Con el apoyo generoso de particulares y de fundaciones como Reaching U, se
construyeron nuevos salones para el Club de Niñas y el Centro Juvenil, que ya están permitiendo apoyar el estudio y ampliar la formación de unas 170 niñas y adolescentes.

130 madres con sus bebés comenzaron el programa de Estimulación Psicomotriz.

20 de las 80 jóvenes del Politécnico de Formación Laboral comenzarán este año a
realizar pasantías en empresas e instituciones educativas, gracias a alianzas en Responsabilidad Social Empresaria.

Y el sueño largamente anhelado de contar con una pequeña capilla ya tiene
sus primeros ladrillos, gracias a la generosidad de un donante. La presencia eucarística de Nuestro Señor ayudará a que el trabajo diario siga dando frutos sobrenaturales y humanos en todas las personas allegadas a esta labor.

Algunos testimonios

“CADI es un oasis” afirma Eddy Facelli, una vecina de la zona. “Allí encontramos todo lo que necesitamos. Crecemos como personas, como familias, aprendemos a ser más solidarios y a ser mejores cristianos”. El hijo mayor de Eddy – hoy con 17 años – fue uno de los primeros alumnos de Educación Inicial de CADI en 1993. Su hija adolescente, Stella, cursa 3ero de Ciclo Básico y participa en CADI del programa Centro Juvenil, luego de haber transitado por Preescolar (Programa CAIF) y Club de Niñas. El más pequeño, Damián -de 5 años– asistió durante 2 años al CAIF en CADI y este año ingresó a una escuela de la zona. Hoy Eddy y su esposo Eduardo esperan una nueva niñita que, según la mamá, “va a estrenar el programa de Estimulación Psicomotriz que mis otros hijos no conocieron”.

“Cuando ingresó a CADI, Evelyn era una niña llena de temores, como a verse rodeada de niños y no ser la única atención. Miedo a las maestras de túnicas blancas, a los juegos y, sobre todo, a estar separada de su mamá aunque sólo fuera un par de horas. Pero al transcurrir los meses, con la ayuda de la psicóloga y la maestra, fue superando muy notoriamente todos esos miedos. Comenzó a integrarse a su grupo de amiguitos y a acercarse al resto de las maestras, al igual que lo hacía con Silvia y en especial con Ana, a la cual le agradecemos tanto amor hacia nuestra hija, sin olvidarnos también de la paciencia de Rosario y todo ese grupo humano que es el CADI”, contó Claudia, mamá de Evelyn de dos años.

“Recibimos materias y clases de una excelente calidad, que nos brinda la oportunidad de competir con las mismas armas que otras personas que poseen mayor nivel adquisitivo” Lourdes Da Costa (alumna Primer Año).

“A mí me encanta el CADI, tanto su personal como su infraestructura, los valores que enseñan. Yo sé que en CADI piensan en cada una de nosotras, y en nuestro futuro, por eso me siento super a gusto y cómoda siendo parte de las alumnas” Jessica Froste (alumna de Segundo Año).

“Yo vengo a CADI desde los tres años. Toda mi vida estuve acá, mis padres aman que yo venga y a mí también me gusta. En CADI nos apoyan en el estudio, si tenemos un problema familiar nos apoyan también en eso y en lo que queremos ser de grandes” (Caren, 16 años, Centro Juvenil).

Fuente: Opus Dei. http://www.opusdei.org.uy