Daniel Caserta, presidente de la Casa Uruguay en
Madrid, dijo a Observa que las medidas contra la inmigración ilegal forman parte de la preparación anteuna inminente recesión.
«No tenemos la esperanza de que no sea una ley dura», dijo a
Observa (en su edición del 26 de mayo de 2008), Daniel Caserta, presidente de la Casa Uruguay en
Madrid, a propósito de una nueva Ley de Extranjería española, además de la
normas recientemente aprobadas por los países de la Unión Europea (UE)
para el retorno de los inmigrantes ilegales.

Caserta vive hace 11 años en la
Madre Patria y está al frente de una institución que da apoyo y compañía a los orientales que abandonaron el terruño. En este rol, enseña a los recién llegados desde cómo usar el metro
hasta alquilar un piso -como dicen allá- y conseguir empleo. Muchos llegan sin papeles de residencia ni permiso de trabajo; más de 10.000 como cuantificó Caserta, pero casi todos traspasan la frontera con las ganas de
no haberse ido.

La semana pasada, los embajadores de los Veintisiete ante la UE firmaron su compromiso de favorecer el retorno de inmigrantes ilegales a través, por ejemplo, de la quita de garantía de acceso a asistencia legal gratuita. A
esto se le sumó la conformidad del Parlamento italiano para la tipificación de los indocumentados como delincuentes. Una vez que entren en ejercicio las nuevas reglamentaciones, los uruguayos sin papeles y todo aquel en la misma
situación conocerá una España como una patria definitivamente no tan maternal.

«No hay caza de brujas de uruguayos pero se controla. La entrada al aeropuerto sigue teniendo riesgos [y] no somos muy optimistas. La ley de Extranjería va a atacar a los que no tienen papeles», indicó a Observa.

Distinta a la España
que unos cuentan y diferente a la que aparece en las postales, Caserta manifestó que el desempleo ya comenzó a ser un problema para los inmigrantes. «La construcción [vaya paradoja] se está
derrumbando»,
explicó. Este rubro es uno de los que emplea a más uruguayos, legales e ilegales, como otros servicios, como hoteles, restaurantes, bares, empresas de limpieza y cuidado de niños y adultos. «Son los trabajos que los españoles no quieren», recordó.

Sin embargo, Caserta tiene la sensación que, en cualquier momento, los lugareños van a tener que apechugar. «Ven que van a tener recesión y
quieren cortar por el lado más fino, los inmigrantes, para guardar los trabajos para los autóctonos», razonó acerca del porqué se están endureciendo las políticas migratorias.

Las noticias publicadas en la prensa sobre el tema ha provocado que varios uruguayos se hayan acercado a la Casa Uruguay en Madrid para buscar asesoramiento. Su presidente considera que cada anuncio al respecto es como
un «globo sonda» lanzado por los gobiernos europeos que, en vez de
medir la presión y la temperatura en la altura, lo hace entre los expatriados.

A juicio de Caserta, la falta de empleo que ya se comenzó a sentir da origen a más situaciones de racismo, puesto que los españoles piensan que «les sacamos el trabajo».

Fuente: Observa. http://www.observa.com.uy