Hoy jueves 8 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional dela Mujer, fecha que fue reconocida porla Organizaciónde las Naciones Unidas, ONU.

La idea de instaurar una jornada para reflexionar sobre la importancia de establecer una sociedad en pie de igualdad, que permita un desarrollo integral como persona, no implica que solo dediquemos dicha fecha, a conquistar nuestros sueños, por el contrario es un desafío permanente que nos impulsa a avanzar día a día, aunque es valioso que el mundo entero tome conciencia de nuestra lucha y el 8 de marzo permite que ese tiempo de evaluación interna, sea simultáneo en el mundo entero.

Desde entonces y más que nunca hay que contribuir como sociedad y de manera cotidiana por la igualdad de acceso a la educación, a la capacitación, a la ciencia, a la tecnología, a la política, para que el mundo que habitamos hombres y mujeres, sea construido por hombres y mujeres!

Existen muchos ejemplos de las situaciones de oprobio y degradación que han padecido en toda cultura y lugar las mujeres, en el pasado y en el presente aún, luchemos por erradicarlas del futuro.

No se concibe una sociedad sana, si persisten hechos de violencia, discriminación, desigualdad y cualquier actitud, tendiente a degradar al prójimo.

Las mujeres padecen muchas discriminaciones en el campo laboral, político, social e incluso cultural.

Esta percepción da una idea de lo mucho que aún falta evolucionar, como sociedad, para alcanzar equidad de género, en términos de democracia, libertad, justicia y construcción de la sociedad.

Si bien se han logrado enormes progresos, ningún país puede decir que está totalmente libre de discriminación de género.

Las mujeres y niñas rurales representan una de cada cuatro personas en el mundo. Ellas trabajan largas horas con poco o ningún salario y producen una gran proporción de los alimentos que cosechan, especialmente en la agricultura de subsistencia. A pesar de ello se enfrentan a algunas de las peores desigualdades en el acceso a los servicios sociales, a la tierra y a otros bienes productivos.

No se puede dejar de reafirmar nuestro compromiso con los derechos de las mujeres, trabajando incansablemente hacia un futuro mejor, futuro en el que sea verdad que las mujeres tengan  los mismos derechos que los hombres.

En nuestro país la población rural se reparte entre un 56,4% de hombres y 43,6% de mujeres según surge del censo del año 2004. Se ha entendido que la menor proporción de mujeres en relación a hombres en el campo se debe a la predominancia de ganadería extensiva en el país y también a pautas culturales y muy arraigadas, que excluyen a la mujer de la producción. Sin embargo el cambio que se ha producido en los últimos años en el agro ha hecho que haya aumentado la participación de la mujer en las tareas rurales. A modo de ejemplo, el crecimiento de agroindustrias en la fruticultura y citricultura trajeron como consecuencia que las mujeres se inserten en labores de clasificación y empaque de fruta dada que se las consideran mas aptas por su destreza manual. (en la forestación también trabajan muchas mujeres especialmente en la producción de viveros y en laboratorios)

Sin embargo las mujeres participan menos que los hombres en actividades que requieren cierto nivel de capacitación y especialización reservada para los hombres, por ejemplo la utilización de maquinaria agrícola. Las mujeres participan en actividades comunitarias que apuntan al bienestar social pero en mucho menor grado en la organización de productores. En definitiva el trabajo realizado por la mujer es considerado como una ayuda, reforzando así la subordinación de las mujeres en la actividad productiva.

De las actividades que desarrollan las mujeres que necesitan imperiosamente ingresar al mundo laboral, están asociadas al comercio y o, a roles familiares, que por extensión, brindan a extraños, ya que generalmente se dedican a limpieza, cuidado de niños, ancianos o enfermos, costura o en el mejor de los casos acceden como simples obreras a fábricas, donde los derechos no se equiparan con las obligaciones, dejándolas lejos de su hogar por extensos horarios, que solo se adecuan a las necesidades de la fábrica empleadora, con horarios rotativos que no dan certeza de presencia ante sus hijos y en el mejor de los casos zafrales o por el contrario simplemente en negro.

Las mujeres-madres hoy, no tienen opción, ya que este tipo de actividad laboral a la que pueden acceder, son determinantes para el mantenimiento de sus familias, Muchas veces siendo jefa de hogares su inserción laboral es aún más difícil.

Debo señalar el papel central  que el desarrollo de las microempresas femeninas puede desempeñar en el mejoramiento del nivel de vida de estas jefas de familia, que son hoy, las mujeres uruguayas, promoviendo un crecimiento personal, que no solamente les generará ingresos, sino que revalorizara la autoestima de las mismas.

Los ingresos de una mujer madre, sean estos principales o complementarios a los otros miembros de la familia, por lo general, , son destinados en su totalidad a su hogar, realidad demostrada por estudios ¿Cómo no preocuparnos entonces, de quienes son responsables directas del futuro de nuestro país?! Son la guía de nuestros niños, y futuros hombres del mañana.

Concluyendo, debemos reforzar los esfuerzos institucionales que permitan la inserción laboral de las mujeres  en general, en igualdad de derechos que los hombres, facilitando el acceso a las mismas oportunidades de capacitación laboral igualdad de derechos, pero especialmente los mayores esfuerzos deben ser volcados al objetivo de atender a ese grupo tan desplazado que son las mujeres rurales para que finalmente tengan la vida digna que se merecen.

En este día tan especial en el que se  celebra los 101 años del Día Internacional de la mujer, me adhiero totalmente a lo dicho por Michelle Bachelett, directora ejecutiva de Naciones Unidas Mujer

“En el día internacional de la mujer, me uno a las mujeres del mundo en solidaridad por los derechos humanos, la dignidad y la igualdad, un sentimiento que compartimos millones de personas y que nos lleva a luchar por la justicia y la inclusión.”

Graciela Matiaude.