Columna de opinión de Washington “Turko” Abdala, analizando a los precandidatos presidenciales Tabaré, Larrañaga, Pedro y Lacalle Pou

“Por estos días amigos míos están enojados conmigo por algunos de mis pensamientos políticos de los últimos tiempos. Se los voy a aclarar para que lo entiendan de manera nítida y me puedan juzgar con libertad. Yo no oculto nada.

Ya no soy un cuadro político, soy un cero a la izquierda. Si, soy un tipo que agita las aguas con el pensamiento, pero eso, punto. Es verdad, no lo niego soy un individuo que sabe algo de política y de ciencia política, que es batllista en lo filosófico y que no tiene militancia en ningún partido político. No me siento ni representado, ni tengo ánimo de militar y lo que no sale del alma es un desastre. Nunca robé la plata estando en política y el día que agoté mis baterías, me fui. O me fueron ,para el caso es lo mismo. Punto. Eso si, me fuí sin ofender a nadie, con las gambas baleadas pero calladito. Dignidad hasta en el féretro.

Hoy ¿qué soy? En política nada, o un liberal avanzado o un socialdemócrata que no cree demasiado en el Estado como motor de la historia. Si, tengo aroma opositor, es que me cansa mucho de lo poco que no hace Mujica, pero no estoy en la lid de la batalla política para erosionarlo y juntar votos en su contra. (Lo hace solito eso con proverbial impacto). No es mi papel. Estoy en otras cosas, lo que no me impide opinar, hablar y estudiar la política diariamente, al fin y al cabo soy docente de Ciencia Política hace más de 28 años y tengo publicado montones de cosas al respecto.

¿Como miro a los líderes del presente? Con preocupación a todos ellos. Algunos me gustan más que otros. Obvio. A algunos, que no me gustan tanto, puedo igual advertir lo que representan. Es que desde el análisis político eso es lo mejor que puedo hacer para entender la realidad. ¿Que diga alguno de mis estudiantes a lo largo de mi extensa carrera docente si alguna vez les ¨trafiqué¨ algún mensaje? No es mi estilo aunque se crea por allí otra cosa. La realidad es la realidad.

A Vázquez le reconozco serenidad, aplomo, peso pero me preocupa su soberbia oculta, su estilo a veces con filos autoritarios y su elite cerrada que lo tiene asfixiado. (Y que el se deja asfixiar). Pero no reconocerle algún atributo como quieren mis amigos de los partidos tradicionales sería tonto. Nadie llega donde él gratis. No seamos necios. Vázquez de todos los presidenciables es el que sabe el negocio del poder de veras, sabe y lo manejó con solvencia. Los que creíamos que lo iba a hacer mal en su gobierno, nos tapó la boca, lo hizo con eficacia. Aprendió de política en algunos años lo que muchos militantes del Mpp en toda la vida no entenderán jamás. Es un pragmático, es realista y su ego hasta ahora le ha jugado a favor. Se mira en Mitterrand, esa es toda una señal. No es el único uruguayo que tiene ese espejo. Y lo que se propuso lo sacó adelante: desde el cigarro como enemigo de la patria, pasando por las ceibalitas y reformando el sistema de salud. Hasta el IRPF maldito sacó adelante, que aunque no me guste nada, no dejo de reconocer que es un instrumento de accionar gubernamental que le sirvió.

A Larrañaga le tengo aprecio. Lo he visto sudar la montada de la colina. Lo he visto laburar como un topo debajo de la tierra. No siempre me ha gustado su estilo, no me logro identificar regularmente con él (igual que con Vázquez) porque siento que esa cosa pendular en la que está (buscando capturar la fuga del Frente Amplio y por eso posando de ¨progre¨ por temporadas) es más una posición de marketing político que una acto de sinceridad filosófica. Igual no le niego cintura, sentido patriótico y republicanismo. Sería un insensato si no lo viera así. Y es el único que tiene aroma wilsonista de todos los que andan por allí. Claro, un wilsonismo poco urbano, muy del interior pero bravo, valiente y con ganas. No me olvido que empezó su gesta con dos diputados y terminó volteando a Luis Alberto Lacalle.

A Bordaberry lo conozco poco. Los que lo rodean en su inmensa mayoría los conozco a todos. Y a muchos los conozco mucho. Me parece que es otro individuo que trabaja mil horas en pos de un objetivo y que se proyecta un camino y lo recorre. No me logra generar empatía varias de sus posturas, o la forma en que las comunica. Me convenció con lo de los menores imputables y lo compré. Logró mover al partido colorado en algo que era impensado hace un tiempo. Un éxito notorio. Le reconozco que le dotó a la colectividad de Rivera de templanza y ganas. Pero lo veo algo dogmático, algo duro con los que no son de su tribu y complejo en su accionar partidario por lo que dicen los que no son de su sector. El se dice batllista, tiene derecho en afirmarlo, yo tengo derecho a no percibirlo batllista en el encuadre que yo conozco y que tengo estudiado hace una vida. Pero son puntos de vista irrelevantes hoy día. No estoy entre los que lo critican por olfatearlo poco democrático por razones genéticas. Me parecen reduccionismos burdos los encares de esa naturaleza. Al final, todos somos ¨nosotros y nuestras circunstancias ¨ pero siempre somos más hijos de nuestro tiempo que de nuestros padres. Ya lo deberíamos saber todos eso y juzgar por lo real y no por lo presunto.

Lacalle Pou para mi es una novedad. Es algo que no estaba en el menú inicial. Es lo más raro que le pasará al sistema político uruguayo en los últimos 30 años: un candidato joven, con posturas modernosas pero con un pedigree que a más de uno le romperá por los prejuicios que ello conlleva. No son pocos los que lo creen inmaduro para la movida en la que está. Otros, le ponen el mote de cajetilla y con eso lo desacreditan. No es mi caso. No me gusta categorizar y lo conozco algo como para saber que no es eso. Creo si, que tiene que estudiar como loco, que tiene que construir una candidatura fresca y que tiene que ser él mismo, creciendo a como de lugar y montando algo revolucionario de verdad. No le queda otra porque para todo lo previsible en el Partido Nacional ya está Larrañaga que recorrerá el espinel con todos los códigos que el sistema conoce. No considero bueno cuando siento que está preparando la candidatura para la otra elección, cuando caiga Vazquez. Si ese sentir se expande, le hará mucho daño. En política hay que creérsela contra viento y marea, contra los que se pongan en contra y soñar con los sueños que se tengan para romper la barrera del sonido. Solo así se deja alguna marca en algún momento.

Estos son los candidatos que tienen alguna chance real de llegar a la presidencia, el resto de los que se pueden insinuar, son bellísimas personas –algunos de ellos- pero al día de hoy son candidaturas testimoniales tanto adentro del partido Nacional como del Colorado. Suena feo pero lo sabe todo el mundo. Espero no se ofendan por no analizar más ciudadanos. Al fin y al cabo es mi artículo y yo estudio y pienso lo que entiendo pertinente. Saludos”.

Fuente Imagen: articulo.mercadolibre.com.uy