Una delegación de Stop Abuso Uruguay asistió el pasado martes 23 a la Comisión Especial de Diputados que analiza el proyecto de Ley de Urgente Consideración, preguntándose “¿qué hacemos con esos niños que viven con una mujer maltratadora?”, y bregando por los derechos de los niños ante una compleja situación social: se producen en el orden de 11 divorcios por días, lo que superan los 4000 al año.

Participaron por Stop Abuso Uruguay, la licenciada Nita Próspero y el contador Andrés Pereira, a quienes cedemos el uso de la palabra.

Nita Próspero. En nombre de todos los niños de este país, agradecemos enormemente la oportunidad de poner su voz en este espacio de discusión sobre temas tan importantes, como dirían ellos. Este proyecto, en su preámbulo, dice que intenta poner en práctica rápidamente las medidas necesarias que estima conveniente implementar al inicio de la nueva gestión. También dice que se pretende ser parte de un gobierno en contacto cotidiano con los ciudadanos y, por ello, se darán a conocer las medidas y los procesos que el gobierno piensa llevar a adelante. En ese sentido se ha decidido hacer público el borrador que contiene el proyecto de ley, más allá de las modificaciones que la coalición, los partidos políticos o las organizaciones sociales puedan hacer. Nos sentimos enormemente comprometidos con ese aspecto porque creemos que una organización que defiende los derechos de los niños tendría que estar por sobre todas las cosas y ser una de las cuestiones más urgentes a tomar en cuenta. Stop Abuso Uruguay trabaja desde hace muchos años, y varios de ustedes ya nos conocen porque hemos recorrido durante muchos años todas las bancadas pidiendo una solución a este problema. Sabemos cuál es el problema. Ahora, ¿cuál es la solución? La desconocemos. Cuando venimos, pedimos una solución para afrontar las dificultades que tienen miles de niños maltratados de todas las formas posibles: abusos, impedimentos, explotación. Cuando digo explotación no hablo de los niños del Perú a quienes les obligan a hacer ladrillos de sol a sol, sino de niños explotados porque se les pone un precio. En los juzgados a estos niños se les pone un precio para llevar una vida más o menos normal. 20 Cuando los padres se separan empieza un circuito enorme muy perverso y dañino para los niños que radica, precisamente, en si podrán seguir viendo a sus familiares: sus abuelos, tíos, primos y a todas las amistades que lo hacían componerse en una personalidad mucho más confiable, sana y sin lesiones. Digo sin lesiones porque se trata de niños desde cuatro a catorce años, etapa de la vida en la que se conforma el carácter y el temperamento. Como saben, en neurociencia se dice que es la impronta de las áreas prefrontales, cuando los niños maduran y pueden empezar a planificar, a consensuar conductas y a modelar cosas. Luego, cuando son adultos -sin llegar a ser sociópatas- pueden configurar vínculos sanos. Antes de continuar, me gustaría que vieran un video que hemos traído que nos identifica mucho con nuestra tarea.

Se trata de un video de un minuto de duración, hecho en España, donde podrán ver al exdirector técnico español, del Bosque, a psicólogas, juezas, artistas, etcétera. (Se proyecta video).

En estos siete u ocho años en los que buscamos una solución a esta problemática -en la que desafortunadamente miles de niños se encuentran un día y otro también con una familia fragmentada por una separación o por un divorcio-, puedo decir que aún no la hemos encontrado y que no tenemos idea de cuál sería.

No sé si saben que hay once divorcios por día, lo que representa al final del año cuatro mil separaciones.

Si tenemos en cuenta que de esas uniones hay dos o tres hijos, imaginen la cantidad de niños por año que están experimentando esta situación. Avalamos lo que decimos con miles de estudios hechos en otros países en los que han dedicado recursos para conocer las situaciones más tremendas que se dan cuando un niño crece sin padre, y sin esa tribu que está compuesta también por tíos y abuelos. Muchos de estos estudios indican que el predictor más certero de criminalidad es crecer sin un padre. También está el abandono de estudios, los embarazos adolescentes y muchísimas cuestiones más que podemos prevenir para que estas situaciones no se perpetúen. Seguimos denunciando los casos más inhumanos; hacemos marchas, movilizaciones, demandas y de a poco algunas situaciones son confirmadas como verdaderos atropellos. Así se logra visibilizar y corregir algunas.

Las situaciones en las que hay un progenitor que abandona, que maltrata o que no cumple con lo más básico, que es la pensión alimenticia, por suerte, se están solucionando. Hoy tenemos un registro de deudores de pensión alimenticia y lo aplaudimos. Todo lo que se haga en ese sentido será bienvenido porque se trata de un derecho de los niños y niñas de este país.

STOP Abuso UruguayEstán puestas las alertas, las medidas de alejamiento, las restricciones frente a cualquier caso de violencia que denunciemos; seguiremos velando para que así sea. Pero, ¿qué hacemos con esos niños que viven con una mujer maltratadora?

En esta sociedad, como en cualquier país del mundo, aún nos cuesta aceptar que las malas personas podemos ser cualquiera de los que estamos aquí: hombres o mujeres. Hay madres maltratadoras.

En estos dos meses hemos visto más de veinte niños abusados sexualmente por padrastros y en muchos casos la madre era cómplice o miraba a un costado. ¿Por qué ahí no había corresponsabilidad? ¿Por qué no había un padre? ¿Por qué no había abuelos? ¿Por qué no había tíos? ¿Por qué no había más gente que abrazara, que cuidara, que escuchara? ¿Por qué no había tenencia compartida? Rechazamos que se diga que son una minoría porque, si no, ¿quién va a amparar a estos niños? Por esas minorías salimos a diario a buscar una solución, un alivio a su discriminación, para visibilizar el dolor que causa ser excluido. ¿Qué les vamos a decir a estos niños cuando sean grandes? ¿Que no los ayudamos porque eran una minoría? Las mujeres y hombres de este país hemos salido a marchar por la violencia hacia la mujer y se han conseguido soluciones, a pesar de que somos una minoría. Por suerte, en este país las mujeres maltratadas somos una minoría. Los hombres han aceptado que algunos son violentos. A las mujeres nos ha costado entender que somos parte del problema y a veces somos nosotras las que excluimos al resto de la familia de esos niños. ¿Qué podemos decir de los cuantiosos daños provocados a esos niños que no pueden marchar, que no pueden denunciarnos, que no votan y que muchas veces conviven con los verdaderos abusadores y manipuladores? Seguimos politizando los derechos humanos y convirtiendo a la infancia en chivo expiatorio con crueles historias recurrentes de sufrimiento, de aislamiento, de privaciones. Seguimos mirando a un costado, unas veces por capricho y otras por no coincidir políticamente con el que denuncia el maltrato, la violación o el abuso. Todo esto nos ha hecho repensar el trabajo arduo y honorario que hacemos, que para nosotros es la real defensa de los más silenciosos y desprotegidos. Queremos dejar claro que no vamos a dar un paso atrás con respecto al compromiso con los derechos humanos de los más débiles, que son los niños. Al contrario, afirmamos esto porque nuestro compromiso no nos permite seguir jugando a las escondidas con la forma más cruel e inmoral de hacer daño. Las madres, padres, abuelos, tíos podemos ser cómplices o simples espectadores, y destruir el futuro de lo que decimos que es lo que más amamos. Si un padre lucha un día, y otro más; un año y otro más, para estar con sus hijos, para acompañarlos, para cuidarlos, para protegerlos, para darles oportunidades, perdónenme, pero no me van a decir que es un mal padre, píntenlo como lo pinten. Necesitamos de la corresponsabilidad. Voy a decir dos frases que siempre me acompañan. Hoy en día tener hijos no es una obligación para una mujer, pero si los hemos traído al mundo, sí lo es. Podremos cambiar mil veces de pareja, pero ellos no van a poder cambiar de padre. El padre que les dimos se los tenemos que respetar de por vida.

Andrés Pereira. Estamos convencidos de que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad. Reconocemos que el niño debe crecer en el seno de la familia, en un ámbito de felicidad, amor y comprensión para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad. 22 En nuestro país es importante y necesario fomentar y promover la corresponsabilidad y la coparentalidad, y proteger el desarrollo de ambos conceptos de la manera más natural y armoniosa posible con un conjunto de medidas adecuadas. No podemos olvidarnos de nosotros mismos como Estado, dejando de lado el futuro de nuevas generaciones, no agiornando derechos, siendo -históricamente- nuestra nación de avanzada. Existe una forma muy actual de maltrato infantil, poco visibilizada: el impedimento de contacto u obstrucción al vínculo por parte de un progenitor o un tercero contra el otro progenitor y su familia extendida. Lo que está sucediendo y que vemos de manera habitual es que hay huecos en nuestras vidas y en la de nuestros hijos y nietos, heridas grandes de corazón en niños y adolescentes, páginas vacías en el diario vivir por situaciones generadas por obstrucciones injustas de vínculos familiares. Todas son heridas muy profundas que están afectando las generaciones actuales -que son el futuro-, que no serán del todo sanas, y también a los adultos. Vemos de manera habitual realidades de un mundo en el que se hace cotidiano en las separaciones de los papás el sentido de posesión sobre los hijos, el egoísmo y las denuncias falsas para alejar al otro progenitor o parte de la familia de ese niño o adolescente, sin sanciones de ningún tipo. Muchas veces se trata de denuncias promovidas por abogados o demás profesionales que intervienen en los procesos. También vemos largos e ineficientes procesos judiciales, en los que para obtener un simple régimen de visitas suele demorarse un año, con mucha suerte, si no hay alguna apelación de por medio; y los más afectados son niños o adolescentes. Son circunstancias que se podrían evitar de antemano, fomentando y desarrollando la coparentalidad. En esta época de pandemia estas circunstancias han recrudecido. Se generan conflictos de lealtades muy graves y muy difíciles de manejar, especialmente en edades tempranas de los niños, con grandes consecuencias en la salud física y emocional: bajo rendimiento escolar, anorexia, gastritis, ansiedad, ataques de pánico. Otras secuelas peores son: drogadicción, prostitución adolescente y hasta el suicidio. Las obstrucciones son acompañadas de acciones directas con el fin de evitar el contacto hijo-padre como, por ejemplo, incumplir los regímenes de visitas, no enviar al niño a la escuela si se sabe que el otro padre concurrirá, o retirarlo antes de hora.

El efecto dañino que frases y acciones provocan en la mente de un niño es devastador y estamos convencidos de que, sin una intervención promovida y decidida desde donde se dictan las leyes, y firme desde el sistema judicial, el daño psicoemocional es irreversible para las generaciones actuales y futuras.

Para luchar contra estos fenómenos se requiere de un paquete de medidas, y nosotros sugerimos las siguientes: fomentar la corresponsabilidad y coparentalidad con leyes aggiornadas a los tiempos actuales, ya que la custodia compartida es una realidad en el mundo actual; elaborar un registro de obstructores de vínculos familiares, en el que todo aquel que obstruya o impida el vínculo de manera injusta entre un menor y alguno de sus padres o familiares directos esté inhabilitado a ejercer un cargo público y a realizar algún tipo de actividad; sancionar severamente las denuncias falsas que tengan el ánimo de obstruir los vínculos de los hijos con el otro progenitor y familia. En los juzgados es rara la vez que se aplican astreintes o que se quita la tenencia al progenitor que impide los vínculos. También recomendamos hacer corresponsables a los abogados, psicólogos y demás peritos que se demuestre que de manera habitual en el ejercicio de su profesión promuevan este tipo de actos -tenemos casos que han sido mediáticos-; acelerar los procesos judiciales de familia; acortar los tiempos, auditarlos y ser eficientes en la aplicación de recursos, de manera de evitar que el sistema siga enlentecido; desarrollar el uso de la Cámara Gesell cuando sea necesario, por peritos entrenados, no por inexpertos, como sucede en la práctica; esta recomendación está hecha por expertos uruguayos que son eminencia en América Latina. En los procesos de familia es habitual la realización de pericias de diez a quince minutos con conclusiones poco profesionales e injustas, totalmente flechadas, y muchas veces sin ver siquiera la parte periciada, basándose solo en la declaración de una de las partes. Es una necesidad mejorar estos aspectos. También recomendamos que los defensores de los menores no sean siempre los mismos que trabajan con los mismos jueces, sino que se alternen para que exista independencia en su accionar. La mayor parte de las veces se dictan restricciones de meses bastando la denuncia de una de las partes, sin audiencia inmediata, perdiéndose el principio básico de inocencia. Finalmente, quiero expresar una frase que llevo en mi corazón: no te olvides de mí, no te olvides de ti. Con ella quiero pedir que no nos olvidemos de los derechos de nuestros hijos, pues sería olvidarnos de nuestra esencia como nación, de la familia como base de la sociedad. ¡No más hijos rehenes!