Compartimos el punto de vista de Pablo Inthamoussu respecto a las candidaturas del Frente Amplio de cara a las elecciones municipales del 2015 en Montevideo.

“De un tiempo a esta parte se viene dando como un hecho que el FA concurrirá a las elecciones departamentales de Mayo 2015, en Montevideo, con candidaturas múltiples.

Todo arranca en la última elección, en el error de haber “cocinado” esa candidatura (hasta ahora única) en las cúpulas, con todo el lastre negativo que esa decisión apresurada y errónea terminó generando, incluso, para la propia compañera que tuvo que colocarse al frente de tamaña responsabilidad, desde el arranque, con el estigma de no haber sido elegida por las bases sino por el designio de los “jefes” políticos, lo que provocó aquel llamativo alto porcentaje de frentistas que votaron (protestaron) en blanco en Mayo ‘2010.

¡Claro que hay que modificar ese método de elección! Mejor dicho: desterrarlo para siempre. ¡Y vaya si lo hicimos en la elección que colocó a Mónica como Presidenta de la fuerza política con una inyección enorme de frescura y de aire que entró por las ventanas de toda la estructura y la militancia frenteamplista!

Pero “una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa”.

Hay que sopesar, a la misma altura de las circunstancias, los pros y los contras de una decisión que se puede considerar como meramente táctica, pero que por el peso propio de la historia y de lo que significa Montevideo como bastión frenteamplista, puede transformarse en estratégica.

No deberíamos dejar fuera del análisis que sería la primera vez, desde 1971, que se concurriría en este nuevo (viejazo) “formato”.

No podemos ahora – no deberíamos querer – enmendar la plana yéndonos al otro extremo.

Porque resulta que, ahora, somos tan radicalmente demócratas para la elección del Intendente de Montevideo, que vamos a terminar jugando con las reglas de los viejos partidos tradicionales; con la vieja y tramposa “Ley de Lemas” que nos aburrimos de criticar y que tan poco tiene de democrática, en tanto permite votar a un colorado para que sea electo como intendente un blanco (¿!).

Esto que parece ser un hecho – la concurrencia a las urnas en mayo 2015 con varios candidatos – trae implícitos varios elementos negativos que jugarán en contra y que no se han incluido en los breves y maniqueos análisis que se han expuesto a la hora del intercambio de argumentos para esa decisión que formalmente no está tomada, pero que se está dando como un hecho.

“Los desacuerdos entre candidatos de un mismo partido, cuando aparecen con nitidez, pueden desestimular, a los electores más periféricos de ése partido” (*).

Si bien éste es un concepto manejado para las elecciones nacionales (con internas previas obligatorias), aplica con mayor rigor para unas elecciones departamentales con candidata/os que concurran simultáneamente a una competencia electoral, en la que necesitaremos de todos los votos posibles; de los del núcleo duro y consecuente, pero también de esos más “periféricos”.

Los posicionamientos de algunos propios sectores frenteamplistas hacia el actual gobierno departamental han sido fuertemente críticos durante casi todo el período. Es dable esperar un recrudecimiento de esas críticas a la actual gestión y un natural perfilamiento de estos candidatos cuando arranque la campaña.

Por más “oficialistas” que pretendan aparecer, su discurso y su propuesta política los llevará a pararse desde perfiles distintos a la actual administración, y a jugar una carrera sobre cómo despegarse de los aspectos más débiles de la gestión más que a esforzarse en rebatir los ataques de la oposición, pues para eso siempre estará el otro candidato “más oficialista”, claro.

Sobran ejemplos de internas cruentas entre candidatos del mismo partido, cuyo efecto fue exactamente el contrario al buscado. La baja aprobación de la gestión en las encuestas, las críticas lanzadas desde diversos operadores sectoriales frenteamplistas hacia la actual administración y las lanzadas desde la propia titular a orientaciones anteriores a ella, hacen vislumbrar una interna más destructiva que la constructiva y unitaria que necesitamos.

Existen algunos ejemplos actuales en otros departamentos de signo frenteamplista que, aunque todavía no estamos oficialmente en campaña, hacen vislumbrar ese peligro inminente de caer en el error de generar una interna feroz, inconveniente, fratricida, poco inteligente y funcional a los intereses adversos:

El “todos contra el FA” que será “talón de Aquiles” de blancos y colorados, pues se tuvieron que juntar (tragar todos los sapos que había para tragar) para poder intentar la quimera, quedaría desdibujado si desde el FA hacemos lo mismo, si cometemos el mismo error de aparecer con candidatos diferentes en simultáneo con la propia elección al viejo estilo “cooperativa de votos”.

Por el contrario, en Montevideo (no tengo la temperatura de lo que ocurre en el interior, pero me consta que experiencias con múltiples candidatos fueron desacumuladoras) el Frente debería aparecer como un solo puño. Con una candidatura bien potente, bien unitaria, bien respaldada, bien dispuesta a defender en todas las tribunas posibles a todos y cada uno de los gobiernos frenteamplistas anteriores. Como ocurrirá con la candidatura a la Presidencia, habiendo dejado atrás la “interna”, sin convivir con ambos frentes, el interno y el externo a la vez.

No puedo imaginar una campaña bien polarizada (la que nos conviene: izquierda versus derecha), de bipartidismo neto, con este mecanismo de múltiples candidaturas. No puedo dejar de avizorar una campaña entreverada, confusa, con perfilismos peligrosos, personalismos indebidos y sobre todo, distractores, desconcertantes y atomizadores, que fomentarán la dispersión y el desencanto de esos periféricos o no tan politizados cuyos votos valen igual que los otros.

Será una campaña para “concentrar toda la fuerza en un punto” (la defensa de lo hecho y del programa único), con la mejor candidata o el mejor candidato capaz de timonear con firmeza el barco. Sin distracciones, sin disputas internas, sin cobranzas de facturas que desvíen el verdadero centro de la disputa.

Será muy positivo, pues, que el Frente Amplio convoque a una elección interna de la candidata o el candidato en un tiempo anterior, no simultáneo con la propia elección, que habrá que definir de acuerdo a nuestra conveniencia y no a los calendarios electorales que han fijado otros en una reforma electoral de 1996 que nació para impedir el triunfo frenteamplista en 1999.

¿No estaría muy bueno que eligiéramos a esa persona entre todos los frenteamplistas, a padrón abierto, en nuestros Comité de Base (como elegimos a Mónica), en una campaña interna sana, plural y fraterna; y una vez elegida/o nos encolumnáramos todos tras el próximo Intendente con nuestro único programa?

Ah, yo creo que sí.

Y es una propuesta, que se lanza desde el llano más llano de los llanos, sin ningún tipo de connotación o ubicación sectorial más que la absoluta convicción personal.

Y como dice el querido compañero Eduardo Platero, «por el gusto de opinar».

(*) Luis Eduardo González, Búsqueda, 17/10, pág. 10

Pablo Inthamoussu