A bordo de una Citröen Mehari del año 1978 –a la que han dado en llamar La Poderosa-  Mario Sabah y sus hijos, Ismael y Matías, emprendieron hace tres años la loca aventura de dar la vuelta al mundo, una iniciativa que están logrando con el apoyo de quienes conciben a esta travesía como una comunión de uruguayos desperdigados por el planeta. No en vano Montevideo Refrescos los designó embajadores de su yerba y desde entonces son auténticos responsables de “la vuelta más grande del mundo”.

Mario, Ismael  y Matías llevan ya 36 meses lejos de su tierra, 1095 días en los que han recorrido 75.000 kilómetros en cuatro continentes, y donde han se han contactado con más de 8.000 uruguayos en la diáspora. Con la mayoría han compartido el ritual del mate, un compañero que los acompaña en el lugar del mundo donde caiga el atardecer.

Quizás lo más particular del periplo sea La Poderosa –nombre sugestivo si es que los hay-, un vehículo con un motor de 602 centímetros cúbicos, dos cilindros y solo 28 caballos de fuerza, un vehículo en el que con solo esta descripción pocos se animarían a recorrer la penillanura uruguaya.

Mario, el papá, tiene 53 años y es responsable de la conducción y la mecánica del coche. Es posible que solo él conozca sus caprichos y cómo tratarlos, y es gracias a él que La Poderosa no los ha dejado a pie.

Ismael, el hermano mayor, es el copiloto y ejerce la función de guía. Lleva mapas  y brújulas a bordo. Es quien marca el camino y el encargado de llegar siempre a destino.

Matías, el hermano menor, viaja en el asiento de atrás y filma el recorrido. Además, es responsable de la comunicación del grupo con el resto de la humanidad, ya sea en forma personal, por teléfono o por Internet.

En tierra uruguaya está Virginia Pintos, a quien Matías califica como una “madre increíble”, y es quien se ocupa de los trámites de visa que los viajeros requieran para ingresar a un país o de cualquier otra índole, así como de enviarles lo que necesiten.

Si bien la aventura se hizo realidad en febrero de 2007, el sueño de traspasar unas y otras fronteras comenzó hace 14 años, cuando la familia Sabah adquirió la vieja camioneta para emprender pequeños viajes de fines de semana. “Cuando terminen los estudios, nos vamos a dar la vuelta al mundo en la Mehari, nos dijo mi padre”, recuerda hoy Matías. “Durante muchos domingos planificamos el recorrido de esta aventura en un mapamundi”.

Desde el otro lado del planeta Tierra, Matías asegura que trabajaron  muy duro para concretarlo. En primer lugar, porque vendieron casi todas sus pertenencias, y en segundo lugar porque no sabían a qué se estaban enfrentando. “Hoy sé que estamos viviendo la mejor experiencia de nuestras vidas. Por nuestra convivencia durante tanto tiempo, por el contacto con tanta gente diferente, por atravesar países complicados,  vivir realidades tan opuestas o intentar comprender a potencias mundiales”.

Han conocido ya 37 países y de cada rincón del mundo atesoran cientos de anécdotas que, en definitiva, configuran la esencia de su viaje. Cuando están por arribar a un nuevo destino, se contactan con embajadas, consulados o representaciones uruguayas y se encuentran con compatriotas para intercambiar sus experiencias. “El mate es una de las pocas cosas que casi nunca falta”, relata Matías. “Es algo que está siempre pronto para la visita”.

Como parte de su rol de embajadores, también han integrado a las vueltas de mate a unos cuantos extranjeros a quienes, seguramente, ya no volverá a sonarles extraño el nombre de Uruguay.

“La reacción de la gente de otras nacionalidades al ver el mate es muy divertida”, advierte Matías. “Una vez que les explicamos que es una infusión sana y que forma parte de nuestra cultura, se animan a probarlo. Y ahí hemos visto todo tipo de reacciones”.

“Mario,  Ismael y Matías, junto a La Poderosa, están haciendo realidad el sueño de hacer la vuelta más grande del mundo”, expresó el gerente de Marketing de Montevideo Refrescos, Ignacio Arizaga. “Ellos, con su afán e iniciativa, comparten nuestra vocación de unir a todos uruguayos derribando las fronteras”.