Hacia allí va el mundo y hay que estar atento al cambio, y sobre todo, la transformación.

Desde su llegada a Uruguay en 2014, la organización Sistema B ha ido consolidándose como un actor clave para el país en la transición hacia un desarrollo sostenible. 

Este trabajo parte de una visión del mundo que propone un cambio del paradigma económico.

La forma en la que producimos, comercializamos, consumimos y nos relacionamos a través de la economía tradicional impacta de muchas formas en nuestras sociedades y en el planeta, por eso desde Sistema B la propuesta es buscar nuevos caminos donde esa incidencia sea de un triple impacto positivo: en las personas, en las comunidades y en el medioambiente.

Desde la presidencia de Sistema B, Natalia Hughes y Mercedes Viola aseguran que “estamos entrando a la era de la sustentabilidad a través de la economía, donde el éxito se mide por el bienestar de las personas, la sociedad y la naturaleza.

Promovemos una visión donde las empresas buscan el triple impacto, no solamente el impacto económico, sino también (y por estatuto) el impacto social y medioambiental positivo.

Porque, ¿qué sentido tiene una economía que crece financieramente generando más inequidad, acabando con el agua y otros recursos de la tierra a la vez que profundiza el individualismo y la exclusión de miles de personas?. De ahora en más lo único posible es evolucionar de un sistema extractivo a uno regenerativo, de la acumulación a la distribución, de la competencia a la colaboración y de la exclusión a la inclusión. El principal objetivo de Sistema B es crear y transformar empresas para que sean generadoras de valor integral en la búsqueda de un bienestar compartido y en un planeta sano. En síntesis, una nueva genética empresarial”.

Esta visión y este accionar así como la necesidad de un cambio cultural son compartidos por empresas del sector privado, organizaciones internacionales, gobierno, academia, inversionistas y emprendedores que en muchos casos llegan con el propósito de crear soluciones.

Sistema B Uruguay no está solo en este camino, forma parte de una red que está presente en 10 países de Latinoamérica y que se extiende por más de 70 países de otros continentes, con lo cual también abre la posibilidad para generar nuevos negocios y captar inversiones de impacto a nivel global.

Para lograr este cambio de paradigma, Sistema B cuenta con conocimientos disruptivos e innovadores  que le han permitido desarrollar herramientas y metodologías que pone a disposición tanto de las empresas, como de los académicos y de quienes tienen a su cargo las políticas públicas.

El trabajo en red con otros Sistemas B de la región y el mundo hacen que el proceso hacia el triple impacto sea impulsado por experiencias positivas y casos de éxito, algunos de los cuales han sido inspiradores para crear soluciones locales. En este sentido, la organización tiene el foco puesto en la formación y el acompañamiento de empresas con propósito que entendieron la importancia de utilizar la fuerza del mercado para solucionar desafíos sociales y ambientales, puesto que ya no se trata de ser las mejores empresas DEL mundo sino las mejores empresas  PARA el mundo.

Como director ejecutivo de Sistema B, y habiendo sido empresario por más de 25 años, Bebo Gold nos cuenta que “las empresas que se proponen transformar sus modelos de negocios para escalar hacia el triple impacto se encuentran con un primer obstáculo que es el de visualizar por dónde empezar”. Según relata de sus experiencias junto a distintas empresas “pasar de un viejo a un nuevo paradigma implica una transición grande en la forma de pensar y de planificar. Es aquí donde el empresario debe entender cómo gestionar su negocio en el marco de una nueva economía y qué cosas debe cambiar para moverse de un modelo tradicional a esta nueva forma de ser empresa. Los pasos que se deben dar en este sentido son: primero entender qué son las nuevas economías, cuál es la propuesta de este nuevo paradigma; segundo, ¿qué le mueve a cada persona como empresario y como ser humano?. -esta suele ser la motivación más importante para comenzar el cambio- y el tercer paso a resolver es ¿cómo hacerlo?, de qué forma empezar a transitar ese camino”.

En este sentido, Gold destaca que “Sistema B asume justamente el rol de acompañar y guiar a las empresas en este camino, brindando herramientas ya sea a través de talleres, programas, cursos y consultorías para poder integrar en las empresas esta nueva forma de pensar, esta nueva visión de la economía, que no es otra cosa que cambiar la forma de hacer negocios dejando atrás un paradigma que ya tiene 200 años y necesita evolucionar. Una vez que las empresas logran hacer estos cambios se sienten mucho más seguras y comienzan a visualizar una gran cantidad de oportunidades: desde mejores condiciones de financiamiento o inversión, mejor relacionamiento con el consumidor, con sus trabajadores, con toda su cadena de valor y con la comunidad, debido a que son empresas más sustentables y más confiables”.

La comunidad B a nivel mundial -y también local- cuenta con el aporte de referentes y líderes del sector privado, de universidades y centros de investigación, de gobiernos, organizaciones, profesionales y personas que vuelcan sus ideas, su experiencia y sus recursos para mejorar el mundo en que vivimos.

Sistema BLas Empresas B

Dentro de la comunidad B, están las empresas que miden, gestionan y se comprometen a ser verificadas por un tercero que valida su modelo de negocio con un sello que no es de perfección, sino de identificación de un camino hacia la mejora continua, ese sello es la Certificación como Empresa B. En Uruguay solo 12 empresas han logrado ese reconocimiento hasta el momento, otras tantas están transitando ese camino, y en América Latina son más de 670 que se unen a las más de 3600 Empresas B o B Corp del mundo.

Entre las últimas empresas B certificadas en nuestro país, se encuentra Umuntu, que nació para resolver una problemática específica como lo es la inclusión de la discapacidad. María Mónica del Campo, una de sus directoras, hace notar que “nos sentimos identificados con la cultura B, es mucho más que simple teoría: creemos que es la mejor manera de concretar la práctica, gestionando y construyendo. Queremos que las horas dedicadas a nuestro negocio se puedan traducir en horas dedicadas a protagonizar el cambio de rumbo que la economía necesita. En Umuntu trabajamos asesorando a empresas en la inclusión de la discapacidad y en nuestro balance social no hay números rojos: ayudamos a que las empresas sean más B, y de este modo, a reducir la brecha de desigualdades para que la accesibilidad nos conduzca a la equidad”.

Consejo Empresarial B

El Consejo Empresarial de Sistema B Uruguay se conformó a finales de 2019 y es un grupo integrado por los principales empresarios, empresarias y referentes del país alineados al propósito del Movimiento B.

Tiene como objetivo instalar las conversaciones y liderar la transición hacia las nuevas economías junto a todas las Comunidades de práctica de Sistema B: Academia, Gobierno, Empresas B, Mercado e Inversionistas.

Christopher Jones, CEO de Ta-Ta Uruguay y presidente del Consejo Empresarial B comenta que “desde el punto de vista de nuestra organización, este camino nos resulta de sumo interés, dado el alto nivel de compatibilidad entre ser una empresa B y el cómo hacemos lo que hacemos. Es nuestra intención lograr ser el mejor lugar para comprar, trabajar, invertir e impactar positivamente a las comunidades donde operamos. Como consecuencia de esto deberíamos conseguir la sonrisa de clientes, colaboradores, fundadores y miembros de las comunidades. Es nuestra visión construir una empresa sustentable que puede ser parte de, y ayudar a que seamos una sociedad sustentable”.

Evaluando lo que fue el 2020 para el Consejo Empresarial B, Jones cree que “lo más importante giró en la visibilidad, la promoción, la educación y la comunicación al respecto del programa de Empresas B, de qué se trata, cómo funciona y los beneficios que implica”. Para 2021 la apuesta es a “seguir creciendo en miembros, promover y educar lo necesario para que más empresas elijan este camino y lograr la mayor cantidad de certificaciones posibles”.

Las empresas integrantes del Consejo Empresarial B asumieron compromisos relacionados a impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, trabajar para hacer viable una nueva economía y en cada caso particular escalar al triple impacto haciendo los cambios necesarios en sus respectivos modelos de negocio.

Durante todo el 2020 este grupo formó parte de un programa diseñado por Sistema B, las Empresas B y 3 vectores. Este programa incluyó webinars y talleres donde se han tratado temas como los modelos de negocios de impacto, la herramienta de evaluación de impacto B, la inversión de impacto y las diferentes formas de acceder a fondos y recursos, así como el impacto global, donde las empresas muestran que es posible ser globales, sostenibles y regenerativas. Esta actividad generó más de 1900 visualizaciones en el canal oficial de Youtube de la organización Sistema B.

El objetivo principal de este programa es alinear a los principales líderes empresariales con la visión de la organización y darle un impulso al movimiento B de la mano de los tomadores de decisiones más importantes para la economía uruguaya.

Virginia Suárez, Asesora en Alianzas con el Sector Privado y Financiación para el Desarrollo Oficina de Coordinación de las Naciones Unidas e integrante del Consejo Empresarial B lo pone muy claro “Tenemos que buscarles propósitos a nuestras organizaciones, reformular los modelos de negocios y las estrategias para que no solo no tengan impacto negativo, sino conseguir el triple impacto positivo: económico, social y medioambiental. Para eso estamos, para eso fuimos creados. El propósito de este grupo de líderes y referentes es contagiar, es hablar en voz alta y es vivir desde el ejemplo de SER B. Desde el Consejo Empresarial en Uruguay compartimos un compromiso y recorremos un camino juntos con la responsabilidad que tienen que tener las empresas y el mercado para resolver temáticas que van mucho más allá de la rentabilidad”.

En tanto, desde una visión macro, Pedro Tarak, cofundador de Sistema B en Latinoamérica entiende que “el movimiento B es mucho más que activismo, es una identidad que trae consigo la innovación en las prácticas de todos los sectores involucrados desde las grandes empresas, entre ellas las empresas B, los emprendedores, los inversores, la academia y el Estado. Es desde esa identidad que se puede generar valor social y ambiental sin dejar de lado la rentabilidad. La creación de los Consejos Empresariales nacionales y regionales lejos de ser grupos económicos o de poder, son actores relevantes para el cambio cultural que permiten trabajar por una política y una economía regenerativas que puedan resolver los problemas con soluciones reales y a una escala humana”. 

Los desafíos para el 2021

El 2020 ha sido complejo de muchas formas demostrando además la necesidad de dar respuesta a los temas más urgentes para las personas y para el planeta. La pandemia de Covid-19 ha planteado grandes desafíos y aprendizajes, nos ha enseñado sobre la solidaridad, el trabajo en equipo y la importancia de pensarnos como humanidad haciendo relevante la interdependencia. También nos ha dado la oportunidad de realizar grandes compromisos y es, en ese marco, que Sistema B está trabajando para poner en marcha iniciativas que reduzcan la brecha de las desigualdades y permitan concretar objetivos de impacto positivo frente a la crisis climática y la desigualdad social.

Entre los lanzamientos a realizarse en 2021 destacan:

  • Una plataforma colaborativa que reunirá a todos los actores de impacto en general (no solo a los actores de triple impacto) con el objetivo de aumentar la visibilidad de las acciones del ecosistema en cuanto a ideas, actividades, productos y servicios, ser fuente de información y promover las transacciones comerciales. Allí estarán presentes todos los emprendimientos con propósito, ya sean productos, servicios, consultoras, así como también llamados laborales, fondos de incentivo o de inversión, eventos, charlas, espacios e iniciativas que tengan que tengan un impacto positivo. Esta iniciativa de Sistema B tiene como objetivo conectar a los actores y acciones de impacto en Uruguay, en la región y con el mundo.

Quienes se están sumando a la plataforma o quieran participar en ella deben completar el siguiente formulario: https://bit.ly/Plataformainfoimpacto

  • Socios B también se lanzará este año y su objetivo es llegar a todos los actores de triple impacto de Uruguay, muchos de los cuales ya son parte o podrán integrarse a la Comunidad B cualquiera sea el rubro de actividad en el que se desarrollen, recibir capacitación a través de talleres y webinars, acceder a beneficios y descuentos especiales en productos o servicios de las Empresas y de la Comunidad B y acompañarlos para liderar el cambio en sus respectivas zonas de influencia. Desde la organización se visualiza a los Socios B como agentes de cambio y su participación es una forma de consolidar a la Comunidad B como un aporte clave para impulsar el cambio cultural que está proponiendo Sistema B.
  • Nuevas empresas B se han sumado en 2020 y otras se sumarán este año a la lista de empresas con triple impacto en el país. Entre ellas destaca la compañía Salus que anunció su certificación en los primeros días del 2021.
  • La ley B.I.C. (regulación de las Empresas de Beneficio e Interés Colectivo) que ya fue aprobada en Diputados, tiene como objetivo primordial establecer las condiciones que faciliten a dichas empresas crear valor económico a largo plazo, generando al mismo tiempo impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Este proyecto se enmarca dentro de las acciones tendientes a la solución de problemas de sustentabilidad, creación de empleo y crecimiento económico, dando mayores posibilidades a la iniciativa privada y reconociendo el enorme potencial de los emprendedores en el cumplimiento de estos objetivos de interés público.
  • Desarrollo continuo de cursos y talleres, consultorías, novedosas herramientas y formas de acompañar la transición para, además de identificar qué es lo que debemos hacer, cómo podemos hacerlo y de qué manera, poder adaptarlo a los requerimientos y necesidades de cada empresa para que logren hacer realidad sus objetivos.
  • Poner las herramientas y metodologías de Sistema B a disposición del desarrollo de políticas públicas, de investigación y de la creación de iniciativas que aporten una nueva visión y soluciones a corto, mediano y largo plazo.

En este camino se transita a paso firme hacia un desarrollo sostenible donde el ecosistema económico demuestra su capacidad para resolver los principales problemas que se presentan a nivel social y medioambiental junto a la consolidación de la inversión de impacto como medio y herramienta para hacer realidad una nueva economía.