Domingo 4 de Agosto, Plaza Álvaro Balbi: Avda Lezica y Morandi, 11 horas.

Álvaro Balbi Sala nació en Montevideo, tenía 31 años, casado y padre de cuatro hijos, era empleado, músico y militaba en el Partido Comunista.

Es detenido por personal policial el 29 de julio de 1975 en el momento que participaba de una reunión clandestina con siete personas más en el Regional 3 del PC.

El operativo era dirigido por personal de la policía. Conducidos primero al Departamento 2 de Inteligencia y Enlace, luego trasladados a un lugar donde pasaron la noche a la intemperie, sentían olor a pasto y el paso del ferrocarril. Era el Cuartel del Regimiento de Coraceros en Montevideo.

El 31 de julio, funcionarios policiales informaron a la familia que había muerto a la 1 de la mañana por un ataque de asma provocado por enfriamiento. El certificado de defunción fue firmado por el Dr. José Alejandro Mautone y consta el fallecimiento por “insuficiencia cardio pulmonar agudo”

Álvaro Balbi falleció poco más de 24 horas después de su detención a causa de las torturas recibidas.

El operativo fue atribuido a las Fuerzas Conjuntas. Efectivos del Departamento Nº 2 de Inteligencia y Enlace. El allanamiento y detención estuvo dirigido por el Sub Comisario Eduardo Telechea y el Agente de 2º Adolfo Alem Castro, alias “La Momia”. En el lugar dejaron montada una ratonera.

Testimonio de su esposa:

“… Todos los detenidos fueron conducidos al local de la DNII en la calle Maldonado 1121. Más tarde fueron retirados de allí, todos juntos y encapuchados, y llevados en un vehículo a otro lugar. Al primero que torturaron fue a Balbi, los compañeros sintieron los gritos y golpes y después, silencio total. Momentos después los trasladan a todos nuevamente al Departamento 2 por separado para que no se dieran cuenta de que faltaba Álvaro…”

“…El informe de la autopsia que recibió el Juez Militar de Instrucción (…) probaba precisamente la muerte por asfixia con aspiración de agua (…) Las muestras de violencia son obvias en el examen externo: “Enseña cianosis en cabeza y cuello, erosiones en ambos codos y muñecas, erosiones y equimosis en tórax y abdomen, erosiones en ambas espinas ilíacas y rodillas” (…) Lo mismo resulta del examen interno: “Pequeños y múltiples hematomas subcutáneos en pared abdominal” es una clásica de todas las víctimas del “submarino”, causada en el vientre por los bordes del tacho. La muerte por asfixia está indicada por tres datos inequívocos de la autopsia, más irrefutable aún por el hecho de manifestarse juntos.

Selmar Balbi, padre de Álvaro, dirige una carta pública al entonces Presidente de la República, Juan María Bordaberry:

“Escribo a usted la carta más difícil de mi vida (…). En el Uruguay, la pena de muerte no existe. Ni la más alta dignidad policial, hasta frente al mayor criminal y al más grave delito, puede condenar a muerte al peor de los reos. Nadie tuvo, entonces, derecho a matarme a mi hijo. Solo la impunidad más absoluta pudo amparar el crimen. Así fuera como a veces se sugiere, porque se le fue la mano…”

Luego de difíciles gestiones su familia logró que se le practicara una autopsia que reveló: “hundimiento de tórax, órganos genitales calcinados, rotura de hígado, fractura de pierna izquierda y fractura de cráneo”.

Fuente Contenido e Imagen: Partido Comunista. www.pcu.org.uy