La Justicia brasileña decidió abrir un proceso penal contra diez dirigentes de la Iglesia Universal del Reino de Dios, el grupo neopentecostal más poderoso del vecino país y más conocida como “Pare de Sufrir” Son acusados de usar las donaciones de los fieles en beneficio propio, informó hoy la estatal Agencia Brasil.

El juez noveno federal de Sao Paulo acató una denuncia del Ministerio Público (Fiscalía) para juzgar al «obispo» Edir Macedo, fundador y principal líder del grupo evangélico, y a otros nueve dirigentes de la Iglesia Universal por los delitos de asociación para delinquir y lavado de dinero.

La Iglesia Universal, con cerca de 4.500 templos en Brasil y en varios países latinoamericanos, Portugal y Estados Unidos, es el grupo evangélico más influyente del país; cuenta con una importante representación en el Congreso y es propietaria de varios medios de comunicación y de una de las mayores redes de televisión.

Según la denuncia presentada por el Ministerio Público, el grupo recauda anualmente cerca de 1.400 millones de reales (unos 756,7 millones de dólares) en diezmos y donaciones de sus fieles.
Según la Agencia Brasil, los fiscales acusan a los dirigentes de la Iglesia Universal de desviar las donaciones de los fieles desde hace por lo menos diez años.

Los «obispos» solicitan las donaciones supuestamente para comprar aceites santos en Israel y financiar así el funcionamiento de sus templos, el costo de las transmisiones de los cultos por televisión y de los mensajes religiosos en medios de comunicación, así como diferentes obras sociales.

Según la Fiscalía, para facilitar la recaudación, esa Iglesia acepta diezmos en cheques y donaciones de bienes como viviendas y vehículos.

Los investigadores acusan a los dirigentes del grupo evangélico de usar empresas de fachada para enviar a paraísos fiscales en el exterior el dinero recaudado y de aprovecharse ilegalmente de las exenciones tributarias con que cuentan como grupo religioso.

La denuncia agrega que los dirigentes de la Iglesia Universal también utilizan recursos sobre los que no son cobrados impuestos para adquirir bienes como inmuebles y vehículos registrados en su nombre y no del grupo religioso.

Los fiscales también acusan a los líderes de la Iglesia Universal de repatriar, aparentemente de forma legal, el dinero enviado al exterior para adquirir empresas de comunicación en Brasil.

Los portavoces de la Iglesia Universal se han abstenido hasta ahora de pronunciarse sobre la decisión de la justicia y sobre las acusaciones.