien lleva 35 años padeciendo la enfermedad, por lo que su cuerpo ha sufrido deformaciones varias.

De tanto tomar corticoides para la artritis, a Guerra tuvieron que ponerle varias prótesis. En casos de estado avanzado de la enfermedad, como el suyo, el nuevo medicamento no tiene efecto, pero sí puede ser adecuado para los que la padecen desde poco tiempo atrás.

«En un 25% de los casos el agente biológico podría remitir la enfermedad, y en un 50% alivia los dolores muy fuertes. Después de la inflamación, el dolor intenso es la característica principal de la artritis», explicó Guerra.

Una enfermedad muy dolorosa

Se estima que en Uruguay entre 30 mil y 35 mil personas padecen esta patología. Ocho de cada diez son mujeres. La artritis comienza a manifestarse a través de inflamaciones de las articulaciones, por ejemplo las rodillas. Se desconocen sus causas, o por qué hay niños, adultos y jóvenes afectados por este mal. Sin embargo, la prevalencia ocurre entre los 40 y los 60 años.

Clamar se reúne los primeros y terceros jueves de cada mes, de 15.00 a 17.00 horas, en el Instituto de Reumatología. Cuenta con la asistencia de médicos y una psicóloga, ya que se ha descubierto que la enfermedad tiene un componente psicológico. Muchas veces el desencadenante de la artritis es un shock emocional, pero no es ésa la causa de la enfermedad.

Deformaciones que avergüenzan

«Tenemos compañeros que no se animan a subir a un ómnibus porque tienen las manos deformadas y no quieren que se las vean», relató Guerra. «Lamentablemente, vivimos en una sociedad en donde la belleza física es muy importante», agregó.

Este tipo de reuma causa deformaciones importantes y lo peor es que va a acompañado de dolores fuertes y constantes, llamados «empujes», que llegan de golpe y sin previo aviso. «Vivimos en un constante dolor», explicó la paciente.

Mirtha Díaz es otra paciente que sufre esta enfermedad desde hace seis años. La artritis la obligó a jubilarse antes de tiempo. «Estaba trabajando perfectamente, pero tuve que dejar porque el primer año no podía levantarme de la cama», relató a LA REPUBLICA.

«Cuando encontré al grupo comencé a aceptarme a mí misma y la deformación de mis pies», explicó Díaz. «Es muy duro sobrellevarlo. En el ambiente familiar llega un momento en que los que te acompañan, aunque te quieren, no comprenden algunos aspectos, como el dolor, que no te deja hacer nada».

Al igual que Guerra, Díaz esta convencida de que es necesario incorporar el agente biológico, sobre todo para los pacientes con artritis más reciente. «Es horrible querer trabajar, estar bien y no poder hacerlo, sobre todo si se es joven», indicó.

Fuente: Diario La República. http://www.larepublica.com.uy