La campaña del candidato blanco para el balotaje está centrada en el concepto del equilibrio: una fuerza política con mayorías parlamentarias y otra con el Poder Ejecutivo. «Es el símbolo de la Justicia: la balanza», dice. Esto obligaría al oficialismo y oposición a ponerse de acuerdo en los temas básicos, cediendo ambos. «Los problemas todos sabemos cuáles son, en cómo encararlos está el diferencial», sostiene Lacalle, cuyo equipo técnico ya está revisando los programas de los partidos Colorado e Independiente buscando puntos en común. El candidato cree que estos acuerdos son posibles pese al clima de enfrentamiento con el Frente Amplio en la campaña electoral. De ganar el balotaje, Lacalle comenzará a armar su gobierno el lunes 7 de diciembre, y a los primeros que llamará para acordar será a los que fueron sus competidores en el proceso electoral: José Mujica, Pedro Bordaberry y Pablo Mieres, en ese orden. También quiere hablar con el presidente Vázquez y el senador Astori. Lacalle dijo que para la integración del futuro gabinete están «todas las posibilidades» abiertas, y que la participación de la oposición en los entes será «obligatoria»: dos cargos para el FA en los organismos con cinco directores, y uno en los de tres. La integración de la Corte Electoral y del Tribunal de Cuentas de la República se las dejará al Parlamento, y «que se vote y que salga lo que salga». Lacalle quiere tener el paquete atado antes de Navidad: el 22 de diciembre.

La entrevista en el diario El País con fecha domingo 8 de noviembre lleva la firma de J. Aguiar y C. Ríos.

-El presidente Vázquez dijo que esta elección es entre dos estilos de gobierno más que entre dos modelos de país. Sin embargo en algunas áreas como educación, relaciones exteriores, relaciones laborales, hay dos visiones muy contrastadas de modelos de país. ¿Cómo lo observa usted?

-Dos modelos hay. Lo que ocurre es que estando la mayoría del Parlamento en manos de una fuerza política en forma absoluta, los modelos no van a poder ser logrados y entonces lo que va a haber es más una manera de acercarse a los temas de forma conjunta, que no es la que se siguió en este gobierno que hizo y deshizo como quiso. Con Vázquez yo coincido porque estamos en una posición política más parecida que a la de Mujica. Lo que nosotros pretendemos llamar convivencia de Poder Ejecutivo y Poder Legislativo en manos de fuerzas distintas no es una novedad en ninguna parte del mundo. Entonces va a ser más el modo de hacer las cosas que el modelo. Porque nadie va a poder, ni del Ejecutivo ni del Legislativo, imponer un modelo o llevarlo a cabo justamente por esa circunstancia de distribución de poder.

-Esto se da en un matrimonio muy mal avenido.

-Esa es la pena que nos da a nosotros el hecho de que el FA haga una campaña tan agresiva. Nos extrañó, porque habiendo obtenido 48%, ¿una fuerza política qué tiene que hacer? Encantar, enamorar, seducir al trocito que le falta para redondear. Sin embargo, la campaña se ha lanzado con una agresividad tan reiterada que extraña a los que somos del oficio.

-¿A qué lo atribuye?

-Yo no atribuyo. Desde que fui parlamentario se me enseñó que no se puede atribuir intenciones. Yo soy un espectador, tengo que juzgar lo que veo. Y veo una campaña de una agresividad y una dureza muy poco propia del que va adelante.

-En este escenario, ¿qué va a poner sobre la mesa para achicar la diferencia con el Frente Amplio?

-El concepto central es el de equilibrio. El concepto de equilibro se puede leer desde el punto de vista político de varias maneras. Es el símbolo de la Justicia: la balanza. Nosotros creemos que ante el hecho definitivo de la mayoría absoluta en manos del FA y en el cual el eje del poder ha ido hacia los sectores radicales -este FA no es el de Vázquez, es el de Mujica-, una medida que el país podría tomar reflexionando es poner el contrapeso en la balanza en un Poder Ejecutivo ejercido por el resto de la ciudadanía.

-Este es un balotaje entre los dos candidatos que tienen el mayor índice de rechazo. Hay en el centro un amplio espectro de electores que no se sienten cómodos con ninguno de los dos. ¿Cómo se los convence?

-Antes que nada es bastante lógico porque somos dos personalidades muy definidas. El que tiene un perfil difuso, el que es comida sin sal, no tiene rechazo. En cambio el que es una persona muy definida como he sido yo, muy consecuente con mis ideas, genera que haya gente que rechaza. Y el senador Mujica por distintas razones también es una persona muy definida. En el centro queda un montón de gente que tiene cuatro alternativas: vota en blanco, anula el voto, o vota a Lacalle o a Mujica. ¿Qué lo tendría que llevar a mi juicio a votar por Lacalle? Creo que hay del lado nuestro una experiencia gubernativa -la práctica del gobierno es una cosa que no se aprende sino en el propio cargo-, hay muy buenos equipos y creo que buenas ideas. Y agregamos a esto la circunstancia que votar por el senador Mujica sería dar todo el poder absoluto a un FA que no es el que conocimos bajo la égida de Vázquez. Puede ser un voto pensado, calibrado, reflexionado en el sentido de establecer ese equilibrio, y además vamos a obligar a los políticos a que se dejen de macanas y se pongan de una vez por todas de acuerdo. La gente que nos asesora técnicamente está leyendo los programas del Partido Colorado y Partido Independiente y encontramos mucha sustancia que se puede aprovechar. Los problemas todos sabemos cuáles son, en cómo encararlos está el diferencial.

-Pero con el FA los desacuerdos son muy fuertes, aún en los temas en que todos están de acuerdo de encarar, como seguridad, educación, política exterior.

-Elijamos seguridad. Esto le puede servir a un FA que reconoce que hay que modificar la edad de imputabilidad y diga «bueno, hay que bajarla porque la otra mitad lo pide».

-En ese caso el FA tendría que ceder.

-Claro, sabe que cediendo hacen las cosas bien. Ellos tenían una especie de prevención hacia ese tema, y en la negociación dicen «bueno, la pidió la otra parte».

-También le va a tocar ceder a usted.

-Probablemente. Toda negociación es así.

-Es decir que de sus promesas electorales algunas van a quedar por el camino.

-O van a ser adaptadas con lo cual lograremos la media mediana, que a lo mejor es lo que la gente busca.

-¿La negociación sería básicamente con el MPP, el sector que hoy domina al FA?

-Los diputados radicales (del FA) son 36, o sea que hay 14 que no lo son. Yo no estoy diciendo que el FA se parta, pero también va a haber fuerzas dentro de los matices que tiene el FA que van a decir: «che, muchachos, esto es por cinco años, ¿qué vamos a hacer, paralizar al país desde el Palacio Legislativo porque no obtuvimos la Presidencia de la República?»

-¿O sea que usted confía que los sectores moderados del FA logren imponerse?

-Yo confío en la presión de la opinión pública. Estamos tan seguros de que vemos el problema y lo entendemos las dos partes. Ahora que las cartas se dieron vuelta, esos pruritos de que porque lo dijo fulano no lo acepto tienen que desaparecer.

-Siempre se dice que los primeros 100 días de gobierno son clave. ¿Cómo los encarará en caso de ser electo presidente?

-Mi idea es empezar a organizar el gobierno el 7 de diciembre, en función de lo que se pueda ir tejiendo. Ahí empieza. Integración de gabinete: se abren todas las posibilidades. Participación en los entes autónomos: obligatoria. No sólo la cumpliremos porque es obligatoria, sino porque es una conquista del Partido Nacional. Dos en cinco y uno en tres para el FA. Tribunal de lo Contencioso y Corte Electoral: hay que esperar que esté instalado el Parlamento, pero que se vote y que salga lo que salga. Y en los proyectos de leyes principales, empezar a trabajar con los equipos. El 7 de diciembre tiene que haber entrevistas, como ya lo hice en 1989. En aquella oportunidad me reuní con Pacheco, Batlle, Seregni, Batalla, Zumarán. Acá lo mismo, todas las cabezas de todos los sectores políticos primero. El martes 8 tenemos al Pit-Cnt a las 10 de la mañana comprometido. Así que primero contactos, después qué grado de cooperación va a haber. ¿Se animan a entrar al gabinete, no se animan? ¿Prefieren no, prefieren sí?

-Ese período de negociación, ¿hasta cuándo va?

-Y yo diría que hasta el 22 de diciembre.

-¿Antes de fin de año se sabrá si habrá acuerdos o no?

-Ponerle plazos siempre es difícil. Pera llegar a fin de año con una fotografía cierta de cómo va a ser el año 2010 no sería mala cosa.

-¿Quiénes son los primeros en la lista a llamar?

-Al primero que hay que llamar es al senador Mujica. El segundo a Pedro Bordaberry y al tercero a Pablo Mieres. No descarto conversar con el presidente de la República, al que hay que ir a saludar protocolarmente. Tampoco descarto a otras figuras políticas.

-Le preguntaba por los primeros 100 días porque usted asumió, como todos los candidatos, una serie de compromisos que ahora con el escenario surgido de las elecciones del 25 de octubre lo están condicionando. Usted ha dicho que el 2 de marzo envía al Parlamento el proyecto derogando el IASS a las jubilaciones. Ahora sabe que no tiene los votos para derogarlo.

-Primero vamos a proponer negociarlo, pero ¿el FA se va a oponer a bajar un impuesto? Yo sostengo que se puede y que hay de dónde sacar para bajarlo. ¿Se juegan a mantenerlo? Bueno, muy bien, yo lo voy a mandar igual porque tengo que cumplir con mi promesa. ¿Quién se va a oponer a bajar impuestos? Yo no conozco diputado que no vote una baja de impuesto.

-La ley de educación y la reforma del sistema de salud son otros de los temas que el Partido Nacional anunció que propondrá modificar…

-La ley de educación es la más complicada. Entra en vigencia el 1° de marzo y creo que lo que hay que lograr -eso lo va a pedir hasta el propio FA-, es tomarnos seis meses para armarla un poco mejor. En el Sistema Nacional Integrado de Salud estamos de acuerdo, si lo votamos. En la ejecución es donde está la dificultad notoria, y ellos lo saben pero ahora no lo pueden decir.

-Insisto con una pregunta anterior. ¿Qué va a quedar entonces por el camino de su programa a la luz del nuevo escenario tras las elecciones?

-En principio no queda nada hasta que no lo confrontemos.

-Durante la campaña se especuló mucho sobre el efecto que iba a tener en la votación del FA lo que Mujica dijo en el libro Pepe Coloquios. Los resultados dicen que no afectó al FA. ¿Qué interpretación hace usted?

-Que parecería que sí. El único efecto que ha tenido es sobre el presidente Vázquez, que cuando lo leyó dijo (que Mujica) «dice estupideces». Después trabajosamente se logra el abrazo e, increíblemente, a la semana siguiente Mujica dice «yo soy el de los coloquios». En la población no ejerció ninguna influencia, pero en la relación con Vázquez sí, no fue buena.

-En la elección del 25 de octubre el Partido Nacional cayó casi cinco puntos respecto a 2004. ¿Cuál es su lectura?

-A que en 2004 el Partido Colorado estaba sentenciado y sacó el 10% y esta vez venía repechando.

-El Partido Nacional cae en departamentos donde tradicionalmente había dominado con comodidad.

-Hay una penetración del FA en el Uruguay profundo que antes no se daba. Es un partido que crece. La obra social, el Plan Ceibal y el Mides han sido un factor de presencia del gobierno que lo ha beneficiado.

-Para el balotaje de 1999 usted hizo campaña a favor de la candidatura de Jorge Batlle. Ahora el Partido Colorado recomienda votar por usted pero no hace campaña. ¿Cómo recibe esto?

-Se tramitó de manera distinta. Al haberse dado el apoyo inmediatamente y manteniéndose una columna colorada y otra blanca separada pero coincidentes en la candidatura Lacalle-Larrañaga, es distinto a la vez anterior. Allí llevó como diez días de negociaciones y redacción de un documento. Es decir, ahí se formó el gobierno. En esta oportunidad solo hay apoyo para la Presidencia de la República.

-De no haberse firmado ese acuerdo en 1999, ¿usted hubiera salido de campaña?

-Yo hubiera salido de todas maneras porque no soy de medias tintas.

-¿A quién ve como jefe de la oposición, Mujica o Vázquez?

-Yo no se cuál va a ser la ecuación interna y qué puede ocurrir en un FA que perdiera el gobierno. Pero el referente natural es el que compitió, y si mañana Vázquez, como todo indica, resuelve incorporarse a la vida activa y supongamos que es presidente del FA, ahí va a haber una dicotomía.

-¿Y con quién dialoga?

-Con los dos. Además el presidente de la República tiene que hablar con todo el mundo y nadie debería sentirse ofendido. También está el senador Astori, es una opinión que yo valoraría mucho. Pasada la pasión de la campaña, es un hombre de consejo. Vázquez pasará además a integrar el gremio de los ex presidentes.

«Cliente de todos, pero igual a ninguno»

Para Luis Alberto Lacalle, la política exterior es el tema más complicado y a la vez el más simple que tiene para encarar si llega a la Presidencia. Lacalle dijo que su gobierno le dará al Mercosur «un contenido más económico y comercial que político», ya que es «potestad» del Poder Ejecutivo fijar la política exterior: artículo 168 de la Constitución.

Lacalle define la política exterior de la siguiente manera: «clientes de todos, amigos de muchos, aliado de quien convenga, parecido a alguno, pero igual a nadie. Me parece que esa es la mejor definición de la política exterior del país».

«Lo que tiene que hacer un país chico como el nuestro es alimentar su maquinaria productiva con exportaciones. Más exportación, más trabajo, más inversión, más prosperidad, más posibilidades de hacer un país más equitativo», afirmó el candidato blanco.

Fuente: El País Digital. www.elpais.com.uy