Compartimos la opinión del diputado Javier García (Partido Nacional) que lleva como título “El lomo de la clase media”.

El Frente Amplio tiene un problema con la clase media. No la quiere a pesar de que buena parte de ella lo votó. No entendió aún que nuestro país fue hecho sobre sus espaldas y estos uruguayos tejieron la sociedad con la sutileza de un artesano. Así como el territorio uruguayo es una «penillanura levemente ondulada», nuestra sociedad en materia social también fue «levemente ondulada». Eso es fruto de este sector que amortiguó desigualdades, creó riqueza y la distribuyó entre muchos y permitió un nivel educativo y cultural que nos distinguió en el mundo. La gran clase media era sinónimo de Uruguay.

La crisis del 2000 produjo un deterioro social que terminó con esta realidad. La llegada al gobierno del FA es hija de esta crisis y es, básicamente, en ancas de este sector social que fue el más golpeado.

Desde el 2005, sin embargo, el gobierno de Vázquez primero y el actual recurrieron sistemáticamente a este sector para recaudar. No es verdad que pagan más los que tienen más, en Uruguay la que paga más es la clase media. Las políticas asistencialistas que se implementaron las financió el uruguayo medio. El plan de emergencia primero y el de equidad salen del IRPF y de los aumentos tributarios como el de los aportes obreros a la seguridad social que generaron los fondos para los subsidios. El Estado no hizo un solo recorte de sus gastos burocráticos, siguió contratando gente y aumentando su plantilla, la famosa reforma del aparato público no llegó ni llegará, y además ahora se financia los paros a los bancarios.

La realidad es que todo este dinero volcado a los planes fue ineficaz, el ingreso se concentró entre los más ricos y la brecha entre éstos y los más pobres se agrandó. El país creció pero la plata se concentró más, esto es el resultado del gobierno frenteamplista. Somos más desiguales desde el 2005.

Se instaló esta semana un debate en el gobierno para ver cómo «distribuyen». Van 6 años de meterle la mano en el bolsillo al trabajador, al emprendedor, al profesional, al comerciante, al productor, y recién se piensa en distribuir. Pero otra vez la fórmula es aumentar impuestos para financiar una asignación familiar universal, cosa injusta si las hay la de pagar un subsidio que caería miles en casas que no lo necesitan pagados por todos. Dijo un jerarca del Mides «una asignación familiar universalizada puede pensarse que es una política regresiva en la medida que no diferencia entre distintos niveles de ingreso, pero puede no serlo si se saca más por el impuesto a la renta».

Nuevamente impuestos a los que producen y ya anuncian que tampoco cumplirán el compromiso de bajar el IVA.

El presupuesto que rige contiene decenas de millones de dólares en cargos políticos para la «barra». Del plan de vivienda prometido solo se ha conocido su nombre, poético: «Juntos». Pero la poesía no alcanza. La educación pública es pobre y para pobres, y va en picada. Y la brecha entre pobres y ricos es más grande que nunca.

Al gobierno la única idea que se le cae es seguir aumentando impuestos a la clase media. Esto son los temas del 2011, no las elecciones del 2015.