Compartimos la ponencia de Juan Raúl Ferreira en la Conferencia ONU del 31 de marzo 2011 sobre el proceso de paz entre Israel y Palestina.

·Sra. Presidenta, Distinguidos co panelistas, Sres. Representantes de los Estados Miembros de las Naciones Unidas en América Latina y El Caribe, Sres. Representantes de organismos no gubernamentales y de instituciones de la sociedad civil organizada en el continente, Sres. integrantes de ONGs y de las colectividades palestinas e israelitas de la región y especialmente de mi país.

Después de la generosa presentación de la Sra. Presidente, me resultaría incómodo decirles quién soy y qué soy. Pero si, siento la enrome necesidad de decirles por qué estoy acá.

Estoy acá porque creo que el diálogo. Porque creo además que el diálogo es más rico entre quiénes piensan distinto. Dialogar entre los que piensan como uno, no deja de ser agradable, pero aporta muy poco a uno mismo y nada a los demás. O sea me complace estar en un ámbito plural. No se si objetivo, pero plural. Es decir se pueden oír y de hecho se han oído, posiciones encontradas sobre el tema central de la conferencia y eso es constructivo. Celebro pues, la presencia de organizaciones palestinas en una mesa donde está el Centro Simon Wiesenthal de Argentina, la B´nai Brith y panelistas como Edy Kaufman y el Profesor Yariff Openhaiimer, Mehir Margalit y leigsladores de Uruguay, Chile y Brasil, así como la B´nai Brith del Uruguay que en su status de observador no se ha sentido inhibida de hacer oportunas aclaraciones al debate.[1]

Si el foro no fuera plural, también hubiera venido, para sentir la satisfacción de poder decir lo mismo, no importa quién sea el interlocutor que uno tiene enfrente. Si yo fuera el único que pensara distinto, que no es el caso, de una opinión hegemónica en esta conferencia, a decir con modestia, pero con convicción y firmeza mis verdades. Yo soy Premio Jerusalén, otorgado por la Organización Sionista en 1997. El último uruguayo galardonado con esta distinción, fue el Presidente José Mujica. Al terminar sus palabras, dijo: “Todo esto que les digo acá, es lo que creo. Lo digo acá como lo podría decir del mismo modo en una mezquita”

Hay acá muchos viejos amigos míos de la colectividad judía. Los saludo a todos en la persona del Dr. Edy Kaufman que ha sido mi principal maestro en la vida sobre la causa de los derechos humanos. Me enseñó además del modo más elocuente imaginable que fue salvando mi vida y la de mi padre luego de intentar infructuosamente salvar la de Héctor Gutierrez Ruiz y Zelmar Michelini. Yo no estar´çia hablando ante ustedes si no fuera por el Profesor Kaufman. No solo porque me indujo a que participara, si no porque no estaría vivo.

Estoy acá pues, porque hay muchos creo, que piensan como yo. Pero estoy acá sobre todo por los que no piensan como yo. Estoy acá porque creo es un foro donde en general, con excepciones obvias y que todo el mundo ha visto, la gran mayoría se ha expresado con sinceridad, con la mente abierta dispuesta de algún modo, espero, a tratar de convencer pero, al mismo tiempo a estar dispuesta a que se le convenza.

Escuché con atención las palabras de mi predecesor Pablo Lumerman, y habrán visto que parecía que tomaba nota. En realidad iba tachando ideas que había anotado para decir. Pablo: que pena que el Buen D”s no escuchó mis ruegos que  no siguera diciendo lo mismo que quería decir yo.

Yo vengo de un hogar, profunda y militantemente pro Israel. En eso me eduqué y la vida me ha ido acercando a eso modo de entender la Vida misma. Mis hijos, son hijos de vientre árabe, Sfeir de segundo apellido, parientes del Presidente del centro Libanés y sobrinos nietos del Patriarca de la Iglesia Católica Maronita de El Libano SU Santidad Eminentísima Boutros Cardenal Sfeir. Todos ellos provienen de la población libanesa de  Rayfun. El tema entonces, tanto como en el caso de Lumerman está instalado en mi mesa familiar.

Si me permite S.E. Saeb Erakat, representante de la Autoridad Nacional Palestina, y miembro del Comité Ejecutivo de la OLP, sus palabras del día martes me hicieron pensar mucho. Algunas me han instalado ideas para pensar. Y muchas de ellas me han hecho pensar, se lo digo respetuosamente, como se lo he dicho personalmente, que no si si usted mismo las hubiera dicho años atrás. Eso es u avance. Eso me hace sentirme cómodo de estar acá.

Y en definitiva si nada de esto fuera cierto. Si no se nos dejara hablar, si solo se escuchara una sola voz, y si con esa voz no bastara que no estuviéramos de acuerdo si no que violentara principios fundamentales con los que no pudiéramos transar… a lo mejor, quién sabe, también estaríamos acá. Porque el diálogo también se construye como me enseñó un ser muy querido, haciendo un esfuerzo sobrehumano para en aquello que

no nos es comprensible procurar entender por qué el otro, el disinto a mi, puede llegar a pensar  así. No para justificarlo sino para hecr el esfuerzo de entenderlo.

Y una vez que vine y que estuve aquí debo decir que no me arrepiento. Ya sobr eel final de nuestras deliberaciones, celebro haber participado de ellas.

En primer lugar porque, aunque quizás sea más protocolar oírlo de terceros que decirlo, me da un gran orgullo que Uruguay haya sido el país anfitrión. Creo que Uruguay es un país que merece, que puede, que debe ser anfitrión de este tipo de eventos y que si hay algo que el Uruguay puede exportar al Medio Oriente es Paz, convivencia armónica por vocación y por ejemplo de respeto en la diversidad. Eso como dijo un Grande de los nuestros, es lo que nos hace, por encima de ausencia de fronteras geográficas claras y contundentes, una comunidad espiritual que constituye nuestra principal identidad nacional.

Perdone que vuelva a sus palabras S.E.Saeb Arakat, usted habló de boicotear las exportaciones de las llamadas zonas ocupadas por Israel. La prensa que anunció hoy en Uruguay “Palestinos piden boicot comercial a Israel,” no reflejan exactamente lo que usted dijo y por lo tanto no contribuyen al entendimiento y a la Paz. Pero le quiero decir, mirándole a los ojos, que con lo que usted realmente dijo, yo non estoy de acuerdo. Y lo animo a que todos procuremos que no se boicotee lo más importante que puede exportar Uruguay: paz y convivencia. Yo de sus palabras, sí rescato su sentencia que “para ser pro Israel no hay que ser anti palestino y para ser pro palestino no haya que ser anti israelí.” Y por último Excelencia, tomo de sus palabras, un llamamiento que hago propio, para que “cada día todos, Estados, Instituciones, Organismos, ONGs y cada uno de nosotros individualmente, debamos preguntarnos “¿Qué puedo hacer hoy por la paz?”

Ayer, en la recepción en cancillería, S.E Oscar Fernández Taranco, Subsecretario General para Asuntos Políticos de la ONU y Representante del Secretario General de la Organización Excelentísimo Sr. Ban Ki Moon, me contaba el recibimiento que le hicieron en el Senado del Uruguay al que calificó como un país destacable por su convivencia democrática. Narraba como en la Comisión de Relaciones Internacionales, le habían recibido y las palabras de bienvenida venían de un Senador de filas oficialistas, en nombre de todos y las de resumen, de un Senador de la oposición, también en nombre de todos. Como este es un país pequeño, pocas horas después yo le contaba esta anécdota al Sr. Senador Luis Alberto Heber quien me dijo “si claro, fui yo.” Ese Uruguay de todos los días que sorprende a nuestros invitados, debemos revalorizar nosotros a la hora de pensar cómo podemos contribuir a la Paz en el Medio Oriente.

No puedo dejar de destacar tampoco, la emoción que causaron las medidas y profundas (que ambas cosas no son contradictorias si no más bien van de la mano) palabras de nuestro Canciller Luis Almagro, en sus reflexiones inaugurales. Palabras en las que no elude al anunciar el reconocimiento del Estado Palestino, un pormenorizado análisis e historial de cuán profundas, son nuestras relaciones históricas con el Estado de Israel ni las causas fundamentales sobre las que se edifica esa amistad.

Eso es, estimados colegas, el Uruguay y por eso ha recibido con los brazos abiertos a inmigrantes de los más diversos orígenes que han pasado a integrar sus tradiciones al aserbo cultural uruguayo. Ayer estuve leyendo esta novela de Milton Fornaro, un gran novelista. Transcurre en el Chuy, uno de los lugares de mayor población palestina per capita de la región y donde viven muchos judíos. Se llama el Señor de la Frontera y trata de penetrar en el sub mundo del contrabando, el crimen tolerado y de describir algunas situaciones sórdidas. Gran novela. Pero ¿Qué pasa? Fornaro para escribirla pasó mucho tiempo en el Chuy e inevitable surge entre líneas en su obra el otro mundo del Chuy, el del convivencia y la fraternidad de buenos vecinos de árabes e israelíes.

Miren, yo de niño iba mucho. El Chuy era más pequeño de lo que es hoy. Allí conocí a una “judío Abraham” en la Casa del bien recordado Samuel Priliac, que resultó que no era judío ni Abraham sino palestino de nombre Ibrahim. El vendedor de calzados al que llamábamos cariñosamente el judío Israel, era árabe y se llamaba  Isra´il que quiere decir la misma cosa. La farmacia del lado uruguayo de la frontera era del “ruso” nombre que con afecto ignorante se llamaba muchas veces a todos los judíos, Isaac y recién a su muerte supimos que era árabe y en realidad se llamaba Ishâq como el hijo de nuestro común padre en la Fe.

Han habido, como no, en esta conferencia,  expresiones y tonos desmedidos, a mi juicio, en algunas exposiciones. [2]  Cuando se pone como condición de diálogo se establece que se sepa el resultado final del mismo a priori, pero además que el interlocutor se arrodille se considere un criminal de guerra, no se quiere el diálogo. Construir una agenda viable, además de respetuosa y constructiva es un preámbulo fundamental para conseguir condiciones de diálogo.[3]

Me adhiero pues a las palabras de mis compatriotas de la B´nai B´rith del Uruguay en tomar distancia de las mismas. Pero si se me permite recibo con especial emoción, respecto de esas expresiones las que hiciera mi también compatriota Pedro Abuchalja Sfeir, Presidente del Centro Libanés del Uruguay tomando distancia de las mismas. Así como su llamado suyo, muy estimulante a las autoridades de las organizaciones de la colectividad judía a constituir una organización que nuclee a todos los primos descendientes de Abraham.

Este concepto de primos, ha ido tomando cuerpo en países donde conviven inmigrantes de ambos orígenes a quienes une un deseo común de ver la Paz en la tierra de sus mayores. No creo violar ningún secreto al decir que hace pocos días hemos conversado conjuntamente en un ámbito informal con el Vice Presidente de la República. Cr. Danilo Astori y el Canciller Luis Almagro para tirar una idea sobre a nosotros corresponde trabajar ahora. En mayo de este año, el Sr. Canciller Almagro visitará el Estado de Israel. ¿No podremos en el tiempo que nos separa de su visita, organizar un encuentro del dignatario uruguayo en forma conjunta con palestinos e israelíes que quieran trabajar juntos desde la sociedad civil por la Paz.

La sociedad civil, la constituyen no solamente, aunque fundamentalmente las ONG si no también la Academia, la prensa, las familias, los centros comunitarios, lugares recreativos, todo que que lleve el ciudadano de la mano a una sociedad organizada para construir valores. Por eso debemos congregar en torno al espacio llamado a ocupar por la sociedad civil a gente lo suficientemente influyente en el conjunto de la ,sociedad como para que su opinión sea un referente que influya en definitiva en las políticas de los Estados. Y al mismo tiempo lo suficientemente independientes como para que llegue al esfuerzo sin mandatos ni posiciones rígidas, mandatadas e inalterables.

Gracias a muchos de los que están en Sala escuchándome, en noviembre esteré visitando el Estado de Israel, los territorios Palestinos, con contactos al más alto nivel de autoridades y de la sociedad civil. Solo espero y no tengo por qué no creer en ello, que cuando llegue la Historia esté un poco más cerca de la Paz que hoy.

Salam,

Shalom,

Paz,

Muchas Gracias Sra. Presidenta”.

[1] Referencia agregada a la versión infal luego de la sesión de preguntas y respuestas.

[2] Insertado en la versión corregida de las aclaraciones posteriores a la Sesión de preguntas y respuestas.

[3] Referencia a la intervención del Sr. Ruben Elías, Presidente de la Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino, Montevideo, Uruguay