Montevideo, 23 ene (PL). Uruguay espera una larga sequía hasta el mes de junio, problemática actual en los campos del país debido al fenómeno de «La Niña», con la ganadería como sector más sensible a este cambio climático, expresa la agencia Prensa Latina con la firma de  Wilfredo Alayon Perez.

Esta situación corrobora reportes de la agencia meteorológica de las Naciones Unidas, que situaron al año pasado, empatado con 1998 y 2005, como el más cálido de la historia y prueba de la tendencia al calentamiento del planeta.

Según datos estadísticos del Ministro uruguayo de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), en la última década, este país sufrió cuatro grandes temporadas de aridez, la misma cantidad que 30 años atrás.

La última gran sequía abarcó fines de 2008 e inicios de 2009 y significó pérdidas agropecuarias por 800 millones de dólares y, de ese total, el 70 por ciento correspondió al tramo ganadero, rubro de particular importancia en Uruguay.

Este año, aunque sin las dimensiones de la citada etapa, la situación de desecamiento motivó que el MGAP decretara el 23 de diciembre pasado la emergencia agropecuaria en la parte norte.

Los departamentos más afectados son los de Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, Rivera y Tacuarembó, aunque la cartera verifica de forma constante la situación en el sur y no descarta extender la disposición de proseguir la ausencia de aguaceros.

El paquete de medidas para paliar el problema flexibilizó los impuestos en la importación de raciones, suspendió el cobro del Fondo Agropecuario e inició el reparto de 700 toneladas de alimento para ganado.

Especialistas de la cartera explicaron que si bien en estos momentos la emergencia abarca al norte del Río Negro, con el foco en la atención en las crías vacunas, la realidad es que el período seco recién inició.

A su vez, el Gobierno uruguayo avanza en la implementación de medidas para ayudar a los productores, y envió al Parlamento un proyecto de ley que beneficiará a los contribuyentes del campo.

El texto prevé deducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de las inversiones que permitan el acopio de agua en los establecimientos y fomenten la competitividad.

La normativa apunta a que todas aquellas raciones destinadas al destete precoz de los terneros, o a los suplementos proteicos de las vacas madres, tengan una exoneración tributaria mediante un bono fiscal del 25 por ciento del valor.

Tabaré Aguerre, titular del MGAP, señaló la importancia de fomentar todas aquellas acciones que mejoren la capacidad productiva y la adaptación a un clima cada día más cambiante.

Los ganaderos con menos de 500 hectáreas inscriptos en el registro en la categoría de familiares, articularán los esfuerzos junto con las mesas de desarrollo agrícola y la colaboración técnica del Plan Agropecuario.

«Estas medidas no evitan el ciento por ciento de las pérdidas, pero buscan generar medios de ayuda que mejoren la competitividad y rebajen la vulnerabilidad», enfatizó Aguerre.

La Asociación Rural del Uruguay (ARU), por su parte, instó a sus afiliados a trabajar con responsabilidad ante las medidas adoptadas por el MGAP, evaluadas por el sector productivo como positivas, suficientes y anticipadas.

El presidente de la ARU, José Bonica, mostró su conformidad con las propuestas y reiteró «ahora hay que apelar a la responsabilidad para actuar de forma positiva», para evitar la disminución productiva de los campos.

El MGAP también aseguró la promoción de incentivos destinados a crear fuentes de agua de manera de prevenir futuras sequías.

A juicio de expertos, para la adaptación al cambio climático la ganadería uruguaya está obligada a contar con mayor disponibilidad del preciado líquido mediante el diseño de programas hídricos e implementarlos a la mayor brevedad.

Estos proyectos deberán evaluarse y ejecutarse con rapidez, ya que las perspectivas sobre el clima tornan impredecible el panorama para una rama cuya producción posee altibajos de un año a otro por ser, básicamente, climática-dependiente.

Fuente: Agencia Prensa Latina.