Un grupo de jóvenes estudiantes estuvo realizando tareas sociales en la localidad de Pirarajá (Lavalleja, Uruguay), en una iniciativa que hace años viene promoviendo el Centro de Estudios Miradores. Cada año en verano se efectúa una instancia similar en algún punto del interior, llegando ahora a Pirarajá a través del obispo de la Diócesis de Minas, monseñor Jaime Fuentes.

Un importante grupo de jóvenes estudiantes estuvieron realizando tareas sociales en la localidad de Pirarajá, en una iniciativa que hace muchos años viene promoviendo el Centro de Estudios Miradores al cual concurren.

Esta residencia universitaria, perteneciente al Opus Dei (institución de la Iglesia Católica), brinda formación académica y religiosa a jóvenes de la capital y el interior del país, y está dentro de sus cometidos desarrollar trabajos para la comunidad con dos objetivos fundamentales: por un lado darles a los chicos un sentido de responsabilidad social que puedan en el futuro volcar a través de sus profesiones, y por otro el ayudar al prójimo.

El director de las jornadas, Nicolás Paullier, explicó a SERRANO que cada año en verano se efectúa una instancia similar en algún punto del  interior, llegando esta oportunidad a Pirarajá a través del obispo de la Diócesis de Minas, monseñor Jaime Fuentes.

TAREAS EN TRES LUGARES DIFERENTES

Entre el sábado 18 y el miércoles 22 de febrero, 58 personas de entre 17 y 25 años estuvieron en la localidad del interior lavallejino desempeñando tareas de construcción y pintura en tres lugares diferentes.

Uno de ellos fue la policlínica de Salud Pública cuyo edificio data de 1928. Allí se pintaron puertas y ventanas, las que tenían la pintura original, y se reparó el techo y las paredes de la vieja sala de observaciones para que pueda volver a cumplir su rol.

También se realizaron trabajos en el merendero de la capilla, cambiando el cielorraso y pintando el interior y exterior tanto de ese salón como de la sede religiosa, y se alambró por otra parte el predio, que no tenía separación.

Los jóvenes también llevaron adelante tareas en la casa de una familia humilde donde vive una señora con sus cuatro hijos, ayudando a terminar una pieza que tenían en construcción, quedando pendiente por el estado del tiempo la terminación del techo para una próxima instancia, que será en el mes de abril.

COLABORACIÓN DE EMPRESAS Y PERSONAS

Al no ser una organización abocada específicamente a lo social, no cuentan con fondos propios, por lo que todo este trabajo se pudo concretar gracias a la colaboración de diferentes empresas y personas que brindaron su apoyo.

En esta oportunidad uno de los aliados principales fue la empresa minera canadiense Weeping Apple S.A., la cual según nos comentó Paullier tuvo gran interés en sumarse a la propuesta por trabajar en la zona. “Hablamos con ellos y recibimos una cantidad de dinero muy grande que nos dio para costear el 80% de los materiales. Estaban fascinados con el trabajo porque, como política de la empresa, ellos tienen la necesidad de hacer algo por los lugares donde se instalan. Nos dijeron que necesitan iniciativas así porque ellos no tienen tiempo ni mano de obra para dedicar”, explicó.

La firma INCA donó la pintura, la distribuidora Frontoy S.A. y Ottonello se encargaron de parte de la comida para los cinco días, poniendo el resto distintos amigos que ayudaron a costear los gastos y contribuyeron en el alojamiento.

LA GENTE DEL PUEBLO

Se destacó especialmente el gesto de la gente del pueblo que se acercó al grupo con alimentos y bebidas como muestra del agradecimiento que sentían por el trabajo realizado.

NO ES LA PRIMERA VEZ

Paullier indicó que los chicos se fueron muy contentos y que la experiencia fue muy buena para ellos, mencionando que ya habían estado otras ocasiones en Mariscala, Zapicán y José Batlle y Ordóñez.

http://www.opusdei.org.uy/art.php?p=47808