El ministerio de Turismo y Deporte de Uruguay lanzó la temporada de avistamiento de ballenas francas, que se prolongará hasta el mes de octubre. Uruguay celebró haber recuperado un 14% de la población de este cetáceo en sus costas.

En una conferencia de prensa en la sede del ministerio, el director de la Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC), Rodrigo García, dijo que Uruguay registra uno de los índices de recuperación de ballenas francas «más altos del mundo, un 14 por ciento anual», lo que supone «el doble que Península Valdés», en Argentina.

«Vamos a tener cada vez más ballenas en nuestras costas. Esto es un gran desafío, por un lado, y, por otro lado, un enorme privilegio», aseveró.

García alertó que en los últimos seis años se han registrado cinco colisiones entre ballenas y embarcaciones en las aguas de Uruguay, «un índice muy alto para la pequeña costa» del  país.

Según García, el ministerio de Turismo ha iniciado un trabajo de sensibilización con las empresas marítimas, para lograr que estas disminuyan la velocidad de crucero y se reduzca así el índice de choques con estos cetáceos.

«Ni prefectura sabe cuántos buques transitan en nuestras aguas, por lo que estamos en fase de análisis y diagnóstico», manifestó.

García aseguró que en los «picos altos» de la temporada en que las ballenas francas australes acuden a las costas de los departamentos uruguayos de Maldonado y Rocha -entre julio y octubre- se ha llegado a contabilizar «casi un centenar» de ejemplares de este cetáceo.

Uruguay figura así entre los «hoteles» elegidos por la ballena franca austral para pasar el invierno, «cuando comprueba que las costas de Sudáfrica o Nueva Zelanda -sus destinos predilectos- están llenas».

«A finales de octubre, después de la reproducción, vuelven a sus lugares de alimentación», explicó García, quien señaló que las crías crecen hasta 60 kilos por día para «adquirir la fuerza y musculatura necesaria para la migración».

Las ballenas francas, que pueden llegar a vivir más de cien años, miden entre 14 y 16 metros y alcanzan unas 45 toneladas de peso.

El turismo de avistamiento de ballenas mueve cada año a nivel mundial a más de doce millones de personas y genera ganancias de 2.000 millones de dólares.