MaternidadEn el día lunes 26 de octubre se realizó el evento denominado «Despenalicemos la maternidad», con motivo de cumplirse 3 años de la aprobación en el Parlamento de la ley de aborto y con la intención de iniciar un diálogo nacional sobre los resultados y principios de esta normativa, haciendo especial hincapié en la promoción de un sistema integral de protección social de la maternidad que ampare a las madres para que puedan continuar con su embarazo.

A las 19:15 horas llevamos a cabo un homenaje a los bebés y a las mamás en el Monumento a la Madre ubicado en la Plaza Primero de Mayo. Dejamos un arreglo floral a los pies de dicho monumento en homenaje a las segundas y lanzamos al cielo globos con helio en homenaje a los primeros.

A las 19:40 horas dimos comienzo a un acto en la Antesala de la Cámara de Representantes, que se abrió con emotivos testimonios de dos madres, Alexandra y Mónica, que nos contaron sus historias y los caminos que tuvieron que atravesar para poder dar a luz y salir adelante, con el acompañamiento de ONGs y la ausencia de la asistencia estatal.

Luego, dimos la palabra a cinco representantes políticos:

-Luis Eduardo Pintado Sabini. Diputado suplente por el departamento de Canelones, Partido Colorado.

-Grisel Pereyra. Diputada suplente por el departamento de Montevideo, Partido Nacional.

-Carlos Iafigliola. Diputado suplente por el departamento de Montevideo, Partido Nacional.

-María del Carmen Marichal. Concejal electa por el Municipio G de Montevideo, Partido Colorado.

-Álvaro Dastugue. Diputado electo por el departamento de Montevideo, Partido Nacional.

También, acompañaron a la distancia: Diputado Gerardo Amarilla (PN) -próximo Presidente de la Cámara de Representantes-, quien nos hizo llegar su saludo y apoyo a través de un video que emitimos; y Diputada Valentina Rapela (PC) y Senador Pedro Bordaberry (PC), quienes nos manifestaron su apoyo a través de cartas que leímos.

Y brindaron su apoyo, presentes entre el público: Senadora Verónica Alonso, Senador Javier García, Diputado Rodrigo Goñi, Diputada (s) Lourdes Rapalín, Diputado (s) Ignacio Estrada, entre otros.

Para terminar, dimos la palabra a María Teresa Rodríguez, quien habló en representación de las organizaciones sociales que trabajan con la madre en situación de vulnerabilidad. A continuación, compartimos fragmentos de su oratoria:

«Antes teníamos una mujer embarazada que era dejada sola: sola por su familia, sola por su pareja o por el padre de la creatura. La sociedad no solo mirando para el costado, sino directamente juzgando. ¿Y qué ofrecía la sociedad, qué ofrecía el Estado? Nada, solo algunas ONGs que desde hace años brindan una labor solidaria excelente de contención, de apoyo, de amparo, a chicas embarazadas en condición de gran vulnerabilidad. ¿Y qué cambió desde 2012? La madre embarazada en condición de vulnerabilidad sigue más sola que nunca, estigmatizada, presionada por la familia, presionada por el ambiente, presionada por sus miedos y sus penas, y por una sociedad deshumanizada que no se interesa, salvo las mismas ONGs. ¿Y qué ofrece el país, ahora? Aborto, aborto y más aborto. Y las causas que llevan a las madres a esa práctica no son atacadas, que no tienen nada que ver con su hijo –que tiene Derecho a Vivir-, sino con el contexto social que les dificulta proseguir con su embarazo sin que las echen de la casa, sin que las echen del trabajo, sin poder seguir estudiando, sin saber qué le van a dar de comer a su hijo. Y encima, con malos sistemas de adopción, comprobable en los datos difundidos por medios de prensa recientemente.

Por eso, lo que urge en el Uruguay es “despenalizar la maternidad”. Que ser madre no sea un “delito” sentenciado a pagar con tantas penas sociales, soledad, presión, estigmatización, angustia, costos injustos como renunciar al trabajo o al estudio. Por los motivos antedichos, no queremos que el aborto sea legal, pero tampoco queremos que ninguna mujer se vea tentada a abortar porque el país no tiene nada más que ofrecerle. Deseamos un Uruguay más humano y solidario, garantista de plenos derechos, con una ley de verdadera ayuda social a la maternidad, que también sustituya a la ley de aborto aprobada hace tres años.»

«Lo que necesita esa mujer en ese momento es apoyo, contención, palabras de esperanza, programas educativos y laborales, beneficios económicos que le permitan continuar con su embarazo, no sugerencias de cómo terminar con la vida de su hijo, una decisión que le traerá solamente consecuencias negativas. La solución es acompañar, nunca descartar. Lamentablemente, esto último es lo único que se proporciona desde los centros de salud. No se brindan alternativas porque  en nuestro país no existe desde el Estado un solo plan de apoyo real a la maternidad.»

«En Madrinas por la Vida y en otras ONGs, en todo este tiempo le hemos brindado a la mujer que se encuentra en tal situación, lo que ella está buscando: apoyo. Y les aseguro que se va reconfortada. Tal vez esta afirmación suene un poco vanidosa pero se encuentra sostenida por 17 años de estrecha relación con madres de todas las edades que acuden a nosotros buscando ayuda. Y por el 100% de nacimientos que tenemos entre ellas. Ninguna mujer que se acercó a Madrinas decidió abortar, lo que nos demuestra claramente que lo que busca la mujer no es precisamente acabar con su embarazo sino una mano amiga que la acompañe. Porque es falso que una mujer que piensa en abortar, lo va a hacer de cualquier modo. Nuestra experiencia nos indica lo contrario: con acompañamiento, salen adelante.

Lo que debe atacar el Uruguay no es la Vida ni la maternidad, sino las causas que llevan a muchas mujeres a pensar en el aborto, que en sí mismo es una práctica que atenta contra la salud síquica y física de la mujer. El aborto no es una solución acorde a la dignidad de las mujeres. Antes bien, es una violencia que se ejerce sobre ellas y sobre los niños y niñas por nacer. Y esto es algo que lo corroboramos a diario y nos llena de tristeza: las secuelas post aborto».

«Entre otras cosas, el fallo del TCA, amparado en la ley de aborto, ratificó la obligación a todos los médicos a presentarle alternativas a la mujer que consulta para abortar y anuló los artículos del decreto reglamentario que lo impedía. Y esto trae una consecuencia muy importante: los profesionales médicos que no brinden información completa a la gestante sobre los riesgos inherentes al aborto, alternativas, programas de ayuda social y adopción, podrían estar incurriendo en un delito.

Y como no queremos esquivar el asunto de los médicos objetores y el fallo del TCA, deseamos manifestar nuestra opinión al respecto. Como espectadores de ese proceso, nos parece un fallo muy importante y garantista para la libertad de conciencia, que está garantizada constitucionalmente. Además, que la propia ley establezca la objeción de conciencia en toda su dimensión y que el TCA la reconozca, deja en evidencia que la propia práctica del aborto no está libre de problemas éticos importantes.

En este sentido, nos preocupa muchísimo la embestida y persecución que organizaciones y autoridades afines a esta ley han emprendido contra estos médicos, que tienen objeciones individuales de carácter ético, filosófico, religioso para participar en cualquiera de las etapas del procedimiento abortivo. La persecución al que piensa diferente, el hostigamiento, la difamación, la calumnia, son acciones que nos remiten a etapas oscuras de la Humanidad y que deberían estar erradicadas de una sociedad democrática. Incluso, se proponen listas de médicos objetores, con el único fin de discriminar y hasta desconociendo a la propia ley que establece en su artículo 5to literal d, que las listas deben ser de los que conforman los equipos multidisciplinarios, es decir, los médicos no objetores. Incluso más: se pretende violar la ley de datos personales que establece con claridad que no se pueden armar ni difundir bases de datos de carácter sensible, que evidencien posiciones filosóficas, religiosas o éticas que pudieran dar lugar a discriminación.»

«Un país que protege a sus madres y a los hijos que habitan en su seno, es un país que esquiva el egoísmo que el mundo le propone, que reconoce un valor inherente en cada individuo -único e irrepetible-, que se proyecta al futuro, que brinda esperanzas, que muestra vitalidad y viabilidad».